La activista y opositora Samantha Jirón, de 22 años, pasará su segunda Navidad en las celdas del Sistema Penitenciario de mujeres de Nicaragua, conocido como «La Esperanza». Es la presa política más joven del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
A los 18 años, Samantha se involucró en las protestas cívicas que detonaron en 2018 destacando por su personalidad extrovertida y su capacidad para hablar sobre la problemática social, política y económica del país.
Su madre, Carolina Jirón confía en que su hija no tenga que pasar los ocho años en prisión a los que fue condenada. Sin embargo, reconoce que «solo un milagro puede sacarla de ahí».
«Siempre voy a estar ahí en pie de lucha para ella. Yo la estoy esperando con todo el amor del mundo, con todo el amor de madre y no voy a descansar hasta ver libre a mi hija», dijo su progenitora en entrevista con IP Nicaragua.
Doña Carolina espera que cuando ese momento llegue «ella retome otra vez todos sus sueños y sus metas». «Juntas vamos a cumplir todo lo que nos hemos propuesto como familia», afirma.
¿Quién es la extrovertida Samantha Jirón?
Cinthya Samantha Padilla Jirón es su nombre legal, pero ella prefiere no usar el apellido de su padre, porque este ha estado «ausente» en su vida.
Es originaria de Masaya y nació el 16 de enero del año 2000. Samantha es la mayor de los tres hijos de doña Carolina. Desde su infancia se mostró muy extrovertida, alegre y amistosa.
En el colegio era buena estudiante. Por sus calificaciones consiguió una beca para estudiar en una escuela privada. Y además en su adolescencia fue voluntaria en el Benemérito Cuerpo de Bomberos.
Por esa personalidad su mamá también la integró en proyectos para potenciar sus cualidades y habilidades. Así fue como a los diez años formó parte del proyecto psicosocial “Los Miguelitos”, que ayudaba a niños, adolescentes y jóvenes en situación de riesgo.
Cuando surgieron las protestas de 2018, ella estaba cursando cuarto año de secundaria y como muchos decidió sumarse.
«Ella siempre ha sido una joven optimista a pesar del encierro. Por eso se desespera, ella es bien activa, en la casa no paraba, siempre andaba buscando actividades que hacer, en que involucrarse, participar en foros de derechos humanos, esa fue siempre su pasión», manifestó doña Carolina.
Su breve exilio
Tras participar en las protestas, Samantha comenzó a recibir amenazas. Primero en las redes sociales y luego con encapuchados a bordo de motos que la intimidaron con quemar su casa. Así que decidió refugiarse en Costa Rica, donde siguió con su activismo y trabajo social.
En el exilio continuó con sus estudios en horario nocturno y en diciembre de 2019 logró bachillerarse.
Samantha, sin embargo, regresó a Nicaragua en julio de 2020, por lo complicado que se volvió la situación en Costa Rica debido a la pandemia. Al volver se integró a la Unidad Nacional Azul y Blanco (UNAB).
Al volver a Nicaragua se inscribió en dos universidades. En la Universidad Paulo Freire cursaba Ciencias Políticas; y en American College, comenzó la carrera de Diplomacia y Relaciones Internacionales, pero luego se cambió a Periodismo.
Según doña Carolina, antes de ser arrestada su hija ya había decidido apartarse de la política por el contexto represivo que surgió en el país. Así que después de vivir en casas de seguridad por un tiempo, volvió a casa de su mamá y estaba buscando un empleo para pagar sus estudios.
Sobre su detención
Samantha Jirón fue capturada el nueve de noviembre de 2021, dos días después de las cuestionadas elecciones generales en el país centroamericano. Agentes policiales vestidos de civil la interceptaron cuando salía del hotel Holiday Inn, en Managua.
“Al salir del hotel, los agentes persiguieron y detuvieron el vehículo (en que se desplazaba)”, denunció entonces la UNAB.
Al siguiente día de su arresto, su mamá fue a buscarla a la Dirección de Auxilio Judicial (DAJ) y le dijeron que allí no estaba, que la fuera a buscar al Distrito III. Allí le confirmaron que estaba detenida. Posteriormente fue trasladada a la cárcel La Esperanza.
El siete de marzo de 2022, Samantha fue condenada a ocho años de prisión por el supuesto delito de “conspiración para cometer menoscabo a la integridad nacional en perjuicio del Estado de Nicaragua” y haber realizado “propagación de noticias falsas”.
Además, el juez Séptimo de Distrito Penal de Juicio de Managua, Melvin Leopoldo Vargas García, le impuso una multa de 30,000 córdobas.
Sobre el aspecto legal, su madre dice que «ya no hay nada más que hacer, ya se apeló, se introdujo un recurso de casación, ya se ratificó la condena», lamentó doña Carolina.
La segunda Navidad en prisión
Cada 15 días doña Carolina visita a su hija en la cárcel. Pero está preocupada porque hace cinco meses la situación se ha complicado «fue puesta en una celda con reas comunes». Desde su traslado a La Esperanza, Jirón permaneció aislada.
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«Hasta el momento no ha sido agredida, gracias a Dios, pero sí sufre amenazas de las reas comunes. La directora del penal ya tiene conocimiento de esa situación», afirmó.
Para doña Carolina, la tempora decembrina «es muy triste», ya que » es la segunda navidad que pasaremos sin ella. Y en enero es su cumpleaños. Otra vez ahí», expresó.
Sus pasatiempos en prisión: Leer y pintar
Samantha aprendió a dibujar y pintar desde muy pequeña y en la prisión ese arte se ha convertido en uno de sus pasatiempos favoritos.
«En esta situación trata de distraerse leyendo, me han permitido llevarle libros, pinturas, blocks, pinceles, así se mantiene distraída. Aunque a veces dice que se le hace difícil estar escuchando día y noche ese acoso», señaló doña Carolina.
No obstante, destacó que su hija «mantiene la fe y la esperanza de salir. No podría decir si ella seguirá con su activismo o se va a enfocar en sus estudios», comentó.
Samantha Jirón, el apoyo de su mamá
Los hermanos de Samantha tienen 19 y 15 años respectivamente. Doña Carolina dice que desde siempre ha sido madre soltera, y Samantha la ha apoyado con los gastos del hogar.
«Ella y y yo éramos las que luchábamos para sacar adelante a sus hermanos y ahora me quedé sola, y son raros y contados con los dedos de las manos las personas que todavía están apoyándonos», señaló.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) otorgó recientemente medidas cautelares a favor de la presa política, y su núcleo familiar, las cuales fueron tramitadas por el Colectivo de Derechos Humanos Nicaragua Nunca + y la Unidad de Defensa Jurídica (UDJ), tras considerar que se encuentran en situación de gravedad y urgencia de riesgo de daño irreparable a sus derechos en Nicaragua.