El negocio redondo de la energía en Nicaragua

Redacción Billetes

Aunque las plantas generadoras de energía Che Guevara no están generando la misma cantidad de megavatios que producían en el 2018, siguen embolsándose una buena cantidad de dinero, que sale del bolsillo de los consumidores, debido a los contratos que tienen por los “precios por potencia”.

“Las plantas Che Guevara no están en operación. La capacidad instalada de ellas siempre se mantiene. Lo que podría pasar es que (esa capacidad) siga hacia el alza, si siguen en el mercado, ya sea por nuevas inversiones, o si introducen una nueva planta Che Guevara. Lo que no es constante es cuánto generan en sí. Los datos del Centro Nacional de Despacho de Carga muestran que efectivamente estas plantas no están operando en Nicaragua, pero aún así, por los términos de los contratos, se les sigue remunerando por potencia, con los altos precios”, explicó un investigador de la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides).

En Nicaragua existe una capacidad excesiva de generación. Foto: Pixabay.

“En 2018, antes de las sanciones con la Ley Global Magnitsky, habían producido 369,202 megavatios de energía. Era uno de los grandes agentes generadores de energía en Nicaragua, pero actualmente, en el acumulado de 2020, hasta el 22 de julio, habían producido 1,827 megavatios hora. Estos datos son públicos. ¿Qué quiere decir? Que no están operando, pero que les seguimos remunerando por existir”, detalló.

En 2019, el costo de la energía eléctrica en Nicaragua tuvo un incremento de más del 19 por ciento, pero este año, obligado por la pandemia del covid-19, el Gobierno decidió hacer una mínima reducción del tres por ciento.

Una combinación de factores hace que el precio de la energía en Nicaragua sea uno de los más altos de Centroamérica, indica un informe que presentó este jueves Funides.

De acuerdo con el estudio, los costos de generación y distribución de la energía son los que más contribuyen al alto costo de la tarifa energética final.

Del costo total de la energía, el 61.7 por ciento corresponde al precio que pagan los nicaragüenses por la generación y un 34.7 por ciento por la distribución. El restante 3.6 por ciento corresponde a transmisión, según el estudio.

Nicaragua sigue siendo el país con menos energía renovable en la región. Foto: El Nuevo Diario.

El precio de la energía que reciben las distribuidoras, por parte de las generadoras, es el más alto de Centroamérica. Así, por ejemplo, mientras en Nicaragua en el 2018 se pagó 116 dólares por megavatios hora, en el resto de los países de la región el precio promedio anduvo por los 74 dólares, y el país que más se acercó a Nicaragua (Honduras) el precio fue de 109 dólares, mientras que el que menos pagó fue Costa Rica: 38 dólares.

Las causas

De acuerdo con los investigadores del centro de pensamiento, “los generadores de energía eléctrica tienen un alto poder de mercado, lo que permite el aprovechamiento económico”.

Ese alto poder de mercado se refleja en los contratos de compra de energía eléctrica, los que se basan en “pagos fijos por potencia elevada” y “un pago variable por la energía generada”.

El gran argumento para mantener vigente ese sistema es que garantiza tener energía en el país, pero los consumidores no pueden elegir a otro proveedor.

De acuerdo con la explicación brindada por los especialistas de Funides, las plantas generadoras de energía de Albanisa, que manejan el 46 por ciento de la capacidad de generación de energía térmica del país, registran los precios por potencia más altos del país.

Con base en datos del INE, el estudio refiere que estas plantas tienen un precio de potencia por encima de los 14,700 dólares por megavatios.

Las plantas de Albanisa, que tienen una capacidad de 200 megavatios alcanzaron en 2018 un cargo por potencia mensual de 2.9 millones de dólares y las de Alba Generación, que tienen una capacidad instalada de 110 megavatios, 1.6 millones.

Los nicaragüenses tienen que pagar un mayor costo en la energía eléctrica. Foto: El Nuevo Diario.

En total las plantas de Albanisa, entre las que están las Che Guevara, sumaron cerca de 4.6 millones de dólares en cargo por potencia mensual.

Estos precios, según el estudio, están por encima de los del resto de países de la región. Por ejemplo, en el caso de El Salvador, el precio no llega a los 8,000 dólares. Este fue establecido en el 2015 y es revisado anualmente.

En Honduras se ubica en un rango de 10,000 y 11,890 dólares.

Y en Guatemala, para 11 contratos adjudicados en el 2016, la mayoría con carbón o bunker, se establecieron precios por potencia de 5,880 dólares por megavatios.

