Redacción / IP Nicaragua
Martha Patricia Molina es madre de un niño de 11 años que cursa la primaria y este año continúa con las clases virtuales, una modalidad adoptada por el centro escolar donde su hijo estudia como consecuencia del Covid-19. Es para evitar contagios, le comunicaron.
El Ministerio de Educación (Mined) autorizó a los colegios privados cambiar la modalidad de enseñanza para que los alumnos se queden en casa y de forma virtual reciban las clases y adquieran los conocimientos necesarios para avanzar de grado.
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Molina relató que las clases en línea representan un enorme reto porque los padres de familia se tienen que documentar sobre temas que ellos aprendieron hace varios años en materias como Ciencias Naturales, Geografía, Historia y Matemáticas.
Esta madre de familia asegura que para ayudar a su hijo se auxilia de tutoriales en la aplicación de videos de
YouTube. Lo primero que hace es aprender y luego le explica a su hijo.
Otras familias están en desventaja
La ventaja con la que cuenta Molina no es la misma que corren decenas de familias nicaragüenses donde la energía eléctrica y el acceso a internet es limitado, explicó el docente Gabriel Putoy.
Putoy señaló que la educación en línea es buena, que va acorde a la nueva era de la tecnología. No obstante, el sistema educativo nicaragüense no cuenta ni con los recursos económicos, ni con las herramientas necesarias para que esta modalidad de educación sea efectiva.
«Para que funcione dependerá de dónde vive el alumno; hay lugares remotos en las zonas rurales donde la señal de internet es muy débil. Otra limitante es la pobreza de las familias y el acceso a la energía eléctrica; todo esto influye para que el estudiante pueda tener una eficacia en la educación en línea y que el docente pueda impartir la clase con calidad”, afirmó Putoy.
Falta mejor metodología
Para Molina las clases en línea tienen desventaja con relación a las presenciales y eso es algo que los docentes deben resolver.
“Todavía a los colegios les hace falta mayor metodología porque, en el caso particular de mi hijo, prácticamente lo que nos envían son algunos audios, videos, clases prácticas y principalmente una guía de estudio que ellos tienen que
realizar en toda la semana”, agregó Molina
Keylor Díaz estudiante de la Universidad Politécnica de Nicaragua considera que en la modalidad virtual el nivel de aprendizaje es un poco más bajo que de manera presencial.
Según Díaz los estudiantes no están acostumbrados a la virtualidad a la que los obligó la pandemia de Covid-19.
“Este sistema es más bajo porque tenemos diversas distracciones que hacen aún más difícil lograr tener una
atención del 100% de la clase”, explicó Díaz.
Para el estudiante Ángel Gómez con esta alternativa educativa sí es posible adquirir conocimientos sólidos, pero considera que dependerá mucho del trabajo que realicen los docentes como el dominio de contenidos, de medios tecnológicos, el uso adecuado del tiempo, de las plataformas y las estrategias metodológicas.
“Esta alternativa por haber nacido en la pandemia, se sintió como un golpe fuerte a lo que el estudiante estaba acostumbrado. Esto también influyó en la percepción del docente con sus estudiantes”, enfatizó Gómez.
Se necesitan educadores digitales
Putoy explicó que la demanda de la era digital en el mundo requiere que el sistema educativo nicaragüense cuente con educadores digitales que estén preparados para enseñar a las nuevas generaciones.
“El sistema educativo de Nicaragua necesita con urgencia una alfabetización digital porque nosotros estamos nulos en esa área. Se necesitan educadores digitales e incluir en el currículo las competencias digitales para que el alumno y el docente se empoderen y puedan interactuar para hacer el aprendizaje más efectivo, con calidad, a como lo demanda la nueva educación en estos tiempos», señaló el docente.
Putoy manifestó que una de las grandes limitantes para el magisterio nacional es el salario paupérrimo que “no le alcanza para la comida, menos para tener acceso a una computadora, eso es una limitante para que el docente tenga acceso a esa herramienta para impartir su clase”.
En Nicaragua el currículo de formación docente no cuenta con el eje de “competencias digitales”, dijo Putoy. La inclusión de esos temas haría que los profesores que tengan una computadora cuenten con los recursos y competencia para interactuar con las herramientas tecnológicas necesarias para impartir enseñanza de calidad.
Las distracciones en casa
Díaz señaló que durante las clases virtuales el principal obstáculo al que se enfrentan los universitarios es el uso de las redes sociales.
El estudiante argumentó que siempre están pendientes de mensajes o durante la clase están viendo o compartiendo memes. “Esto hace que perdamos un poco el enfoque o totalmente, igual en nuestros hogares algunos familiares minimizan las clases ya que creen que estar en virtual significa no estar haciendo nada”, manifestó.