Muriel Gómez Sáenz es una nicaragüense que se exilió en 1983 cuando apenas tenía 14 años, debido a la persecución que sufría su familia por ser opositores al gobierno de la época.
«La mitad de mi familia era opositora al gobierno que estaba ahí que era la Junta de Gobierno que tenían y la otra parte era sandinista. Mi papá era sandinista (…) yo sé de que en ese entonces estaban persiguiendo a la familia y, por ejemplo, en mi familia Gómez mataron a un primo hermano. No sé quién lo mató, pero fue en eso, de que unos eran sandinistas y otros eran contra, y él vivía en Corinto», explicó Gómez, de 54 años.
Gómez es originaria de la ciudad de Matagalpa, pero antes de salir al exilio vivía en Managua, en Planes de Altamira en Villa Fontana donde su familia recibía asedio permanente.
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«Era una casa que ellos consideraban una casa burguesa, entonces pasaban por ahí gritándonos, ¡Burguesa! ¡Burguesa! Y nosotros nada que ver, pues yo era una niña. Yo tengo 6 pies de altura, soy bien alta, entonces le propusieron a mi papá que querían que yo fuera bazuquera, que usara armas para una bazuca, que aprendiera a usar una bazuca. Y fue entonces que mis padres decidieron que nosotras, las cuatro hijas, no podíamos continuar ahí porque él no quería que nosotras peleáramos en ninguna guerra para nadie», explica a IP Nicaragua.
Al llegar a Estados Unidos se establecieron en Texas, donde vive actualmente y logró culminar su primaria y secundaria.
En el exilio también se graduó de enfermería y terapia ocupacional. Años después se certificó como representante en la Corte de Inmigración y en 2018, después de ver las noticias sobre las protestas en Nicaragua, decidió ayudar a los migrantes nicaragüenses y se hizo conocida por ello.
Su labor: ayudar a migrantes nicas en el exilio
Antes que Gómez finalizara sus estudios en la Universidad Villanova y poder representar legalmente a alguien en la Corte de Estados Unidos, empezó ayudando a los nicaragüenses que la buscaban vía redes sociales y por su número privado.
«Empecé a conocer a personas que estaban en Nicaragua y empecé a organizarme con ellos y llegó un momento en que ellos me decían, como nosotros no lo podemos poner porque ya saben, nos identifican, entonces me decían, la policía viene por tal lugar, córranse, entonces yo ponía eso en mi red y los muchachos se corrían a otro lado, entonces yo estaba participando a proteger a las personas», cuenta Gómez.
Sin embargo, enterarse de los asesinatos, detenciones, secuestros y demás le causó un Trastorno de Estrés Postraumático (PTSD) y recurrió a ayuda profesional. La sanidad que buscaba, sin embargo, la encontró ayudando a los nicas en medio de las protestas.
«Cuando yo me ponía a ayudar a las personas yo me sentía mejor, me sentía como empoderada, entonces se me quitaba todo el estrés, porque yo me sentía capaz de ayudar a alguien para que esa persona no sufriera. Me localizaban por Twitter y por Facebook, me contaban de todo, había unos casos terribles, de que le habían tirado (disparado) a alguien, y yo les decía pónganle presión, hagan un torniquete, hagan esto, llamaba a una amistad que conocía un doctor, el doctor llegaba, era como una red», cuenta desde su casa en Texas.
La nicaragüense se volvió viral
Su ayuda se volvió viral y fue contactada por personas de los Estados Unidos que querían colaborar y comenzó a prestar ayuda a nicaragüenses que comenzaron a llegar a los Estados Unidos y que huían de la represión.
Ella comenzó a proporcionar apoyo legal a través de su participación en organizaciones de derechos humanos y tomando clases sobre cómo acompañar y presentar denuncias. Cambió su profesión como terapeuta ocupacional para dedicarse a tiempo completo a ayudar a los migrantes.
Más de 1,000 casos de nicas
Cuando Gómez inició ayudando a los migrantes nicas, su servicio era gratis, sin embargo, ahora los trámites para solicitar asilo político, sacar permisos de trabajo, cambiar de estatus o solicitar a un hijo o hija, tienen un costo, pero muy por debajo del precio de un abogado común. Incluso quienes buscan su servicio pueden pagar en cuotas.
A través de su organización Nicaragüenses por el Mundo en Texas, por ejemplo, un trámite puede costar 3,500 dólares. Otros abogados cobran entre 7,000 y 9,000 dólares.
Aunque su organización no ofrece atención médica directamente, ella y otros colaboradores siempre tratan de ayudar a encontrar clínicas gratuitas o de bajo costo.
Nicaragüense nominada a Campeona del cambio»
En septiembre de 2023, Gómez fue reconocida en una lista de 12 personas y nombrada como Campeona del Cambio por la cadena CNN Internacional. Afirma que se sintió honrada, pero incómoda al mismo tiempo de ser reconocida como una heroína.
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«Eso fue bien difícil para mí porque no me considero una héroe. Yo considero simplemente que he tratado de hacer todo esto bien calladito, porque muchos no conocen de mí y yo siempre lo he hecho bien calladito, así como una hormiga. Y pienso que esa es la mejor forma de hacer mi protesta desde aquí, de que yo no estoy de acuerdo con los crímenes que suceden en Nicaragua», cuenta la nicaragüense.