El salvadoreño Mauricio Cruz envía montos que van desde 200 hasta 500 dólares al menos dos veces al mes desde el área metropolitana de Washington donde labora en el rubro de la construcción. Envía remesas a El Salvador y Honduras, donde residen su madre y su pareja.
Los montos, comenta este trabajador inmigrante a la Voz de América, dependen de la disponibilidad de fondos a su alcance, los que varían según la temporada, si hay más o menos trabajo en Estados Unidos. Pero también de las necesidades de los suyos en los dos países centroamericanos.
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“Yo mando para los dos países porque tengo a mi mamá en El Salvador y mi pareja en Honduras, el trabajo aquí sube y baja, y con el frío (invierno) tiende a bajar un poco”, comenta Cruz.
La VOA realizó un sondeo en la hora pico de la tarde cuando acuden la mayoría de trabajadores a depositar en una agencia de envíos ubicada dentro del reconocido supermercado latino Todos que ofrece múltiples servicios a su clientela entre estos envío de remesas.
El hondureño Marvin Sosa comenta que en su caso envía dinero exclusivamente a sus padres, lo hace por separado para cada uno a partir de las necesidades que tengan, la frecuencia y los montos también dependen de las necesidades allá.
“Cada mes les envío para la comida o por enfermedades de ellos”, agrega Marvin que también labora en la construcción, en su caso su madre tiene mayores necesidades médicas por complicaciones de diabetes que él trata de suplir con efectivo desde el estado de Virginia.
Y la salvadoreña Silvia Zavala también envía fondos periódicamente para la manutención de su padre, y eventualmente a familiares en apuros que necesitan de su apoyo, ella trabaja en el sistema escolar del condado de Prince William en Virginia.
Según reportan los bancos centrales de Centroamérica el año 2021 cerró con nuevas cifras récord de remesas, con un crecimiento sostenido que este año superó con creces los volúmenes de 2019 y 2020, que al igual que años anteriores venían en aumento.
En números globales la región superó los 32.033.260.000 de dólares, lo que para algunos países como El Salvador llega a representar hasta el 26% del Producto Interno Bruto (PIB) del país.
Guatemala pasó este año de recibir un poco más de 11.400 millones en 2020 a 15.183 millones en 2021; igual El Salvador que pasó de 5.936 millones a 7.397 millones y Honduras de 5.576 millones a 7.376 millones.
Según el Banco Mundial el crecimiento de las remesas para los países de ingresos medios y bajos ha experimentado un crecimiento del 7,3% el año recién pasado y prevé que a escala global los flujos representen unos 589.000 millones de dólares.
“Algunos factores que han contribuido al sólido crecimiento de las remesas son la determinación de los migrantes de ayudar a sus familias en épocas de necesidad, sumada a la recuperación económica en Europa y Estados Unidos, que a su vez fue respaldada por los estímulos fiscales y los programas de promoción del empleo”, consideró el Banco Mundial en su informe de fin de año sobre este sector.
América Latina y el Caribe según el organismo multilateral en Washington fueron la región del mundo con el mayor crecimiento al punto que la media regional indica un crecimiento del 21,6%.
Migraciones, necesidades, ahorro y trabajo
El especialista Manuel Orozco, Director de Migración, Remesas y Desarrollo en Diálogo Interamericano en Washington, quien lleva un trabajo pormenorizado en la región hablando con VOA pone en perspectiva las diferentes variables que contribuyen al crecimiento sostenido de las remesas para los países del istmo.
Por un lado dice, el aumento de las migraciones es un factor clave, pero por otro también la mejora del empleo en Estados Unidos e incluso el aumento de salarios que permite a los trabajares hacer más provisiones.
