Redacción / IP Nicaragua
Al menos a 12 jornadas de limpieza fue sometida la laguna de Tiscapa en el 2021 para reducir el nivel de contaminación de este cuerpo de agua.
Pese al esfuerzo del personal de la alcaldía de Managua el reservorio de agua continúa padeciendo de la contaminación por los desperdicios que recibe de los cauces de los sectores aledaños.
En este 2022, las autoridades municipales continúan implementando las jornadas de limpieza a la orilla de la laguna.
El pasado 28 de enero, el Ejército de Nicaragua en conjunto con la municipalidad participaron en una jornada ecología.
En esta actividad recolectaron 20 metros cúbicos de desechos sólidos y se limpiaron 2,500 metros lineales de costas y andenes.
Urge estrategia nacional
Ambientalistas y expertos en recursos hídricos explicaron que las jornadas de limpieza permiten retirar parte de los desechos que contaminan la laguna.
No obstante, urge de una estrategia integral que debe empezar por cortar el origen del problema: “dejar de recibir las aguas pluviales de Managua”.
“En general no creo que haya cambiado mucho la situación (tras las jornadas de limpiezas) porque sigue recibiendo las aguas que les entran por el cauce que viene de la parta alta de San Judas», dijo Ruth Selma Herrera, coordinadora de la Plataforma Nacional del Agua.
“Hasta donde yo tengo entendido las jornadas de limpieza te permiten retirar parte de los desechos, pero el resto de materiales contaminantes ahí van quedando y hay otros que están dentro de la laguna”, añadió Herrera.
Un ambientalista que pidió mantenerse en el anonimato valora positivamente las jornadas de limpieza, pero insiste en que “lo que se necesita hacer es evitar que las aguas pluviales sigan cayendo a la laguna»
«Hay que desviarlas hacia otras fuentes, no sin antes ser tratadas”, manifestó el experto.
La contaminación de la laguna “es algo que debe corregirse, y tiene que ver con el gobierno municipal y con todos los sectores comprometidos con el medio ambiente”, añadió el ambientalista.
Más de 30 años recibiendo desperdicios
Desde hace más de 30 años, la laguna de Tiscapa recibe todo tipo de desperdicios, sedimentos, plástico y sustancias tóxicas.
De acuerdo con el ambientalista, el deterioro de Tiscapa inició a partir de los años ochenta, cuando las autoridades en ese momento decidieron que las aguas pluviales cayeran sobre esta, condenándola a la contaminación.
“Todo cuerpo de agua, como es Tiscapa que es cerrado que no tiene salida, si recibe agua en este caso de lluvia que vienen combinadas con desechos de todo tipo; plásticos, orgánicos, sedimentos, tela, zapatos, animales, hay una especie de barrera de retención que no es suficiente, porque todavía entran desechos importantes a la laguna”, dijo Herrera.
Pésima decisión
En 1991, la laguna de Tiscapa ubicada a dos kilómetros de la ribera del Xolotlán, fue declarada reserva natural, pero no ha bajado los niveles de contaminación.
“Para mí que desde que se decidió meterle aguas de lluvias, de los cauces fue una pésima decisión, porque aquí en los cauces corren basura y corren contaminante y sedimentos y que retirar eso es la primera decisión”, señaló Herrera.
Desde noviembre de 2019, las aguas de Tiscapa se oxigenan por medio de un sistema de aireación y bioestimulación.
Además se remueven parte de los sedimentos que le han quitado profundidad durante décadas, pero no se logra frenar la contaminación que recibe de los cauces.
Tiscapa también estuvo bajo tratamientos con aplicaciones de microorganismos y oxigeno para revertir la contaminación. En 2020 se dejó de apostar a este método.
El ambientalista explicó que todos estos esfuerzos, prácticamente “son en vano o quedan en un punto neutro, ya que con el invierno caen nuevamente los desperdicios. El nivel de contaminación de la laguna se desconoce».
Estrategia y compromiso integral
Herrera explicó que “descontaminar esas aguas te lleva a plantear que lo primero que tenés que llegar hacer es desarrollar una obra de ingeniería que evite la entrada de esa agua (del cauce). Pero eso significa desviar las aguas de ese cauce hacia otro lado”.
«Tengo entendido que estaban hablando de hacer una obra que iba conectar esas agua con unos de los trapaces que hay en la parte hacia el este de la laguna, pero no sé qué nivel de avance tiene”.
Para Herrera lo más conveniente es hacer un sistema de filtración y un sistema de pretratamiento de depuración de las aguas antes de que entren a la laguna.
«Como son volúmenes de agua tan grandes no pareciera tan lógica esa salida, sino más bien evitar que entre a la laguna el agua del cauce (sector del Hospital Militar). Antes ahí había un represa que estaba evitando que entrara tanto sedimentos, pero siempre entraban», recordó Herrera.
Asignatura pendiente
Tiscapa es una signatura pendiente para la Alcaldía de Managua, para el Ministerio del Ambiente y los Recursos Naturales (Marena) y todas las instancias que tienen que ver con la gestión de estos cuerpos de agua que no son destinados al consumo humano.
«La captación de agua de lluvia que de manera natural hace la laguna porque tiene laderas por donde se escurre el agua tenga algunas trampas para detener la basura, tenga algunas trampas para retener cualquier cosa que se vuele, porque el plástico se puede volar, pero lo primero es cerrar la entrada de las aguas que contaminan”, reiteró Herrera.
La experta en recursos hídricos recomienda:
- Limpiar lo que ya tenes de sedimentos “más evidentes porque eso lo hacen con una especie de dragado y por otro lado dejar que la naturaleza ayude a recuperar ese cuerpo de agua, solamente recibiendo agua de lluvia”.
- Posteriormente “podrá mejorarse la calidad del agua con ese tipo de sustancias que le inyectan, que son ozono y cosas así.
- Asimismo señala que “la estrategia tiene que ser integral”.
- Educción pública ambiental masiva para los managuas “y particularmente para la gente de todos los sectores aledaños. Proceso educativo, de conciencia, de acercamiento con ese cuerpo de agua”.
- “Una campaña sostenida para salvar la laguna empezando por la relación de los ciudadanos que le tiran basura a los cauces”.