La “amarga” Navidad de Nicaragua en medio de una crisis política

*Por tercer año consecutivo, víctimas de la represión gubernamental viven una celebración entre el dolor y la esperanza.

Redacción IP Nicaragua.

Desde abril de 2018, Nicaragua vive una Navidad marcada por una ola represiva del Gobierno. Hay familias que están entre el dolor y la esperanza, que viven el recuerdo de un familiar asesinado, que está en prisión o en el exilio.

Por tercer año consecutivo, muchas familias no se reunirán como en años anteriores, porque falta alguno de sus miembros. Algunos se encuentran en el exilio o andan huyendo, otros no volverán nunca, porque fueron asesinados durante las protestas 2018.

Un joven en el exilio, la hermana de un preso político y una madre que, aún llora el asesinato de su hijo, volverán a vivir este año una “amarga” Navidad.

La Navidad “no es alegre”

Para Guillermina Zapata, la Navidad no volvió a ser la misma desde el asesinato de su hijo Francisco Javier Reyes Zapata, de 34 años, quien fue asesinado durante la marcha del día de las madres nicaragüenses, el 30 de mayo de 2018.

Zapata afirma que estas celebraciones ya no son un día de alegría y la Navidad, particularmente, es “triste” sin la presencia de su hijo, quien recibió un letal disparo de arma de fuego en su cabeza.

Ese 30 de mayo, Guillermina participó junto a su hijo, y miles de personas, en la mayor de las marchas convocadas, precisamente para solidarizarse con las madres que habían perdido a sus hijos y que demandaban justicia.

Francisco Javier, “el zurdo” como le decía, era hijo de padre policía y ese 30 de mayo iba a encontrarse con su mamá para participar en la marcha, pero el encuentro nunca se dio.

Para Guillermina, esta sería la tercera Navidad sin la presencia de su hijo. Han pasado más de dos años desde aquel fatídico día y el dolor que sufre al recordarlo es el mismo.

“Los 24 y 31 de diciembre, él siempre estaba en la casa”, dice la acongojada madre.

Francisco Javier Reyes Zapata fue asesinado el 30 de mayo de 2018. Foto tomada de redes.

La última Navidad que Guillermina pasó junto a su hijo Francisco fue en 2017. Ese día, los hermanos del joven asesinado también la acompañaron.

“No es fácil perder a un hijo cobardemente, porque no merecía que le arrebataran su vida, Francisco Javier Reyes, ¡Presente! ¡Ama y no olvida!”, dice la adolorida madre.

Francisco Javier apenas logró bachillerase y estudió computación. Se dedicaba a la venta de ropa de manera informal, junto a su mamá y le gustaba jugar fútbol.

Esta Navidad, Guillermina piensa pasarla en su casa con sus otros hijos. No le queda otra alternativa ante el acoso de que es víctima por parte de las autoridades.

Celebrar en el exilio

Para “Humberto”, un médico en el exilio este año, nuevamente se conformará con hacer una video llamada a su mamá para conectarse en esta fecha de unión familiar.

“Es doloroso estar lejos de nuestra familia en la condición en la que estamos, que no es muy buena. En lo personal, yo creo que tendré que llamar a mi mamá en la noche de Navidad y fin de año, para poder estar con ella conectada de alguna manera, porque es la única manera en estos momentos, pues por desgracia para muchos no es igual después del 2018”, señala “Humberto”.

El médico exiliado, afirma que creció en un ambiente familiar donde los hijos, sobrinos y nietos se reunían para celebrar la Navidad y las fiestas de fin de año.

Su última celebración, en la tierra que lo vio nacer y junto a su familia, fue en 2017, precisamente un año antes de las protestas que fueron reprimidas por agentes de la Policía Nacional y miembros paramilitares.

Mi última Navidad, en 2017, la pasé con mi mamá, mis hermanos, mis sobrinos. Celebramos la Navidad con mi mamá, sentarnos con ella, disfrutar la cena navideña, contar historias de la familia, de la abuela, vivencias que tuvimos en el año, experiencias que adquirimos, conocimientos y metas que nos propusimos para el 2018”, recuerda “Humberto”.

En el 2018, “Humberto” se había propuesto hacer una especialidad quirúrgica, pero lamentablemente no pudo por la situación en la que se vio inmerso en ese momento.

En el exilio, aprovechaba las fiestas decembrinas para reunirse con amigos de su gremio, pero este año no podrán por las restricciones impuestas, debido a la pandemia del coronavirus.

Muchos optaron quedarse en sus casas o lugares de trabajo, porque por medidas de seguridad está prohibido reunirse más de cuatro personas en un local.

“Para todos nosotros cambió la situación, nada va a volver a ser igual hasta que podamos estar libre del régimen o del narco gobierno que impera en nuestro país, para muchos todavía es doloroso verlos en el gobierno, que nosotros estemos en el exilio y que muchas madres no encuentren la paz y justicia que ellas piden”, reclamó el médico exiliado.

En “Humberto” vive el recuerdo de las navidades antes del exilio. Sus sueños de superación se mantienen latentes todavía y los recuerdos que guarda de su querida Nicaragua.

“Fueron bonitos momentos que van a quedar impregnados por toda mi vida, 25 navidades que logré pasar junto a mi familia, tres de las cuales, me han arrebatado, las he pasado en el exilio”, dice “Humberto”.

“Para las más de 70 mil familias nicaragüenses en el exilio no es fácil pasar una Navidad, muchos pasaran sin comer, otros con un tiempo de comida, ésta no va a ser una Navidad igual, no va a ser una Navidad llena de alegría, de felicidad, va a ser una Navidad donde habrá lágrimas, dolor, pero, tengo la fe, la certeza y la convicción de que no estamos lejos de volver a reunirnos”, agregó el médico en el exilio.

En la prisión

Por su parte, Karen Lacayo, hermana del preso político Edward Lacayo, mejor conocido como “La Loba”, lamenta que su familiar hoy 24 de diciembre cumplirá su segunda Navidad tras las rejas.

Edward Lacayo, preso político del Gobierno de Daniel Ortega, pasará otra Navidad en la cárcel. Foto tomada de redes.

El caso de Edward Lacayo es dramático, porque además de estar preso y sometido a aislamiento y sometido a maltrato por parte de las autoridades penitenciarias, el acoso policial se extiende a toda su familia.

Este 23 de diciembre, Lacayo burló el cerco policial en su casa, ubicada en Masaya, para visitar a su hermano en la cárcel, donde encontró a un hombre en mal estado físico, producto del hambre que lo hacen pasar, denunció Lacayo.

Esta Navidad vamos a estar en oración, porque aquí en Nicaragua ya no podemos hacer piquetes, ni plantón, ya no podemos ni sacar una bandera, ni nada, porque te echan presa, por eso vamos a hacer una vigilia vía zoom hasta las doce de la noche”, anuncio Lacayo.

Karen explicó que, a media noche del año pasado toda la familia cantó el himno nacional y lo publicaron en redes sociales como una forma de protesta.

“Ya tenemos tres años que la Navidad ya no es Navidad, y dos navidades que no la hemos pasado con él (Edward), pero le digo a los familiares de los presos políticos de que hay un Dios que él va a hacer justicia”, puntualizó Lacayo.

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