“Una fotografía no vale tu vida”

* Carlos Herrera, el fotógrafo que cubrió para Confidencial las acciones de violencia que sufrió el país durante la crisis sociopolítica que surgió en 2018, sobre todo en Masaya, afirma que los fotorreporteros tratan de construir una memoria histórica de todo lo que ha pasado.

 

NAYIRA VALENZUELA

 

El recuerdo de las situaciones de peligro cuando cubrió las acciones de protesta y la represión de parte de las fuerzas de gobierno contra la población tras el levantamiento de abril de 2018, se le vienen a la mente a Carlos Herrera, uno de los fotógrafos que estuvo en diferentes episodios en Masaya y otros lugares de Nicaragua.

Herrera, quien realizó la cobertura para el semanario Confidencial, recuerda haber escuchado los silbidos de las  balas, situación que le hizo pensar en que podía ser impactado y morir, pues la Policía y parapolicías utilizaron armamento pesado que puso en peligro también la vida de quienes trabaron reporteando los hechos.

El fotorreportero fue galardonado el año pasado por la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) con el premio a la Excelencia en el Periodismo en fotografía.

Sus fotografías han salido en varios medios internacionales. Foto: Nayira Valenzuela / IP Nicaragua.

Tras haber vivido esos momentos de tensión y peligro por la represión que emprendió el gobierno contra los manifestantes, el joven fotógrafo afirma en entrevista a IP Nicaragua, que ahora se enfrentan a otra situación no menos peligrosa; la pandemia del coronavirus, algo que le preocupa porque considera que no hay información suficiente sobre el nivel de contagio que se registra en el país, pues parece que se está ocultando información.

¿COMO LLEGASTE AL MUNDO DE LA FOTOGRAFÍA?

-Estudiando Comunicación me dieron unas clases de fotografía. Tuve dos profesores; Antonio Aragón, fotógrafo español muy bien premiado, pero él tuvo que salir del país y dejó a cargo de la clase a Óscar Navarrete, que fue  la primera persona que me puso una cámara profesional en las manos y al final del curso me dijo: ¡Ahora vaya a tomar fotos!

Después, él me ofreció hacer prácticas en el periódico Hoy, porque él trabajaba ahí y yo ni corto ni perezoso fui a hacer las prácticas. Estuve allí como un año, terminaba las clases y me iba para el periódico.

SI NO FUERAS FOTÓGRAFO, ¿QUE ESTARÍAS HACIENDO AHORA?

-¡Wow!, quién sabe. En la universidad tenía una banda de rock, talvez todavía seguiría persiguiendo un sueño.

Su trabajo ha sido premiado en muchas ocasiones. Foto: Nayira Valenzuela / IP Nicaragua.

¿CÓMO TE DEFINÍS EN TRES PALABRAS?

-No tengo idea, ja, ja, ja. Ahora que lo mencionás, creo que soy más observador, a veces me gusta dar un pasito para  atrás  y observar un poco el panorama más general de lo que está pasando y luego que ya tengo claro lo que está pasando, elegir las escenas que yo quiero fotografiar, creo que mi forma de trabajar se basa mucho en la observación.

CUANDO ERAS NIÑO, ¿QUÉ QUERÍAS SER CUANDO FUERAS GRANDE?

-Yo quería ser abogado, empecé a estudiar Derecho en la UCA (Universidad Centroamericana) y después me pasé a Comunicación.

¿QUÉ MOMENTO DE TODA LA ETAPA DE ESTOS DOS AÑOS DE PROTESTAS TE IMPACTÓ MÁS?

-Yo creo que el acumulado de ir a visitar tantas familias que pasan por un gran dolor, cada uno de los velatorios, cada uno de los funerales, eso es algo que sí me llegó muchísimo y muy agradecido con todas las familias que me abrieron las puertas en momentos tan difíciles, pero eso parte del trabajo que hacemos, tratamos de construir una memoria histórica de todo lo que ha pasado.

¿HAS ESTADO EN ALGÚN MOMENTO EN PELIGRO DE MUERTE?

-Durante las protestas hubo varios momentos. Recuerdo que en una de las últimas marchas, antes de que la Policía las prohibiera, se me vino a la mente una frase que leí hace poco de un fotógrafo chileno: «Nunca había escuchado las balas cortar el viento» y es cierto,  ya cuando las balas no suenan como un sonido seco, sino que suenan como un silbido, ahí  te das cuenta que están pasando muy cerca de donde estás vos y sí, pensás en ese momento que te pueden impactar y que te podés morir.

Quema de Radio Ya en 2018. Foto: Carlos Herrera / IP Nicaragua.

ALGUNOS FOTÓGRAFOS DICEN QUE LO MÁS PELIGROSO QUE VIVIERON FUE HABER DADO COBERTURA EN MASAYA. ¿CÓMO HICISTE VOS PARA TRABAJAR EN ESA CIUDAD?

