Migrantes nicaragüenses en España con objetivos en común: «luchar por Nicaragua»

Migrantes nicaragüenses están dispersos en diferentes países de la región y el mundo, debido a la situación sociopolítica que vive la nación. Algunos opinan que la comunidad internacional no le da suficiente atención a lo que pasa en el país.

En Madrid, la capital de España, migrantes nicaragüenses tienen un punto en común: «luchar por Nicaragua». Así lo constató la Voz de América durante una charla con tres de ellos, a propósito de las cuestionadas elecciones previstas para el mes de noviembre.

La crisis sociopolítica que enfrenta la nación centroamericana ha llevado al exilio a muchos ciudadanos, que escapan de la represión de los últimos años de parte del gobierno sandinista de Daniel Ortega.

Según datos provisionales del Instituto Nacional de Estadística (INE) de enero de 2021, en la nación europea residían ya cerca de 61.200 “nicas”, aunque se estima que la cifra es mayor debido a la diáspora que no ha regularizado su situación migratoria.

Luis Blandón tiene 28 años, es originario de Managua y es contador. Forma parte del colectivo de nicaragüenses que tomó las calles en abril de 2018 para protestar contra las reformas del Gobierno de Daniel Ortega. La oleada de manifestaciones, además de saldarse con más de 300 fallecidos y 130 encarcelados, según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), culminó con 88.000 exiliados. Blandón está entre ellos.

El joven explica que después de su participación en las protestas que marcaron un antes y un después en la historia del país, sus familiares y él recibieron amenazas por parte del estado a través de redes sociales y personalmente: “Paraban motorizados en frente de casa para amenazar. Decían que si yo seguía participando podría tener problemas”.

Es por este motivo que meses después de los altercados decidió huir de la nación que lo vio nacer y crecer. Primero fue a Costa Rica, pero finalmente se asentó en Madrid, la ciudad que hoy en día alberga a 10.195 “nicas”, según datos del INE.

Explica que empezar de cero en “la madre patria“ fue un proceso “complicado”, pero sus compatriotas hicieron que el período de adaptación fuera más llevadero.

“En ese momento la diáspora nicaragüense no era tan grande como ahora, pero en cierta manera puedo decir que ayudaron a integrarme y me apoyaron en la medida de lo posible”, dijo.

Desde el céntrico Parque del Retiro hace balance de la situación que vive su país a menos de un mes para que se celebren elecciones presidenciales, en las cuales el actual presidente Daniel Ortega buscará su quinta reelección.

Además de mencionar la falta de libertad de expresión, el managüense destaca “la indefensión respecto a los DD.HH.”.

“La gente se pregunta, ¿por qué en Nicaragua no salen nuevamente a protestar? Pero allí te matan, te encarcelan o tienes que huir del país(…) Lo que se vive parece un cuento de terror”.

Piensa que dentro de la geopolítica, la nación centroamericana no es tan relevante para la comunidad internacional como países como Venezuela o Colombia. Es por ello que pide a naciones como España, que apoyen de manera más contundente a la Nicaragua: “España coopera muchísimo con los países latinoamericanos y a veces nos dejan en segundo o tercer plano”.

Por otro lado, defiende que los exiliados nicaragüenses de alrededor del mundo seguirán “luchando para alcanzar un país con libertad, democracia y justicia”.

“La dictadura de los Ortega-Murillo pensó que nos iba a desmoralizar, pensó que sacarnos del país era olvidarnos del país, pero ha hecho todo lo contrario. Hay una sociedad joven que aspira a construir un nuevo país, vamos a seguir batallando donde nos encontremos”, asegura.

“No soy el primero ni el último que ha tenido que irse”

Rayid Alvarado nació Managua y tiene 25 años. Es abogado y activista de DD.HH.

En 2018, mientras era estudiante en la Universidad Centroamericana, se embarcó en una gira internacional por República Checa y España. Explica que en aquel momento surgió una supuesta lista en la radio “La Primerísima” que lo involucraba a él y a otros activistas en el llamado “golpe de Estado fallido”.

