El escrito recopila la historia de 20 universitarios que reviven la lucha estudiantil y su propósito por recuperar la autonomía universitaria.
Redacción/ IP Nicaragua
La historia de al menos 20 universitarios sobrevivientes de la “represión armada” ejercida por el gobierno de Daniel Ortega, durante la “Rebelión de Abril”, fueron recopiladas en el “Libro Blanco”, titulado “Las evidencias de un Estado totalitario: Violaciones de derechos humanos en universidades públicas de Nicaragua”.
El libro fue presentado este 29 de marzo por activistas internacionales, defensores de derechos humanos, y algunos estudiantes que sobresalen como autores del libro.
La memoria escrita documenta los casos de violencia ocurridos en la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua en Managua (UNAN-Managua), UNAN-León, Universidad Nacional Agraria (UNA) y Universidad Nacional de Ingeniería (UNI).
El estallido de la Rebelión de Abril en Nicaragua, inició hace tres años, cuando cientos de jóvenes universitarios salieron a protestar en contra de unas fallidas reformas al Seguro Social. Las manifestaciones fueron reprimidas violentamente por fuerzas policiales y grupos de civiles afines al gobierno de Daniel Ortega.
El próximo 18 de Abril, se cumplirán tres años del inicio de la represión que se vivió en 2018, que dejó 328 personas asesinadas, más de 2 mil heridos, más de 100 mil exiliados y decenas de universitarios expulsados, además de docentes y trabajadores de la salud despedidos por manifestarse en contra del Gobierno de Ortega, según un informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
Detrás de la iniciativa
La creación y presentación de este libro fue promovido por la nicaragüense y activista, Bianca Jagger, presidenta de la Fundación Bianca Jagger Pro Defensa de los Derechos Humanos; Rosalía Miller, activista internacional por la defensa de los niños; y el brasileño Paulo Abrāo, defensor regional de los derechos humanos y exsecretario de la CIDH.
Por otro lado, Jandir Rodríguez Centeno, Christopher Nahiroby Olivas Valdivia, Amaya Coppens, Marcos Nelson Rodríguez Ortiz, Gelmin Francisco Martínez Caballero, Ensly Aráuz Cisne, Miurel Guadalupe Cuarezma García, Elthon Rivera y Jonathan López, son parte de los estudiantes universitarios que apoyaron la elaboración del Libro Blanco son
También apoyaron la iniciativa los estudiantes Heyking López Marenco, Gustavo Aníbal Lanzas, Sergio Alberto Midence Delgadillo, Yasser Mohamad Vado González, Augusto Centeno, Yasuri Potoy, Melkin Castillo, Francis Guiselle Rivas Tórrez, Aritz Iván Serrano Báez, Kevin Rodrigo Espinoza Gutiérrez, Justina Orozco Jirón y otros permanecen en el anonimato.
El escrito revive la lucha estudiantil y su propósito por recuperar la autonomía universitaria, sobre la cual el gobierno tiene total control a través de la Unión Nacional de Estudiantes de Nicaragua (UNEN), que funge como el brazo político de Ortega en los recintos, expusieron los jóvenes durante su presentación.
Construcción de una memoria
Levis Rugama, estudiante expulsado y excarcelado político, que está hoy en el exilio, manifestó que el “Libro Blanco” es vital en la construcción de la memoria histórica de Nicaragua.
“Es de suma importancia su existencia, porque aborda las violaciones a los derechos humanos de los jóvenes nicaragüenses que valientemente se levantaron a protestar en 2018. Permite denunciar y visibilizar una de las expresiones de represión más aberrantes durante la crisis”, expresó Rugama.
En febrero de 2020, Rugama recibió el premio “Joven de la paz 2019”, y lo dedicó a Monseñor Silvio Báez.
“Los estudiantes hemos sido violentados, expulsados, encarcelados y asesinados y son crímenes que se deben conocer», agregó Rugama.
Todos los estudiantes universitarios que apoyaron la redacción del libro fueron expulsados de las universidades en 2018.
“Creo que desvincularnos de las universidades fue una de las cosas más difíciles que enfrentamos con la expulsión. Truncaron nuestros sueños y nuestros proyectos”, dijo María Alejandra Centeno, expulsada de la UNAN-Managua, actualmente en el exilio.
Por su parte, Paulo Abrāo, defensor regional de los derechos humanos, manifestó que existe una deuda histórica, que debe ser cumplida, sanada especialmente con estos jóvenes nicaragüenses.
“Este libro difunde, visibiliza el impacto de esa represión estatal, pero además de compartir esas experiencias individuales hacen parte de un proyecto mucho más importante. De este libro, se podrá en el futuro sacar elementos de memoria, pero también elementos probatorios muy importes para la implementación de la justicia, para procesar y responsabilizar a aquellos que han dañado y generado este estado de violación sistemática y masiva de los derechos humanos en el país», aseguró Abrāo.