Reservas excesivas y largos contratos

Por otro lado, los especialistas del centro de pensamiento aseveraron que en Nicaragua existe una capacidad excesiva de generación. Eso quiere decir, según el estudio, que las reservas en megavatios han llegado a un 82 por ciento, en 2019, cuando según los especialistas debería de andar entre los 30 y los 40 por ciento.

“Tenemos un exceso de capacidad instalada porque hay un precio fijo por potencia que ronda los 12,000 dólares. Entonces, resulta muy bueno estar instalando más capacidad”, opinó uno de los especialistas.

Además, el informe refiere que otro problema en Nicaragua es que el plazo promedio de los contratos con los generadores es excesivo, llegando hasta los 27 años, por el argumento de que las empresas tienen que recuperar la inversión realizada.

Por ejemplo, todos los parques eólicos que se establecieron en el país entre 2007 y 2011 tienen contrato de 30 años. Aunque esa información es oficial, tomado de los registros del INE, no se tiene la información sobre los contratos del Parque Eólico Comandante Camilo Saavedra, las Centrales Termoeléctricas Che Guevara y Hugo Chávez ni la Planta Alba Generación.

Nuevamente, los plazos de los contratos con los generadores de energía en Nicaragua están muy por encima de los del resto de Centroamérica, donde varías entre 10 y 20 años.

En Guatemala, la regulación establece que los contratos de largo plazo pueden ser de hasta 15 años. El informe muestra como ejemplo los proyectos de energía solar en El Salvador, de 2014, que tienen plazos de 20 años y uno que se terminará de construir en este año, con un plazo de 20 años.

En Panamá, un proyecto de 350 megavatios, adjudicado a la empresa Gas Natural Atlántico, tendrá un contrato de 10 años.

Menos energía renovable

Nicaragua sigue siendo el país con menos energía renovable en la región, ya que, según la Cepal, en 2018, esta representaba el 57 por ciento de la matriz energética del país.

El país que le sigue es Guatemala, con un 62 por ciento de energía con fuentes renovables, y el que está en primer lugar es Costa Rica, con el 99 por ciento.

Debido a que el 43 por ciento de la energía aún es térmica, el precio de la energía en Nicaragua sigue dependiendo del comportamiento del precio internacional del petróleo. Pero los ahorros en la factura petrolera no se reflejan en la factura de los consumidores.

Por otro lado, el informe revela que la energía renovable del país sigue siendo alta con relación a los precios de estas en el mundo.

Por ejemplo, el precio promedio de la energía eólica en el mundo anda por los 56 dólares por megavatios hora y el de la hidroeléctrica, por los 47 dólares. Mientras tanto, en Nicaragua la eólica en promedio anda por los 114 dólares y la hidroeléctrica, por los 109 dólares.

Supuestamente, el mayor costo de la energía renovable se debe a que Nicaragua es un país de alto riesgo y poco favorable para los negocios.

En Guatemala, el precio promedio de la energía hidroeléctrica, por biomasa y biogás, en contratos recientes, anda por los 73 dólares por megavatio hora.

En El Salvador, el precio de los proyectos de energía solar ha bajado de 101.9 a 49.6 dólares por megavatios hora, en los contratos de 2020 con respecto a 2014.

En tanto, en Costa Rica, el precio de la energía hidroeléctrica fue de 107 dólares en el 2018; la eólica, de 77.7 dólares; y la de Biomasa, de cerca de 91 dólares.

Cambios

Los especialistas de Funides afirmaron que se necesitan cambios más radicales en el sector energético del país, que una simple reducción en la tarifa del tres por ciento, como la que puso en práctica el Gobierno en este mes de julio.

Estos proponen que se tomen medidas como aplicar procesos de licitación, y no contratos directos, para la compra de energía eléctrica a las generadoras. Además, introducir regulación para los nuevos contratos y examinar la posibilidad de renegociar los contratos vigentes.

Otra recomendación del estudio es revisar los incentivos para proyectos de generación de energía renovable en el país y a largo plazo estudiar cuál es la mejor combinación de energía renovable y no renovable en Nicaragua.

El eterno problema de las pérdidas

Por otro lado, los nicaragüenses tienen que pagar un mayor costo en la energía eléctrica debido a que la liquidez de la distribuidora se ve significativamente afectada por pérdidas técnicas y no técnicas (como las instalaciones ilegales) y la mora en el pago del servicio.

En el 2019, las pérdidas bajaron a 18.4 por ciento (19.7 en 2018), pero Nicaragua sigue siendo el segundo país de la región con el porcentaje más alto.

Lo que pareciera un problema para la distribuidora, y que por tanto debería buscar cómo resolver, se convierte en una carga para los usuarios, los que tienen que asumir 14 puntos porcentuales de esas pérdidas. Eso hace que el problema prevalezca en el tiempo, explicaron los expertos en el tema de Funides.

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