Mientras permanece encarcelada en una celda del penal de mujeres conocido como «La Esperanza», Nancy Henríquez, lideresa indígena miskita, fue reconocida con el Premio Graciela Fernández Meijide a la Defensa de los Derechos Humanos 2025.
Henríquez, en contraste, ha dedicado su vida a la dignidad y los derechos, privada de su libertad en condiciones que violan esos mismos principios.
La líder indígena lleva 599 días presa tras ser condenada por delitos considerados políticos, en un juicio sin acceso a defensa legal ni garantías mínimas.
Las autoridades la acusaron de “menoscabo a la integridad nacional” y “propagación de noticias falsas”, en un proceso celebrado dentro del penal, sin independencia judicial. Su caso, sin embargo, no es aislado: forma parte de una ofensiva más amplia del régimen Ortega-Murillo contra liderazgos indígenas, mujeres organizadas y voces disidentes.
Organismos nacionales e internacionales han denunciado las condiciones inhumanas en la que se encuentran los presos políticos en el país: hacinamiento, escasa atención médica, falta de agua potable, productos de higiene y alimentación adecuada.
Henríquez, una defensora natural
A comienzos de los años noventa fundó la Asociación de Mujeres Indígenas de la Costa Caribe (AMICA), la primera en su tipo en Nicaragua, y fue la primera mujer en asumir la alcaldía de Puerto Cabezas, representando al partido indígena Yatama.
Su trabajo traspasó fronteras y logró construir redes con mujeres indígenas de América Latina. Además participó en espacios como el Foro Permanente sobre Cuestiones Indígenas de Naciones Unidas, desde donde visibilizó la realidad de los pueblos originarios y las mujeres en contextos de exclusión.
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El jurado, en esta edición del premio, destacó que su caso simboliza la criminalización de quienes defienden pacíficamente los derechos humanos en contextos autoritarios.
“La trayectoria y valentía de todos y cada uno de los nominados, señalando la injusta situación de presidio por la que atraviesan por el solo hecho de defender de manera pacífica los ideales y principios que reglan la vida en democracia», afirmó el acta del fallo del jurado.