A medida que la sensación de inseguridad ciudadana crece en el país y las mujeres sufren acoso callejero se necesita transporte seguro y Miriam, conocida como Milu Zepeda, es una empresaria nicaragüense que ofrece ese tipo de servicio.
Zepeda, de 31 años, viene de una familia de transportistas, su abuelito era camionero y tenía servicio de transporte a la Costa Caribe. Su papá también se desarrolló en este ámbito laboral.
«Mi papá un día decidió ponerse a taxear y un día una señora le preguntó por los recorridos a los trabajos», cuenta Zepeda, quien nació en Masaya, pero creció en Managua.
Relata que esa clienta aseguraba que se sentía insegura con los taxis de Managua y su papá inició haciendo recorridos y así se dio a conocer.
Zepeda, con ayuda de su papá, empezó ofreciendo sus servicios a una empresa privada en Managua, a clientes del área ejecutiva y de mantenimiento desde el 2010.
«A mí me tocaba transportar a las mujeres porque se sentían más seguras, en ese entonces solo trabajábamos para organizaciones y compañías, no estábamos abiertos al público», cuenta Zepeda a IP Nicaragua.
Inseguridad ciudadana, una realidad
A raíz del 2018, Milu y su papá trabajaban para dos empresas, pero con el tiempo ella se fue dedicando a tiempo completo a este negocio y decidió legalizarse.
«En 2018 pasó toda la situación (de protestas) del país y estas empresas me recortan el contrato, la situación era insostenible y tuve que buscar otras opciones de negocio. Me quedé trabajando con ONG y estas buscan servicios de transporte», cuenta.
Elvira Cuadra, socióloga y experta en temas de seguridad, dijo a IP Nicaragua que las condiciones de seguridad en Nicaragua variaron significativamente durante los últimos años.
Cuadra manifestó que en este momento no hay indicios claros sobre la situación de seguridad en el país, solamente existen dos referencias, una de ellas relacionada con la percepción de la población en relación a la seguridad como un problema para el país.
«Esto ha venido cambiando, las últimas encuestas de opinión nos dice que este tema ha adquirido relevancia y la gente lo ve ya como un problema importante en Nicaragua y el otro indicador que tenemos también tiene que ver con encuestas de opinión, pero en este caso se trata de victimización y es posible apreciar que el tema de los robos y los asaltos se ha incrementado en Nicaragua», explica Cuadra.
Robos a la orden del día
Según datos del Anuario Estadístico de la Policía Nacional en 2021, se reportaron 2,888 robos en todo Nicaragua, siendo Managua el departamento con más índice de reportes de estos casos con 327.
Aunque la cifra disminuyó en 2020 cuando la institución reportó 3,169 robos en todo el territorio, la percepción de inseguridad ciudadano no cambia.
Según la socióloga, que se ha dedicado a investigar temas de seguridad, un 40% de las personas afirman haber sido víctimas de algún tipo te robo o asalto.
«Es un indicador alto porque al compararlo con otros países de América Latina, Nicaragua ocupa el segundo lugar en la ocurrencia de este tipo de delitos o hechos de violencia», dijo Cuadra.
En Nicaragua, nueve de cada diez mujeres visibilizan la violencia verbal de la que son víctimas y siete de cada diez mujeres visibilizan la violencia física, de acuerdo a un estudio que realizó el Observatorio contra el Acoso Callejero en Nicaragua en 2017.
Durante todo el 2021, la Policía recibió 140 mil 713 denuncias de todo tipo de delitos, de las que logró resolver 120 mil 759.
Miembro de la Red de Empresarias de Nicaragua
En 2017, Zepeda ingresó a la Red de Empresarias de Nicaragua, ya tenía su propio negocio, pero cuando inició en este espacio, lo hacía como comunicadora social y no como empresaria.
«Ellas me comenzaron a capacitar, y tuve nuevas ideas de negocio, a qué perfiles podía llevar a la empresa y a crecer en varios contactos con organizaciones», dice Zepeda.