En aquel momento decidió quedarse temporalmente en Madrid, pero finalmente acabó fijando de manera indefinida su residencia en la capital española, donde terminó sus estudios de derecho.

Desde Plaza Castilla, la zona de negocios y financiera de la ciudad, el joven compara las diferencias económicas y laborales de España y Nicaragua. Califica la situación de su país como “insostenible”. Detalla que en la nación centroamericana “no hay crecimiento económico” y que la población económicamente activa, mayoritariamente joven “se está desaprovechando”.

“Muchos jóvenes están emigrando al ver que la situación no mejora por la violencia que se ejerce a quien opine diferente. No soy el primero ni el último que ha tenido que irse fuera, la migración sigue y continúa. (…) Es precaria la situación laboral. Son pocos los que tienen un trabajo formal. Otros tienen que entrar al mercado informal, y es ahí donde se está perdiendo la fuerza laboral que los jóvenes podríamos aportar”, afirma.

Alvarado se encuentra solo en España, ya que sus familiares no emigraron de Nicaragua. Bajo el objetivo de apoyarlos, es uno de los miles de “nicas” que residen en el exterior y que envían remesas al país.

“Los nicaragüenses que viven aquí envían (dinero) a sus hijos, a sus madres, a sus familiares… Eso ayuda a la economía nacional”, reconoce.

Por otro lado, explica que desde la distancia, la diáspora nicaragüense constituye una “voz determinante”.

“Ahora que no hay grupos opositores que puedan levantar su voz o exigir sobre sus derechos, la diáspora lo ha hecho y lo sigue haciendo constantemente (…) Vamos a seguir para que haya justicia por los asesinados a partir de abril de 2018, justicia también por las personas que están presas en las mazmorras de la dictadura y porque haya plena democracia.

“Sigamos teniendo fe”

Aracelly Sauceda tiene 50 años y es graduada en Administración y Finanzas. Nació en Chinandega y creció en Managua. Cuenta que hace más de una década vaticinó la crisis que hoy en día vive su país natal, por lo que en 2008 decidió venir a Madrid.

“Veía constantemente que el país iba tomando la tónica que ha tomado hasta llegar hoy a lo que es la dictadura”, explica a la Voz de América.

Y a pesar de estar a miles de kilómetros de su tierra y de haberse integrado en la sociedad española, subraya que no olvida sus raíces. Desde la distancia, explica que ha vivido muy de cerca la agudización de la crisis en el país centroamericano: “Mi corazón y mis venas tienen esa sangre pinolera, que siempre donde esté alzará la voz por la bandera azul y blanca”.

Después de las protestas del 2018, ella y otros migrantes nicaragüenses decidieron crear SOS Nicaragua Madrid, una organización sin ánimo de lucro que lucha por dar apoyo a sus compatriotas que se encuentran dentro el país y “visualizar la lucha por la democracia en Nicaragua”.

“Surge por la necesidad de alzar la voz, de decirle al pueblo y al mundo entero lo que vivía Nicaragua. (…) Queremos ser esa voz que no calle, que no se silencie. Los nicaragüenses tenemos la obligación y el deber de sacar a nuestra nación adelante, de sacar a la dictadura y que sea un país democrático”, explica.

Desde Príncipe Pío, zona que albergaba la famosa Estación del Norte de Madrid, comenta que, desde la creación del grupo, los 12 integrantes han organizado varios plantones y protestas en las calles de la capital española.

“Siempre estamos invitando a la gente que llegue a las actividades”. Dice, además, que están en contacto con otras asociaciones de nicaragüenses existentes en la Comunidad de Madrid, con las cuales se organizan a través de redes sociales. “Hemos hecho un grupo de núcleos que son solidarios y les interesa la democracia de Nicaragua”.

Además de pedir más apoyo por parte de la comunidad internacional, hace un llamado a todos sus compatriotas.

“Que sigamos teniendo fe y confiando en Dios. A pesar de todo lo que nos está pasando, la pandemia, la angustia y la persecución, no están solos (…) que no callemos nuestras voces, independientemente de las circunstancias y los momentos que estamos pasando. Sabemos que la realidad es dura pero eso no nos debe callar ni nos debe parar”, concluye.

Voz de América

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