SANTO DOMINGO —El presidente chileno Gabriel Boric arreció el sábado las críticas contra el gobierno de Nicaragua y afirmó que no es aceptable callar ante la “dictadura familiar” de Daniel Ortega y su esposa y vicepresidenta Rosario Murillo.
Durante su intervención en la vigésima octava edición de la Cumbre Iberoamericana, que se desarrolla en Santo Domingo, Boric aprovechó para reiterar las críticas contra el gobierno de Ortega y las medidas de represión que ha aplicado en los últimos meses contra opositores nicaragüenses.
“Pareciera no saber Ortega que la patria se lleva en el alma y en la sangre, y no se quita por decreto”, dijo el mandatario chileno, al condenar la decisión que tomó en febrero Nicaragua de despojar de la nacionalidad a 316 opositores. “No es aceptable de parte nuestra callar ante la dictadura familiar de Ortega y Murillo”.
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Ortega fue uno de los ocho gobernantes que no acudió a la Cumbre Iberoamericana. En su representación estuvo el canciller nicaragüense Denis Moncada, quien en su intervención abogó el sábado por el “respeto mutuo” entre los gobiernos y la no injerencia en los asuntos internos respetando el derecho internacional.
Entre los 316 nicaragüenses despojados de su nacionalidad figuran siete ex aspirantes a la presidencia excarcelados como parte de los 222 “presos políticos” desterrados el pasado 9 de febrero, así como 94 opositores, en su mayoría exiliados, como los escritores Sergio Ramírez y Gioconda Belli, los ex comandantes sandinistas Dora María Téllez y Luis Carrión, además de 22 periodistas.
La inédita decisión de Ortega provocó críticas de organismos de derechos humanos y la oferta de España, Chile, Argentina, Colombia, Ecuador, México y Brasil de otorgarles su nacionalidad a los nicaragüenses “apátridas”.
Boric también alertó sobre los riesgos y amenazas que acechan a las democracias e indicó que ante ello “debemos responder con más democracia, no con menos”.
Antonia Urrejola, quien fuera hasta hace un par de semanas la ministra de Relaciones Exteriores del gobierno de Boric, también mantuvo una postura muy crítica ante el gobierno de Ortega y denunció que “cada día más se trata de una dictadura totalitaria”.
Nicaragua vive una grave crisis política y social desde abril de 2018, cuando una revuelta cívica contra el gobierno fue sofocada con violencia por la policía y paramilitares, causando 355 muertos, más de 2.000 heridos, 1.600 detenidos en distintos momentos y al menos 100.000 exiliados, según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
Con información de la Voz de América