Sin embargo, cuando Nicaragua reportó el primer caso de Covid-19 en el país, en marzo de 2020, muchas empresas cerraron, y nuevamente Zepeda se quedó con pocos contratos.
Su hermana, una motivación
Zepeda cuenta que su hermana pasó por varias experiencias negativas con diferentes aplicaciones que ofrecen el servicio de taxi privado y fue con esas historias que ella se motivó para brindar un servicio realmente seguro.
«Entonces dije, por qué no hacer una línea de mujeres, sabía que existía una, pero no quería ser igual, quería brindar una opción más amigable, atención personalizada, que al viajar conmigo te sintás segura», dice la empresaria.
«Yo no soy simplemente un taxista, voy a ser tu amiga, voy a ser esa maje a la que podés llamar a las 4:00 de la mañana y te va a ir a sacar de un clavo», insiste Zepeda.
Hasta el 2021, la empresaria no estaba en redes sociales porque las empresas a las que ella les trabajaba le pedían mucha privacidad, sin embargo, decidió abrir las cuentas de Milu Zepeda Transporte para Mujeres y la aceptación fue exitosa.
Dos mujeres se suman al proyecto
Junto a Zepeda, dos mujeres, amigas de ella, se sumaron al proyecto y colaboran dando cobertura en Managua. También tiene colaboradoras en otros departamentos como Carazo, Masaya y Ocotal.
«Yo trabajo bajo programación, de eso se trata la exclusividad, la gente nos llama un día antes y yo me muevo por ellas. Mi intención no es tener 300 conductoras porque al final ya no sería personalizado y no saben a quién les mandás», explica Zepeda.
Zepeda detalla que su tarifa no es igual al resto de los servicios de taxis porque su servicio es personalizado y muy seguro.
La tarifa mínima es de 7 dólares y los precios varían dependiendo de la hora y el destino final.
«Yo te brindo seguridad, te mando con alguien segura, te mando el perfil de la persona, con la foto, tipo de vehículo y todos los detalles para que sepás quién te lleva», detalla.
Milu Zepeda Transporte solo para Mujeres es un negocio de confianza, «es como que tu brother te está llegando a traer y la gente me manifiesta que se sienten súper seguras, me preguntan si las puedo llegar a traer a las 2 de la mañana y por supuesto que puedo ir por ellas a esa hora», explica Zepeda.
Más policías, pero función es otra
La socióloga Elvira Cuadra explica que en Nicaragua hay una percepción generalizada de inseguridad ciudadana y de temor que está relacionado con la forma en que cambió la situación del país durante los últimos años, debido a la crisis sociopolítica y la forma en que el gobierno respondió a esa crisis con una política de seguridad represiva en general y el estado policial, dice la experta.
«Hay muchos más policías, pero no están en función de prevenir el delito y de la criminalidad, sino en función de controlar y contener cualquier expresión de protesta o de descontento de la gente», dice Cuadra.
Cuadra agregó que existe otro factor que influye mucho en esa percepción de inseguridad ciudadana y tiene que ver con los indultos otorgados a miles de personas que estaban privadas de libertad cumpliendo condenas por delitos de orden común.
Policía con más presupuesto
«Tal como se ha verificado, tratándose del caso de las mujeres, varias de estas personas han salido directamente a cometer femicidios o actos de violencia en contra de mujeres, eso significa mayor inseguridad ciudadana y temor en general», mencionó la socióloga.
La experta explica que en las estadísticas oficiales, – que no son la mejor referencia en este momento por la calidad de la información que están ofreciendo- pero hay muchos más delitos como asesinatos y homicidios, robos, más violencia sexual particularmente en contra de mujeres y en contra de niñas y adolescentes.
Según datos del Presupuesto General de la República (PGR) este año a la Policía se le asignaron 4,311.4 millones de córdobas (US$120.3 millones), institución que en 2022 tenía 17,116 oficiales, y que este año contará con 17,131 efectivos que no resuelven el problema de inseguridad ciudadana.