“En términos prácticos las remesas crecieron más de un 25%, se puede estimar en 30% para países como El Salvador, Guatemala y Honduras y un 18% para Nicaragua; ese crecimiento tan fuerte refleja diferentes dinámicas, uno de ellos es el crecimiento migratorio, la otra tiene que ver con centroamericanos que típicamente retornan por jubilación, aparte de las deportaciones, pero no lo hicieron y se han quedado por más tiempo y eso tuvo un efecto en continuar enviando dinero”, dice Orozco.
Otro factor que se tiene que destacar en este repunte –acota el experto en remesas Orozco- es que según las investigaciones pormenorizadas que llevan centros de análisis como el de Diálogo Interamericano indican que los migrantes aumentaron las cantidades que en promedio envían a sus países, hoy superan los 7.000 dólares enviados por año.
A saber si es por mayores necesidades de los suyos, o por hacer más provisiones de ahorros para el futuro, una variable todavía sin despejar al carecer en los países de la región de políticas públicas enfocadas en fortalecer los sistemas para optimizar esas bolsas de ahorros de los trabajadores en Estados Unidos.
Las tasas de desempleo en Centroamérica siguen en alza al no darse una recuperación total de empleo formal a los niveles previos a la pandemia de COVID-19.
Los organismos multilaterales como el Banco Mundial, su similar Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) coinciden en que el trabajo informal alcanza hasta el 70% del empleo en la región.
Los países centroamericanos carecen de sistemas de protección por desempleo, lo que complica ajustar las tasas reales de desempleo en el istmo centroamericano, algunos indicadores como el aumento de los flujos migratorios irregulares se consideran elementos para una lectura de la problemática.
En casos como El Salvador la Oficina de Aduanas y Protección de Fronteras (CBP) registró detenciones al cierre del año fiscal 2021 de 95.930 salvadoreños que fueron devueltos a suelo mexicano, las cifras superan con creces los números de 2020 que cerró con 4,579 familias y 37.490 adultos migrantes.
Bancos y las ofertas de ahorrar remesas
En la banca privada local tienen claro que los flujos de remesas en constante crecimiento en Centroamérica representan los ingresos familiares para manutención.
Sin embargo, las facilidades para hacer que los migrantes puedan abrir cuentas desde el exterior y fomentar así el ahorro personal, avanzan poco a poco por iniciativas propias de las instituciones financieras, comenta a la Voz de América, Enrique Hinds, gerente de remesas familiares de Banco Agrícola, El Salvador.
Este experto dice que con el aumento de los envíos también los bancos han puesto a disposición de sus clientes facilidades para hacer las transferencias directas, especialmente con abonos de remesas a cuentas de ahorro.
En muchos casos esos fondos son retirados directamente por los beneficiarios locales con tarjetas de débito emitidas en este caso por Banco Agrícola, el ejercicio deja espacio para tener claridad del volumen y la tendencia de uso de los fondos, comenta Hinds a VOA.
“El salvadoreño que se va, va comprometido a enviar el sustento de su familia pese a las adversidades en Estados Unidos… En Banco Agrícola hemos abierto las diferentes posibilidades para el cobro de la remesa familiar aquí en el país, hemos abierto varios canales y el abono a cuenta es el canal más directo y más fácil de enviar remesas con la inclusión financiera”, comenta el experto.
Según datos del Banco Mundial el costo de enviar remesas a los países sigue siendo elevado y el promedio de envío por 200 dólares es de 6.4% al revisar los datos del primer semestre de 2021.
El porcentaje supera en más del doble el 3% que se ha establecido como meta “en los Objetivos de Desarrollo Sostenible” para el 2030, considera el Banco Mundial.
«El sorprendente ritmo de recuperación es una buena noticia. Para preservar los flujos de remesas, en particular mediante los canales digitales, sigue siendo fundamental que los migrantes y los proveedores de servicios de remesas puedan acceder a cuentas bancarias”, puntualizó Dilip Ratha, jefe de la Alianza Mundial de Conocimientos sobre Migración y Desarrollo, para el Banco Mundial.
Nota de la Voz de América.