Talleres de rosquillas en Somoto reducen producción, personal y enfrentan altos costos de materia prima

Redacción / IP Nicaragua 

El alto costo de los precios de los principales insumos para la elaboración de las famosas rosquillas somoteñas sigue afectando la producción de las mismas, a tal punto que las ventas disminuyeron y las propietarias de los talleres de esta industria han tenido que reducir el personal.

La ausencia total de turistas extranjeros que se convertían en los principales compradores y consumidores de este producto gastronómico es otro factor negativo para las propietarias de los más de 37 talleres de rosquillas en la ciudad de Somoto, municipio de Madriz, ubicado al Norte de Nicaragua.

Además, la pandemia del coronavirus ha sido otro problema en la comercialización de las rosquillas somoteñas ya que se ha dejado de exportar a los Estados Unidos, varios países de Centroamérica y de Europa.

Disminución en ventas

Suedy Lynn González, propietaria del taller de rosquillas Dorita, manifestó que llevan más de tres años registrando disminución de las ventas.

Los talleres de rosquillas en Somoto están sintiendo el alza en los precios que utilizan para la elaboración del producto.

Desde el año pasado el incremento casi semanal de algunos insumos para su producción está golpeando severamente a esta industria gastronómica.

«El alza en los precios del quintal de maíz, la caja de margarina y el queso nos afecta por los altos costos en la producción», señaló González.

La propietaria del taller Dorita dijo que la caja de margarina pasó de costar unos 800 córdobas a más de 1,200, mientras que el quintal de maíz que se compraba a 350 córdobas, pero a la fecha cuesta 750.

La libra de queso que llegó a costar unos 50 córdobas ahora se comercializa en los 70 córdobas.

Todo está caro, la leña que utilizamos para los hornos tradicionales subió de precio, el huevo que valía unos cinco córdobas ahora cuesta siete y no digamos el azúcar y el aceite, puntualizó Suedy.

La pandemia de Covid-19

La propietaria del taller de rosquillas Dorita añadió que a causa de la pandemia las actividades de comercialización se han estancado mucho.

La ausencia de turistas extranjeros en esta zona ha disminuido y los pedidos que hacían desde fuera del país se han caído.

Los turistas que antes llegaban a esta ciudad de Somoto eran buenos compradores de rosquillas.

«Estamos vendiendo nuestro producto únicamente a nivel local y una mayor venta en ciudades como Estelí y Managua”, manifestó González.

También dijo que mantienen la reducción del personal, porque los altos costos de producción no garantizan la sostenibilidad de los empleos por lo que trabajan solamente con la familia.

Han bajado producción

Vilma Martínez Osorio, propietaria del taller de rosquillas Vilma, señaló que el alza en los precios de los insumos como el maíz, la mantequilla, el queso y la leña afectan mucho la producción de estos productos.

«Estamos vendiendo muy poco por lo que estamos modificando (haciendo más pequeño) el producto para no perder y ganar, aunque sea un poquito para la sostenibilidad del negocio y la paga de los trabajadores, los impuestos y para volver a comprar los insumos», apuntó Martínez Osorio.

La propietaria del taller Vilma añadió que otro insumo que ha subido de precio es la tapa de dulce de caña.

«La verdad que aquí ha subido todo y va a seguir subiendo. Nosotros nos hemos quedado trabajando solo los miembros de la familia y hasta hemos reducido la producción de rosquillas, ya que años atrás producíamos diario unas seis arrobas y ahora apenas trabajamos dos arrobas dos veces a la semana», señaló Martínez Osorio.

Según Martínez Osorio las ventas han caído en un 40% y lo poco que producen lo comercializan en Somoto y otro poquito que sale para otros departamentos como Estelí, Masaya y Managua

 

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