En Nicaragua hay escultores de mucha calidad para restaurar imagen de la Sangre de Cristo

* Lo dice una escultora, consultada por IP Nicaragua, quien recomienda restaurar la imagen calcinada.

ERNESTO GARCÍA

Para Andrea Murillo Álvarez, quien por más de 40 años ha reparado imágenes religiosas, es viable restaurar la escultura de la Sangre de Cristo, calcinada en un atendado terrorista hace diez días.

Según la escultora nicaragüense, la reparación de la venerada y consagrada imagen llevaría varios meses.
«La restauración de la imagen de la Sangre de Cristo no se puede hacer de un día para otro, ni de una semana para otra, su restauración puede durar unos tres meses», señaló la entrevistada.

Para la artista del arte sacro, lo mejor es reparar la antiquísima imagen, que se quemó la mañana del pasado 31 de julio cuando un supuesto terrorista lanzó una bomba en su capilla, en la Catedral de Managua.

La Iglesia Católica no define si restaurará la imagen de la Sangre de Cristo

«Hay que restaurar la imagen (de la Sangre de Cristo) porque ella (la imagen) es parte de nosotros», expresó la entrevistada.
Aseveró que en Nicaragua hay escultores de mucha calidad, que pueden dejar la imagen cómo era antes del atentado.

«Lo primero que debe hacer él o los escultores que contraten para reparar la imagen de la Sangre de Cristo es pedir al Señor que los ilumine», afirmó la escultora.

Andrea Murillo agregó que ella y sus colabores tienen mucha experiencia en la restauración de imágenes religiosas que se han quemado en incendios provocados por otras razones.

Minutos después del atentado terrorista, el cardenal Leopoldo Brenes dijo que sería bueno restaurar la imagen calcinada, a la cual, por el fuego, se le desprendió el rostro.

Dos días después, las autoridades de la Catedral de Managua emitieron un comunicado anunciando que próximamente darían a conocer la forma en que se recibirían las donaciones para cubrir los gastos de la restauración de la venerada imagen, que representa a Cristo en el madero de la cruz.

La imagen llegó a Managua hace 382 años, procedente de Guatemala, y desde entonces ha tenido cuatro santuarios.
Su primera capilla fue en la iglesia San Antonio, destruida por el terremoto del 23 de diciembre de 1972.

Posteriormente, fue trasladada a la iglesia de Monte Tabor, 14 kilómetros al sur de Managua.
Para el año 1985 por voluntad del cardenal Miguel Obando y Bravo (de feliz memoria) la imagen fue trasladada a la parroquia Pio X en Bello Horizonte.
Desde 1993, permanece en su actual capilla en la catedral Inmaculada Concepción de María.