Madre de Abril a embajadora estadounidense ante la ONU: «la situación en Nicaragua está muy difícil»

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La vida de doña Candelaria Díaz cambió para siempre un 30 de mayo de 2018. No solo perdió un hijo durante la represión que ese día desató la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo, sino que la tranquilidad nunca volvió a su casa. Cinco años después de aquella tragedia, trabaja como ama de casa en un barrio de San José, en Costa Rica.

Así se gana la vida, sirviendo a otra familia y en un país que no es el suyo, porque ella salió bajo persecución de su tierra natal.

Hace cinco años su hijo Carlos Manuel Díaz recibió un disparo en el pecho, en una protesta que se desarrollaba en Monimbó, un barrio de Masaya, departamento ubicado al sur de Managua.

El nombre de su hijo es parte de la lista de 355 personas asesinadas según documentó la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, CIDH.

Dolor para siempre

Cuando llevaron a su hijo muerto a la casa, doña Candelaria se tiró de rodillas, y preguntó una y otra vez por qué lo habían matado.

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Al régimen no le bastó matar a su hijo, sino que también mandó a las turbas sandinistas a asediar la misa de aniversario que ella le dedicó en la iglesia San Miguel de Masaya. Después, ella misma recibió amenazas, asedio constante y ofendían la memoria de su hijo.

El asedio fue tal que doña Candelaria no tuvo otro remedio que salir del país y exiliarse en Costa Rica el 22 de octubre de 2021 para salvaguardar su integridad física.

Petición a la embajadora estadounidense ante la ONU

Ante la información de que la embajadora de Estados Unidos ante la Organización de Naciones Unidas (ONU), Linda Thomas-Greenfield, se reunirá con exiliados nicaragüenses en Costa Rica en el marco de la Cumbre de la Democracia, doña Candelaria exhortó a la funcionaria.

“Nosotros como exiliados, pasamos hambre, desprecio y hay gente de ese país ajeno que se aprovecha. Por eso cada día, le pedimos a Dios la fortaleza para seguir luchando por nuestras familias. Quiero que sepa la señora embajadora, que la situación en Nicaragua está muy difícil”, dijo Díaz.

Recordó que el régimen persigue a la iglesia Católica y las familias enfrentan una crisis económica, por la que nadie puede reclamar porque puede ir a la cárcel.

“Con la poca remesa que enviamos a nuestros familiares, no les alcanza para los alimentos, por eso le pedimos ayuda para que acaben con esa nefasta dictadura y Nicaragua sea libre y que podamos regresar a nuestra tierra”, expresó Díaz.

Aprovechó para pedir justicia por la muerte de su hijo y por los demás asesinados en el contexto de la represión estatal contra las protestas civiles iniciadas en abril de 2018.

“A mi hijo lo mató un francotirador que estaba en el mercado de Artesanías de Masaya, justo cuando él se estaba cruzando una calle mientras apoyaba la lucha de Monimbó, el disparo le entró en la tetilla izquierda, es algo doloroso para mí”, señaló.

“Como madre –agregó– le pido a la comunidad internacional que presioné más para que tengamos justicia, que la señora embajadora (Thomas-Greenfield) tome apuntes de nuestras demandas”.

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