¿Qué significa emprender siendo joven y mujer en Nicaragua?

Alejandra Ibarra es licenciada en comunicación y desde hace cuatro años inició a emprender. Cuenta sus retos y experiencias
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Alejandra Ibarra García decidió emprender hace cuatro años. Afirma que lo hizo porque quería costearse los gastos extracurriculares de su universidad y como un apoyo para sus padres, quienes asumían el 100% de sus estudios.

Ibarra es originaria de Rivas, pero decidió estudiar en Managua. Se graduó de la carrera de Comunicación Empresarial y Relaciones Públicas y a sus 23 años, labora para una empresa de telecomunicaciones, como analista de un club de fidelización.

También, es propietaria de su emprendimiento: 4ever Diva, que ofrece bisutería, pero que inició bajo el concepto de la venta de maquillaje para sus compañeras de universidad en abril de 2018, cuando cursaba el segundo año de su carrera.

La idea de crear algo propio

“Me gustaba la idea de crear algo propio, generar mis propios ingresos que me permitieran realizar mis actividades sin afectar el presupuesto de mis padres. Entonces, la idea inicial fue de vender maquillaje, porque en mi universidad, muchas de mis compañeras se maquillaban, aunque aun así yo no”, cuenta Ibarra.

A pocos días de iniciar con su negocio, la joven rivense se enfrentó al primer obstáculo: la crisis sociopolítica que afectó al país.

“Me tocó irme a mi departamento, porque yo soy de Rivas, y me tocó reinventarme porque ya no estaba vendiendo maquillaje porque ya no estaba en la universidad, y ya no tenía contacto con las mismas compañeras o jóvenes de la universidad”, dice.

La crisis, asegura, la obligó a buscar otras oportunidades y empezó a vender pulseras. Buscó un proveedor de pulseras y las revendió, sin embargo, su mamá le propuso hacer las pulseras ella misma y, asegura, le vino bien la idea.

“Cuando yo las ofertaba, (los clientes) me decían como que si no tenía de otro color o incluso yo las compraba, pero me gustaba la idea de que fuesen un poco diferentes, entonces al final, me fui a comprar materiales, empecé a ver videos y empecé a crear, traté de no darme por vencida porque al inicio no me salían bien, no me quedaban como lo esperaba, pero lo seguí continuando”, relata Alejandra.

Meses después, aún bajo el contexto político y social, tuvo que retornar a su universidad y aprovechó la oportunidad para seguir vendiendo sus creaciones de bisutería.

Logró vender en otros departamentos

Con ayuda de sus compañeros de clase, logró ubicar sus productos en otros departamentos del país: Boaco, Estelí y San Juan del Sur.

“Fue una experiencia muy bonita que me ayudó también aperturar mercado en esos departamentos, entonces ya empecé a crear mis propios diseños y hasta la fecha de finales ya del año 2018 a lo que es hoy; yo ya me estaba pudiendo costar lo que eran mis viajes a Managua», señala.

Aunque, confiesa que todavía no podía costear sus estudios en su totalidad y todavía recibía ayuda económica de sus padres.

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Diseños en la actualidad. IP Nicaragua/Cortesía

«Me ayudaba mi papá en lo que era la mensualidad de la universidad, pero ya lo que era mi alimentación y parte de mi estadía en la capital, pues lo fui asumiendo poco a poco yo; y eso me hice sentirme muy independiente y se sentía muy bien», añadió.

A esta joven emprendedora le gustaba también tener la posibilidad de tener sus «propias cosas a temprana edad y no estar dependiendo de terceros, aun así sea la familia”.

Alejandra dice que desde el 2018 hasta la actualidad logró crecer paulatinamente, y el proceso es bastante lento, pero progresivo.

En sus inicios, la joven empezó a vender pulseras de hilos con cristales y ahora trabaja con materiales como perlas naturales, piedras de río y cristales, que dice son las favoritas y una de las más vendidas.

También trabaja con accesorio bañados en oro y en acero que son de mayor calidad.

La crisis política y la pandemia

Como todo emprendedor, Alejandra dice que ha experimentado varios retos, uno de ellos, el miedo, ya que su primer proveedor estaba ubicado en el Mercado Oriental y ella al ser de Rivas, no conocía el centro de compras.

“Siempre he sido un poquito aventada, en comparación a lo habitual que alguien va acompañado, pues al menos yo ya tenía la costumbre de movilizarme sola a Managua», recuerda.

Alejandra, sin embargo, tenía que aprender a «administrar bien» sus recursos.

«Es decir, organizar, por ejemplo, mis ingresos junto a mis egresos porque en un momento cuando uno emprende y no tiene una educación financiera, es muy difícil aprender, como administrarse bien”, dice.

También dice que se enfrentó al factor calidad, ya que empezó a crear las pulseras viendo videos en la plataforma YouTube, sin tomar un curso.

“Yo no tenía ningún conocimiento ni teórico ni práctico, entonces era la calidad, yo hacía mis pulseras, pero no tenía alguien que me validara: ¿están bien o no?, más que si se me dañaba o se me aflojaba algo era yo misma (…) Quienes me compraron de primero pudieron percibir que mi producto era de muy buena calidad”, cuenta.

A pesar de los retos, dice que poco a poco se fue abriendo camino en el mundo de los accesorios y del emprendimiento.

