Redacción/ IP Nicaragua
Un día como hoy 30 de mayo, pero de 2018, centenares de miles de ciudadanos de Managua y departamentos vecinos a la capital, marcharon por las calles de la ciudad en la que es considerada La Madre de todas las Marchas en Nicaragua.
El gobierno de Daniel Ortega y Rosario Murillo ya llevaba varias semanas reprimiendo las protestas cívicas desatadas desde el 18 de abril, por las reformas al sistema de seguridad social que perjudicaba a los jubilados.
La marcha era en espontánea acción de solidaridad con cientos de madres que lloraban la pérdida de sus hijos que habían sido asesinados por la violenta represión desatada por la policía y grupos para militares del régimen de Ortega.
De todos los rincones de la capital caminaron a pie, (porque el gobierno cortó el transporte urbano) grupos de miles y miles de vecinos, amigos, familiares y conocidos de los estudiantes asesinados y sus adoloridas madres en una marcha de repudio al régimen que culminaría pacíficamente en la Universidad Centroamericana (UCA).
La multitudinaria marcha empezó con entusiasmo en la rotonda Jean Paul Genie y avanzó lentamente a lo largo de la carretera Panamericana de manera ordenada y pacífica, acompañada de canciones de protesta y consignas de repudio a la dictadura orteguista.
En imágenes tomadas por un Dron, se pudo ver que la muchedumbre cubría las dos filas de carriles de la autopista desde la rotonda Jean Paul Genie hasta la rotonda Rubén Darío.
Esta inmensa marea humana estaba llena de personas auto convocadas de todas las edades y corrientes de pensamiento, identificadas mayoritariamente con el color azul y blanco de sus vestidos, pantalones, camisetas, gorras, cintillos y banderas.
Nadie se imaginó regalo de Ortega
Nadie, ni la persona más perversa pensaría que la dictadura se atrevería a atacar una marcha pacífica de miles de madres acompañadas por sus familias, en el propio día de las madres, sobre todo porque paralelo a esta marcha, en la Rotonda Hugo Chávez el propio dictador Ortega y su mujer, participaban de un concierto dedicado también a la madre nicaragüense.
Pero ocurrió lo impensable. Cuando la marcha llegó a la Rotonda Rubén Darío de Metrocentro y dobló hacia la UCA, desde el sector del nuevo estadio de béisbol Denis Martínez, se desprendió una caravana de camionetas de la policía y motos conducidas por sujetos de civil (paramilitares), quienes abrieron fuego contra la multitud, provocando las primeras víctimas mortales de ese día.
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Mientras tanto, desde lo alto del dicho estadio de beisbol, varios franco tiradores expertos blanqueaban con certeros disparos en la cabeza, cuello y tórax a estudiantes universitarios apostados en los alrededores de la Universidad de Ingeniería UNI, lo que se convirtió en una verdadera masacre estudiantil.
Aquel 30 de mayo de 2018, las madres solo querían rendir homenaje a sus hijos que venían siendo acribillados desde abril.
Fue una masacre
Pero la dictadura de Ortega y Murillo ya tenía preparado un macabro regalo a las madres, con la masacre que dejó ese día: 237 víctimas, de ellas 19 muertos (8 en Managua) y 218 heridos, según reportó el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI).
Este grupo también constató que del 20 de abril al 30 de mayo del 2018, fueron asesinadas 109 personas, la mayoría por disparos de armas de guerra de grueso calibre, de uso restringido por el ejército.
Hasta el día de hoy, 30 de mayo de 2022, no se hacho justicia por ninguno de los jóvenes asesinados.
Sin embargo, estos datos palidecen con el informe que brindó, meses después, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), luego que el régimen lanzó una «operación limpieza», logrando desmantelar a sangre y fuego los tranques que la población había levantado para protegerse de los ataques de grupos paramilitares orteguitas.
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La CIDH denunció en su momento que la represión desatada por el régimen dejó 328 muertos, 3 desaparecidos,130 encarcelados y más de 88,000 nicaragüenses que se vieron obligados a marcharse al exilio ante las amenazas a su seguridad por haber participado en las protestas que estallaron en abril de 2018.
Al día de hoy, se estima que son más de 100 mil los exiliados, según reportes de organismos internacionales.