Redacción / IP Nicaragua
La pandemia de la Covid-19 no solo ha tenido efectos en la salud pública. Su impacto también ha sido profundo en el ámbito económico provocando la pérdida de empleo en diferentes segmentos y afectando principalmente a las mujeres.
Hace un año, Guadalupe Norori, de 36 años, perdió su empleo como conserje, un trabajo formal que le garantizaba el sustento para sus dos hijos. Debido a que le fue difícil insertarse nuevamente en un empleo formal, actualmente diario aborda las unidades de buses del transporte colectivo en Managua para vender cajetas, un trabajo que le deja aproximadamente C$280 (US$8.00) de ganancia para la manutención de la familia.
“No me quedo más opción que trabajar de manera informal, por varios meses intenté entrar nuevamente a laborar, metí papeles en varias empresas, pero nunca me llamaron y tenía que darle de comer a mis hijos. No me da pena salir a la calle con mi bandeja llena de cajetas, pero sí me gustaría tener mejores ingresos, porque la comida cada vez se pone más cara”, señaló Norori.
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A diario, Norori compra en la pulpería la comida para el sustento de ella y sus hijos. Con los C$280 adquiere en pequeñas cantidades arroz, azúcar, café, frijoles cocidos, pan, huevo, queso y a veces le queda para una libra de pollo o carne, pero la mayor parte del tiempo compra lo que más barato le sale.
“Me duele a veces no darles a mis hijos lo suficiente para que vayan a la escuela, ya les ha tocado irse solo con un tiempo de comida, hay momentos en los que lloro porque quisiera hacer más, pero realmente el trabajo informal en este país apenas da para subsistir, de vez en cuando hasta chocolates meto a vender, para ganar un extra, así logro sobrellevar otro pago, recojo para la luz y el agua”, refirió Norori.
Trabajo informal símbolo de una “crisis generalizada”
En Nicaragua, las mujeres se enfrentan todos los días a los vaivenes de la vida en un país donde se sienten los efectos de la crisis económica. Unas tratan de emprender pequeños negocios y otros se “avientan” al trabajo informal.
El economista Marco Antonio Peña señaló que el trabajo informal tiene como principal causa una crisis generalizada que se agravó con los eventos de abril de 2018. Entre 2011 y 2016, Nicaragua experimentó un crecimiento económico de entre 4.7% y 6.3%, que se mantuvo hasta 2016.
“En 2020, Nicaragua es impactada con la emergencia sanitaria mundial, y esto vino a ralentizar aún más la economía mundial con el bloqueo de fronteras, caída de la cadena global de suministro, ralentización del mercado, etcétera”, manifestó Peña.
De acuerdo con los datos del Banco Central de Nicaragua (BCN) hasta el mes de agosto de 2021 había 758,837 afiliados al Seguro Social, mientras que al cierre de 2017 se contabilizaban 914,196 cotizantes. Lo anterior supone que todavía no se logran recuperar 155, 359 empleos que se perdieron.
“Eso explica la migración, miles de nicaragüenses buscando mejores oportunidades de vida en otros países, Funides reportó hasta un10 por ciento de desempleo, y eso es lo que promueve el subemplo», explicó Peña.
El economista reveló a IP Nicaragua que en el país lo que prevalece es “una economía de subsistencia, trabajos de mala calidad, que permite que la gente sobreviva el día a día, que no muera de hambre”.
La venta de perecederos no es suficiente
“Patricia” es comerciante ambulante en el mercado Oriental donde vende productos perecederos. Tiene un niño de seis meses, al que a veces le toca llevar al centro de compras, porque no tiene para pagar una niñera.
Su ganancia es de C$200 (US$5.71) y con esa cantidad debe hacer malabares para la manutención de su hijo, pues al igual que Guadalupe Norori es madre soltera.
“Sinceramente paso días tenebrosos, mi prioridad es que al niño no le falte su leche, a veces yo no como, él aguanta sol y lluvia conmigo, hay algunos que me dan una ayudita, porque quizás les provoco pesar, yo la acepto, pero en el fondo me da pena, porque yo por eso vendo mis verduras”, relató “Patricia”.
“Patricia” de 26 años es madre soltera y su sueño es un día tener un espacio físico en el centro de compras, y de esta forma no exponer a su bebé.
“Con lo que yo gano diario, no me alcanza para comer los tres tiempos, yo trato siempre desayunar bien para aguantar la jornada diaria, siempre me encomiendo a Dios y le pido que me de fuerzas y esperanzas, porque cada vez me decepcionó más con esto de que todo sube de precio”, indicó “Patricia”.
La venta de cosméticos, una opción
Valeria Orozco, de 33 años, se “defiende” vendiendo cosméticos entre amigos y familiares. En unas quincenas le van mejor que en otras, pero a veces no logra ajustar para comprar la comida en su casa y pagar deudas, por lo que tiene que recurrir a lavar ropa ajena.
“Me gano mis cuantos centavitos por lo menos para asegurar la comida, pero a veces me preguntó hasta dónde vamos a llegar, la crisis económica cada vez es peor, y un día ya no podremos ni comer, la canasta básica superando los 15 mil pesos, cuando hay familias que con costo tenemos entradas de mil pesos (córdobas). Es realmente una barbaridad, mientras los políticos solo velan por sus propios intereses, estamos abandonados en Nicaragua”, opinó Orozco.
Mujeres son las más afectadas con crisis económica
En el primer trimestre de 2021, la tasa de desempleo abierto a nivel nacional se ubicó en 4.9%, registrando un incremento de 0.1 puntos porcentuales con relación al primer trimestre de 2020, cuando fue de 4.8%, según el informe de empleo de la Encuesta Continua de los Hogares que elabora el Instituto Nacional de Información de Desarrollo (Inide).
El informe reveló que el desempleo es mayor en las zonas urbanas del país. En el área urbana, la tasa de desempleo abierto se ubicó en 6.6%, mientras que en el área rural se ubicó en 2.8%.
De acuerdo con la Organización Internacional de Trabajo (OIT), el desempleo abierto representa a las personas económicamente activas que pese a estar disponibles, dispuestas a trabajar y haber buscado activamente una ocupación, no la tienen.
El Inide muestra que, al primer trimestre de 2021, la tasa global de participación laboral se ubicó en 69.5%, observándose una reducción de 1.4 puntos porcentuales a lo registrado en el mismo período del año 2020 que fue de 70.9%, según los resultados de la encuesta.
Un estudio realizado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), publicado en febrero pasado y titulado “La Autonomía económica de las mujeres en la recuperación sostenible y con igualdad” revela que la crisis generada por la pandemia del Covid-19 impactó negativamente en la ocupación y en las condiciones laborales de las mujeres en América Latina y el Caribe, generando un retroceso de más de una década en los avances logrados en materia de participación laboral.
Según el documento, la tasa de participación laboral de las mujeres se situó en 46% en 2020, mientras que la de los hombres en 69% (en 2019 alcanzaron un 52% y un 73,6%, respectivamente).
En 2020, explica el estudio, se registró una contundente salida de mujeres de la fuerza laboral, quienes, por tener que atender las demandas de cuidados en sus hogares, no retomaron la búsqueda de empleo.
Diversos estudios de organismos internacionales ya habían demostrado que, al momento de una crisis o emergencia de cualquier tipo, las mujeres son las primeras que salen del mercado laboral y las últimas en volver.
En el país existen más de 40 mil trabajadores por cuenta propia de acuerdo con los datos revelado por el dirigente del gremio Adrián Martínez.
La mayoría son mujeres y muchas han venido creando emprendimientos en sus hogares desde que inició la pandemia, como una forma de subsistir.