«Harta»: La película del grito silencioso de las mujeres que cargan con todo

La película desnuda con crudeza y sensibilidad el peso invisible que asumen millones de mujeres en el núcleo familiar, en un sistema que las obliga a resistir en silencio

En una sociedad donde las mujeres siguen sosteniendo el mundo con una fuerza que rara vez se reconoce, la cineasta Julia de Paz Solvas lanza Harta, su segundo largometraje, como una poderosa reflexión sobre las cargas invisibles que enfrentan madres, hijas y abuelas. La película —una expansión de su aclamado cortometraje homónimo— profundiza en el peso emocional, psicológico y estructural que las mujeres asumen en el seno familiar.

Harta sigue a Carmela, una niña de 12 años que, tras la separación de sus padres, se muda con su madre a casa de su abuela. A través de su mirada inocente pero aguda, el filme revela cómo la maternidad —lejos de ser una figura romántica o mítica— es un terreno minado de sacrificios solitarios. Janet Novás encarna a una madre que hace malabares entre el dolor, la culpa y la responsabilidad, mientras Petra Martínez da vida a una abuela marcada por décadas de renuncia y silencio.

“Quiero hablar de esas mujeres que sostienen el día a día sin que nadie las escuche, sin que nadie se pregunte cómo están”, ha dicho Julia de Paz. Y lo hace desde un lugar íntimo, sin caer en el melodrama, con una cámara que observa de cerca, que respira junto a los personajes, que incomoda cuando es necesario.

El padre ausente y el sistema ciego

Julián Villagrán interpreta al padre de Carmela: un hombre carismático y sensible, pero ajeno a las rutinas extenuantes del cuidado diario. No es violento, no es monstruoso. Simplemente no está. Y esa ausencia se vuelve central. No solo en lo afectivo, sino en cómo la ley y la sociedad reparten responsabilidades de forma desigual. El filme denuncia cómo las decisiones judiciales —aparentemente neutras— perpetúan la invisibilización del trabajo emocional y doméstico que asumen las madres.

Harta no sólo es una historia sobre un divorcio. Es un espejo incómodo sobre cómo las mujeres, desde niñas hasta ancianas, son socializadas para resistir, adaptarse, callar. Carmela lo aprende pronto: su deseo de estar con su padre es ignorado, su voz infantil se ve atrapada entre los adultos que deciden por ella. Y mientras tanto, su madre carga con todo: el cuidado, el sostén económico, el duelo, la estabilidad emocional de la niña.

Con esta película, De Paz continúa la senda iniciada con Ama, donde ya había cuestionado el ideal de la madre sacrificada. Pero Harta va más allá: es una denuncia estructural, una película política en lo íntimo, una obra que interpela sin necesidad de alzar la voz.

Producida por Astra Pictures, Avalon y Krater Films, y con ventas internacionales a cargo de Beta Cinema, Harta no solo apuesta por una mirada crítica en lo narrativo, sino también en su forma de producción: es el primer rodaje español en implementar un equipo específico para garantizar el Green Film Certificate, con criterios de sostenibilidad ambiental y social.

La película no busca dar respuestas fáciles. Es un retrato emocional, muchas veces doloroso, de lo que significa ser mujer en un sistema que se apoya sobre sus espaldas mientras les exige sonreír. Harta es, como su nombre lo indica, un grito contenido. Pero también una invitación a escuchar, por fin, a quienes han estado sosteniéndolo todo.

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