* El galeno se rindió a la muerte el jueves en el Hospital Vélez Paiz, de Managua.
Orlando Valenzuela
Cuando era niño, a Luisito su mamá le regaló una toalla con el emblema de Superman y él, creyéndose el superhéroe, se amarró la toalla al cuello y se lanzó del balcón de la casa de su abuelita, voló unos segundos, pero por suerte cayó sobre un matorral y no le pasó nada. Hoy, con 41 años, Luis Enrique Rojas Román, aquel niño del balcón, es médico, especialista en urología y sigue viviendo en su natal Jinotepe, donde atiende a la población que llega en busca de sus servicios profesionales.
Nacido y criado en el barrio San Antonio, Luis Enrique le dio rienda suelta a su entusiasmo infantil y juvenil jugando alegre en la calle, desde “la muralla china” hasta trompo, chibolas, arriba la pelota, el escondido, el seguido, la anda, botones y otros.
“Recuerdo que aquí eran unos cafetales y hacíamos grupos de chavalos y nos íbamos a las fincas con tiradoras, uno decía que iba a cazar alguna iguana, pero la verdad es que nunca agarramos nada, solo las picaduras de los insectos, pero la emoción era andar como chavalo en el grupo, explorando, a veces nos íbamos en bicicleta y dábamos la vuelta a Carazo, eran otros tiempos, había más seguridad”, señala con nostalgia el doctor Rojas Román.
¿Cómo llegó usted a la urología?
Me gustó cuando acabé siendo un paciente urológico. Yo había estudiado medicina en la UNAN-MANAGUA y estaba prestando mi servicio social en La Conquista N°3, una comunidad rural de San Miguelito, Río San Juan. Caminamos como 6 horas y a pesar de que iba tomando bastante líquido, al llegar al caserío, por la noche, me dio un intenso deseo de orinar y al querer orinar, solo una gota de orín pude sacar y allí me vino un dolor que me ardió hasta el alma, fue un dolor tremendo, tremendo, y nosotros enmontañados, hice uso de unos analgésicos que andaba para calmar el dolor y al día siguiente tuve que regresar de emergencia a San Miguelito y esperar hasta las 12 de la noche que pasaba por el empalme un bus que venía de San Carlos y me vine a Managua y de allí a Jinotepe, donde busqué un urólogo, que me hizo los estudios y me dijo, ´te tenemos que operar, tenés una piedra pegada en el uréter¨.
¿Esa experiencia dolorosa lo animó a estudiar urología?
Bueno, allí me di cuenta de que en Nicaragua había muy pocos urólogos, creo que unos 25 o 30 en todo el país, y el 50 por ciento de ellos concentrados en Managua, muy pocos en los departamentos. En Carazo solo había uno y eso también me motivó a estudiar esta especialidad que es muy bonita y muy importante.
¿Cuáles son los casos más comunes que atiende?
Lo más común que vemos en urología son los problemas de las litiasis de la vía urinaria, lo que popularmente llaman piedra en el riñón, la segunda patología son las infecciones de las vías urinarias y los problemas prostáticos en el varón, tanto benignos como malignos.
Y las mujeres, ¿con qué frecuencia vienen a consulta?
Existe una confusión, un error, la gente cree que el urólogo es el médico que mira nada más al varón, pero el urólogo es un especialista de la vía urinaria y tanto el varón como la mujer tienen vía urinaria, en el varón vemos su parte genital, el pene, los testículos, los conductos deferentes, la vesícula seminal, epidídimo y la glándula prostática, y en la mujer todos los problemas de las vías urinarias, altas y bajas.
¿Cuándo hay que acudir al urólogo?
No hay que esperar a estar enfermo para visitar al urólogo, el problema en Nicaragua es que hasta que estamos enfermos buscamos al médico, pero en el caso de los varones, después de los 40 años de edad hay que hacerse su primer chequeo prostático, independientemente de que tenga síntomas o no tenga síntomas, porque la próstata nos va a crecer a todos los varones, es una condición fisiológica de ser hombre y es parte de nuestro envejecimiento.
¿El tacto rectal es la única prueba para el examen de próstata o existen otras alternativas?
En el mundo hay dos asociaciones urológicas importantes, la Asociación Americana de Urología y la Asociación Europea de Urología, que son las que dictan los protocolos, y las normas a seguir en las enfermedades urológicas, y según estas, el tacto rectal es insustituible, es el primer método con el que se entra en contacto con el paciente, el examen rectal, porque de pronto la gente agarró una moda de hacerse el examen en sangre (PSA), pero en un estudio que hicieron vieron que hasta un 25% de los varones diagnosticados con cáncer de próstata tenían un PSA normal. La conclusión práctica es que no tenés que confiar, que porque te hiciste un examen de sangre y te salió bien no quiere decir que no podés tener un cáncer de próstata.
¿Cuál ha sido la mayor satisfacción que le ha dado esta profesión?
Como urólogo, poder trabajar en el Hospital Regional Santiago de Jinotepe. Tuve oportunidades de trabajo en Managua y otras instituciones públicas y privadas, pero como caraceño, jinotepino, viendo la necesidad que había, opté por quedarme en el hospital, esto me permite estar cerca de mi familia y ha sido una satisfacción para mí, poder atender a la población de Carazo.
¿Qué tipo de deporte le gusta?
Hoy estamos pasaditos de libras por la vida sedentaria que se nos impone a los médicos, no nos queda mucho tiempo para hacer ejercicios, pero en mis tiempos de juventud practiqué natación. Yo era asmático y unos pediatras cubanos que trabajan aquí nos empezaron a meter a natación, porque el doctor tenía la teoría de que si nosotros desarrollábamos nuestra caja torácica y nuestros pulmones nadando, el asma se iba a controlar y definitivamente, a mí me ayudó mucho, también practiqué taekwondo y basquetbol.
¿Cómo se define en tres palabras?
Alegre, servicial y trabajador.
¿Cuál ha sido lo más alocado que ha hecho en su vida?
Tirarme del balcón de mi abuela creyéndome superman y a los 2 años, me agarré de una macetera creyéndome superhéroe, se me vino encima y me fracturé el fémur y tengo varias cicatrices en la frente, rajadas de cabeza, todo eso de chavalo.
En la actualidad, el Dr. Rojas Román atiende en el hospital escuela Santiago de Jinotepe, el hospital Harmin y en su clínica privada.
Su muerte
La muerte del doctor Luis Rojas, a causa del covid-19, fue confirmada por su hijo Luis Rojas en su cuenta de Facebook, así como por el medio de comunicación Estéreo Romance.
“¡Hoy me duele tu partida papá, sabes que siempre fui súper comunicativo con vos!”, expresó el hijo del galeno.
“¡Me duele tanto el no poder darte otro abrazo, poder hacerte tu Ensa todas las noches, no poder hablar con usted de cualquier cosa fuera de su cuarto! El día que entre a la UCA te llenaste de lágrimas de orgullo y te prometo que voy a dar lo mejor de mí siempre… Me vas a hacer una falta increíble porque literalmente eras mi confidente, con quien más compartías tiempo, admiro tu trabajo y lo que hiciste por la gente, tanta gente sin recursos que ayudabas, siempre diciendo: La salud es lo primero», refirió el joven.
* Esta entrevista fue publicada originalmente en El Nuevo Diario.
Foto portada: Orlando Valenzuela / El Nuevo Diario.