Inés Izquierdo, como la conocemos en Nicaragua, nació el 20 de abril de 1956, en Cuba. Para esas fechas aún se usaba el almanaque para poner los nombres y el día que ella nació era el día de Santa Inés del Monte.
«Yo de santa no tengo nada, y del monte tampoco, me gusta la ciudad», dice. Su segundo nombre es Herminia en honor a su bisabuela.
«Para mis amigos y toda la familia en Cuba yo soy Minita, tú preguntas por Inés en Cuba y nadie me conoce, pero a mí no me gusta ni Herminia, ni Minita, entonces, cuando llegué a Nicaragua traté de usar mi primer nombre y así me gustaba darme a conocer», afirma en entrevista con IP Nicaragua.
Inés Izquierdo llegó a Nicaragua el 23 de octubre de 1993, después de casarse con un nicaragüense, con quien procreó una hija, Malva.
«Como al año y medio de estar juntos y ya con la niña de esa edad, decidimos venir para acá (Nicaragua) porque la situación en Cuba estaba muy difícil y mala», cuenta Izquierdo.
Su paso por la docencia
En 1994, Izquierdo entra a la Universidad Centroamericana (UCA) como docente de Literatura y Sociedad. Cuenta que Guillermo Rothschuh Villanueva, entonces decano de la Facultad de Comunicación Social de la UCA, la contactó y le dio la oportunidad de tener su primer empleo en el país centroamericano.
Era la encargada de impartir la clase de Redacción y Géneros Periodísticos a los estudiantes de Comunicación Social.
«Me acuerdo que en mi primer grupo estaba María Lilly Delgado, Verónica Chávez, Dino Andino, Amanda Ortega, Arquímedes González, entre otros», rememora Izquierdo.
«Fue una experiencia muy divertida porque yo hablaba muy cubano y había unas barreras comunicativas con los alumnos, yo decía una cosa y se interpretaba de otra», señala.
«Yo me acuerdo que un día estábamos en la clase y Dino Andino estaba conversando y le digo: ‘Oye Dino, si sigues así te voy a coger en el examen’ y todo mundo empezó a reírse y a decirme: ‘Le gusta profe, le gusta, y se lo va a coger’», cuenta en medio de carcajadas.
Relata que ese día aprendió sobre el significado de varias palabras, en especial la de coger, porque en Cuba es reprobar o te voy agarrar en el examen.
«A cada momento pasaban cosas similares, porque yo decía una cosa y aquí significa otra, pero fue divertido, los chavalos muy divertidos y emotivos todo el tiempo», recuerda Izquierdo.
Esta experiencia también le permitió encontrarse con el periodismo. Su alumno, el ahora escritor Arquímedes González, le habló de una oportunidad laboral en el Diario La Tribuna como correctora ortográfica.
«En el 1994 yo entro al periodismo por primera vez, porque yo no era periodista. Mis alumnos me llevaron en un carro a la entrevista y me quedé», relata.
Enamorada de Nicaragua
Cuando se habla con Izquierdo lo primero que resalta es su acento cubano, pícaro y encantador.
Desde que llegó a Nicaragua se enamoró del país y de su gente. Es la tierra que no la vio nacer, pero que la ha acogido con los brazos abiertos.
«A mí me gustó de Nicaragua su gente, siempre he tenido mucho cariño, mucho apoyo, he tenido familias que no tenía porque aquí no tengo familia, pero he tenido familias que me han acogido, he pasado navidades, 15 años… con miles de personas que han sido bien generosas conmigo», afirma.
Si hay algo que le encanta es la «tierra muy fértil» de Nicaragua. «Muy productiva, yo tiro una semillita de limón en el patio y me sale una matica, es un país encantador», señala Izquierdo.
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Han pasado 29 años desde que esta cubana vive en tierras pinoleras, pero conserva su acento. Es imperdible.
«Desde el año 93 viviendo ininterrumpidamente en Nicaragua y que yo no haya perdido el acento, eso es tremendo y yo no ando con cubanos porque mi círculo de amistad no son cubanos», dice.
Inés Izquierdo, la guardiana del idioma español
Su pasión por la lectura y la escritura nace desde que era una niña, en sus primeros recuerdos se encuentra su padre, un lector activo.
«Él llegaba del trabajo y siempre cargaba un libro en la mano y se ponía a leerle a mi madre, mientras ella cocinaba y nosotros nos sentábamos. Éramos seis hermanos», recuerda.