Ventas por redes sociales

Desde su cuenta en Instagram logró coordinar las ventas en Managua y en los departamentos, con ayuda de sus vendedores.

“Yo considero que una de las claves para continuar en cualquier emprendimiento, para que un emprendedor no se dé por vencido es tener la visión clara y el amor por lo que se hace, pero saber adaptarse a los diferentes contextos».

En el contexto del Covid-19, afirma que las ventas disminuyeron en muchos lugares y otros cerraron.

«Yo recuerdo que me decían ´hacé portamascarillas’ y yo no quería hacer portamascarillas, simplemente no quería y luego empecé a hacer y luego creé diseños muy realmente muy bonitos. Cada cosa que hago, al menos, propia me encanta, amo y me gusta como que queda y el resultado fue maravilloso porque eran de las cosas que más vendía, e incluso donde estaba mi mayor ganancia», señala.

Su negocio en otro nivel

Durante el tiempo que lleva con su negocio, ha trabajado para tres distintas empresas y asegura que descuidó un poco lo que era la atención a sus clientes y la página en redes sociales.

Pero, también destaca que las ferias que organizan distintas entidades le abrieron las puertas para posicionarse o conocer más de cerca los clientes.

Ahora, con su nuevo empleo, dice que ha podido estar más atenta a su emprendimiento y celebra que desde este 12 de noviembre, ya es parte de un colectivo de marcas donde podrá ofrecer sus creaciones en un espacio físico en el sector de Altamira, en Managua; y también distribuir en los departamentos ya que el colectivo se encarga de todo el proceso.

“Logré encontrar un buen lugar, va a ser una buena experiencia, pero de la cual estoy segura y estoy con buenas expectativas. Financieramente he logrado organizarme un poco más, sin embargo no he logrado concretar un hábito que me permita registrar, por ejemplo, diariamente cuál es mi sistema de ventas, lo llevo pero no de la mejor manera, estoy consciente de eso», dijo.

Definir porcentaje de ahorro

Una de las cosas que logró definir fue un porcentaje de ahorro. «Hay una de las cosas que me recomiendan es definir mi salario mensual para no mezclar los gastos, pero aún estoy trabajando y pues nada”, explica a IP Nicaragua.

Alejandra dice que está satisfecha con lo que ha logrado en su emprendimiento, del cual se dijo a sí misma que sería permanente.

“Trato y se lo aconsejo a las personas de que no nos comparemos (…) simplemente es tener muchísima la actitud de visionario, de hasta donde querés llegar, y seguir siempre adelante”.

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Alejandra describe emprender como algo que se siente “muy bien, porque venimos de una sociedad que ya está manchado eso con lo de ser machista».

«Emprender siendo mujer nos da esa independencia y ese empoderamiento femenino y económico (…) Al emprender nos damos cuenta que nosotros podemos regir nuestro futuro y no depender de ningún hombre y de ningún tercero, nosotras solitas podemos hacerlo realidad”, revela.

Producción y precios

La joven rivense trabaja sola con su emprendimiento, aunque un tiempo atrás tuvo colaboradores por consignación o ganancias en conjunto.

El mercado Oriental, ya no es su proveedor, ya que trabaja con empresas fuera de Nicaragua a través de pedidos en línea y también locales, que también distribuyen desde otros países.

Sobre su producción, confiesa que está trabajando en un catálogo digital y que su principal venta es a través de la plataforma de Instagram, igualmente que Facebook.

Desde las redes sociales, incluyendo su línea de Whatsapp, coordina la venta, modificaciones en los estilos y colores de las pulseras, si el cliente lo requiere.

“Lo que si no me gusta es como copiar diseño de otras páginas porque siento que debemos respetar las creaciones cuando un emprendedor le pone el corazón a su producto que se pueda ver la diferencia”, dice Alejandra.

La joven ocupa las noches para crear las pulseras, ya que no tiene tiempo en el día por su trabajo.

“No te miento, no me desvelo trabajando a menos que lo amerite, pero por suerte tengo lo que son sábados y domingos libres entonces si ocupo realizar nuevos accesorios no solo por pedidos, sino nuevo stock. Le dedico lo que es el fin de semana», afirma.

Los precios van en dependencia de los estilos. Las pulseras de hilo van desde los 45 córdobas, que asegura son la más sencillas, y las de cristales andan desde 100 córdobas a más, dependiendo del dije y material que se utilice.

Tips para los nuevos emprendedores

Alejandra les recomienda a las personas que quieren emprender que no sientan miedo y que no esperen a tener una gran cantidad de dinero para el capital.

“Podemos iniciar un negocio con muy poco y generar de esos mismos ingresos. Siempre reinvertir. Que no tengamos miedo tampoco al que dirán y que muchas ocasiones nuestra círculo más cercano ya sea amigos o familia quizás no crean en nosotros o nos digan que estamos locos, o cosas así , pero que eso no sea una puerta que cierre nuestra ambición», sostiene.

Lo importante son las «ganas de salir adelante» y saber lo que están haciendo, recomienda.

«Nunca perdamos el objetivo y saber de qué nosotras mismas somos la fuente de poder por así decirlo, no podemos poner nuestras decisiones en las manos de las demás personas. Si uno falla en algo, verlo de qué manera se puede hacer mejor, o si uno emprende algo que sea algo que uno realmente ama, no solo que te genere (dinero), sino que en algún momento te haga continuar haciéndolo no por el dinero, sino por amor”, dice.

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