Autoridades del Sistema de la Integración Centroamericana (SICA), dieron a conocer que 5,8 millones de personas, tanto del área rural como urbana de Guatemala, El Salvador y Honduras están en “crisis o emergencia de inseguridad alimentaria aguda”.
De acuerdo con las proyecciones del organismo, esos más de 5 millones de personas son «marginalmente capaces de satisfacer sus necesidades alimentarias mínimas» y «han agotado sus reservas o medios de subsistencia».
Las estimaciones de SICA, que van desde septiembre del año pasado al próximo mayo de 2022, los ubican en una Fase 3 o superior de la Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria en Fases (CIF).
La situación se ha visto agravada por la pérdida de ingresos y de fuentes de empleos, tanto formal como informal, así como por el alza en los precios de la canasta básica, especialmente en los granos básicos, afirmó SICA.
Efectos del COVID-19
Otras de las razones que señaló la entidad tiene relación con los efectos causados por la pandemia del COVID-19 y el surgimiento de nuevas variantes.
Recientemente la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) explicó que el retroceso en materia de seguridad alimentaria experimentado en la región, a causa de la pandemia, solo se podría comparar con los de “una bomba atómica”.
La FAO afirmó que en apenas un año de pandemia se perdieron «20 años de esfuerzo” en la reducción del hambre y la inseguridad alimentaria.
El SICA, citó en un comunicado de prensa que sus análisis de los países contaron con más de 66 fuentes institucionales “entre las que se listan gobiernos, municipalidades, organismos regionales e internacionales, la academia, organizaciones no gubernamentales y sector empresarial”.
Así mismo contó con la asistencia técnica de la Unidad de Soporte Global (USG) de la CIF y el Programa de Sistemas de Información para la Resiliencia en Seguridad Alimentaria y Nutricional de la Región del SICA segunda fase (PROGRESAN-SICA II).
Nota de VOA.