Todo estaba bien hasta que empezó a leer Cien años de soledad “y mi mamá le dijo: ‘Nooo, ese libro las niñas no lo pueden leer’. Imagínate yo con 8 años leyendo ese libro y mi mamá prohibió ese libro», rememora.
Cuenta que junto con sus hermanos se robaban el libro de Cien años de soledad, escrito por Gabriel García Márquez, porque su papá lo ponía en una pared alta.
«Mi hermana se encaramaba y lo leíamos escondido. Por esas cosas de mi padre es que todos nosotros somos buenos lectores», narra.
La carrera de Inés Izquierdo
Inés Izquierdo es licenciada en Español, con especialidad en Literatura, tiene 16 posgrados y una maestría, la mayoría logradas en Cuba.
«En Cuba era obligatorio estudiar porque yo era profesora en la universidad y era obligatorio hacer un posgrado como mínimo al año, sino salías mal en la evaluación del sindicato, como dicen los nicas ‘a huevo’ tenía que hacer un posgrado anual, además del inglés que era obligatorio», recuerda Izquierdo.
Desde entonces, Inés se dedica a resguardar el idioma español desde todas sus formas: en foros, como columnista, maestra, a través de las redes sociales. «Yo me paso la vida peleando con todo el que escribe y habla mal», afirma.
Esa «guerra sin cuartel», como suele llamarle, empezó en el año 1999 cuando don Luis Sánchez, editorialista de La Prensa, le pide publicar una columna semanal en el diario que derivó en un libro con el mismo nombre: Hablemos del idioma.
«Crea la columna mía Hablemos del idioma, él es el padre de mi columna y desde esa época nosotros empezamos con toda esta batalla del uso correcto del idioma la cual ha sido mi sello personal, yo más nunca escribí poesía ni literatura, yo me dediqué completamente a dar clases, a salir en la televisión, escribir, hablar y hacer libros del idioma», cuenta.
Una maestra desde las redes sociales
«Yo tengo un grupo que se llama Inés Izquierdo, hablemos del idioma y con mucho esfuerzo hemos llegado ya a más de 1,000 miembros, y nosotros diario escribimos cápsulas, comparto páginas de la Real Academia (Española), mis propios escritos, exámenes, curiosidades, eso es diario», enfatiza.
En momentos que está bien de salud aparece en Vos TV, canal nicaragüense, hablando sobre el idioma español.
«Como estoy enfermita me he alejado un poco de los medios, hasta que mi condición de salud mejore», señala.
Lo que mira en redes sociales
La maestra cuenta que a través de las redes sociales siempre recibe comentarios sobre los aportes que hace de la diversidad de palabras, cómo usar algunas frases, los conectores, los diptongos, en general sobre el uso del idioma español en nuestra vida diaria.
«Me escriben y me dicen: ‘Ah, yo no sabía eso’ o me escriben directamente y a medida de mis posibilidades yo les trato de aclarar. A través de las clases también que imparto los cursos para varias instituciones. Yo hago esas batallas sobre el uso correcto del idioma», dice Izquierdo.
Izquierdo asegura que tiene un ojo para detectar los errores ortográficos, «yo voy por un lugar y un gran texto y lo único que veo es el error, no sé por qué, debe ser por tantos años de corrector en La Tribuna y La Prensa, el ojo se me desarrolló hermana y vieras qué puntería tengo», relata.
Tampoco quiere ser extremista con los errores ortográficos. Dice que permite esas equivocaciones a las personas que no tuvieron la oportunidad de estudiar y con muy bajo nivel cultural, pero en el caso de un profesional, un periodista o un universitario que escribe con errores, «ahí sí, yo le escribo en privado y le digo: fulano, cambia eso, escribiste mal tal palabra, no me gusta avergonzar a las personas en público, pero en privado yo se los digo», dice a IP Nicaragua.
Hablemos del idioma, sus libros
Inés Izquierdo ha publicado varios libros, uno de ellos Hablemos del idioma, Ortografía funcional que tiene todas las normativas para redactar bien con varios ejercicios prácticos, y otros de sus escritos están en Amazon.
«Hablemos del idioma es un resumen de mis columnas más importantes por varios años en La Prensa, yo tuve 20 años una columna que salía semanalmente, imagínate cuántas columnas no hice. El libro aclara dudas, por ejemplo el origen del calzoncillo, la cerveza, del pantalón, de la palabra sandwich y te explica cantidad de dudas que tienen las personas», finaliza Izquierdo.