-Yo vivo relativamente cerca de Masaya, así que  viajaba casi todos los días. Masaya era un territorio casi de guerra,  había  más de 300 barricadas en toda la ciudad y uno tenía que ir haciendo buenas relaciones con las personas que estaban en cada una de las barricadas.

Masaya fue una de las ciudades más golpeadas por la represión del régimen. Para desmontar las barricadas y la resistencia de la población, el gobierno tuvo que llevar prácticamente un ejército  y yo tuve la oportunidad de estar al día siguiente que aplicaron la operación limpieza en Monimbó y tener cara a cara a esos paramilitares que estuvieron allí, cuando todavía habían funerales de personas que habían sido asesinadas el día anterior en esa operación. Los paramilitares estaban en control de todas las calles y observaban cómo los ataúdes se dirigían hacia el cementerio; era una escena bastante inverosímil.

VIENDO LA MUERTE TAN DE CERCA, ¿TUVISTE ALGUNA SECUELA PSICOLÓGICA?

-Las consecuencias de lo que viví en 2018 no las vi sino hasta el año siguiente. Cuando estalló todo, sabía que tenía que estar en las calles documentando y estuvimos prácticamente 24/7. Trabajábamos todos los días, íbamos a todos los lugares, nos  manteníamos ahí con una adrenalina muy alta, dormíamos muy tarde monitoreando noticias y nos levantábamos muy temprano para ver dónde podíamos ir a hacer fotografías.

Cuando se dio el asalto a Confidencial y se tomaron las oficinas, yo estaba en mi casa y ya sin la dinámica de las protestas, de pronto me di cuenta que estaba un poco deprimido, que de pronto me costaba salir de la cama, que tenía una motivación bastante baja y al identificar eso, busqué ayuda, porque en la oficina teníamos un sicólogo, lo importante es saber identificar en qué momento estás en ese bajón.

EL AÑO PASADO GANASTE EL PREMIO A LA EXCELENCIA DEL PERIODISMO DE LA SOCIEDAD INTERAMERICANA DE PRENSA (SIP) EN FOTOGRAFÍA. CONTANOS, ¿CÓMO SUCEDIÓ ESO?

-En 2019 fui galardonado con el premio a la excelencia de periodismo de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) en la categoría de fotografía, obviamente me sentí muy honrado por recibir este premio.  Para ese entonces, el medio para el que yo trabajaba, Confidencial, ni siquiera era miembro de la SIP, entonces, ser galardonado por una organización de la cual ni siquiera sos parte, te hace sentir muy honrado.

¿QUE TIPO DE TRABAJO ENVIASTE?

-La selección que hice para este premio se basaba en dos trabajos; uno que se llama «Masaya, corazón de la Resistencia», que es  un trabajo de fotografía documental sobre mis visitas a Masaya y lo que yo viví sobre una Masaya totalmente atrincherada. El otro era un trabajo que se había publicado en la revista NIU que se llamaba «100 días, 100 fotos», que era una selección de las mejores fotografías de los primeros 100 días de protestas.

Carlos durante la cobertura de las protestas en Nicaragua. Foto: Cortesía / IP Nicaragua.

¿EN QUÉ MEDIOS INTERNACIONALES SE HAN PUBLICADO TUS FOTOGRAFÍAS?

-He publicado fotografías en The Washington Post, El País, de España, Revista Gatopardo, de México, el País Semanal y Revista Vice, entre otros.

¿CUÁLES SON LOS PARÁMETROS QUE TE EXIGEN LAS AGENCIAS PARA PUBLICAR TUS FOTOS?

-Depende. Cada una de las publicaciones tiene necesidades editoriales distintas. Por ejemplo, para la Agencia Alemana de Prensa, para la que colaboro, prácticamente en todas las  fotografías que se mandan tiene que haber una acción muy definida sobre un hecho que está sucediendo, mientras que en  Gatopardo o The Washington Post, la fotografía puede ser un poco más documental, en el sentido de que no necesariamente tiene que haber una acción muy fuerte, sino que sean fotografías que cuenten mejor un contexto y expliquen mejor una situación.

¿QUÉ TAN CIERTO ES QUE LOS CORRESPONSALES QUE DAN COBERTURA A ESTE TIPO DE CRISIS, SIENTEN CIERTA ADICCIÓN A CUBRIR ESTE TIPO  DE CONFLICTOS?

-Sí, totalmente. No te das cuenta cuando ya estás demasiado involucrado. Yo siempre he sentido la necesidad de estar en este tipo de situaciones. Yo pienso que si nosotros no estamos allí para documentar las cosas, las barbaridades que pasan podría ser muchísimo peor, siempre lo he visto como una responsabilidad y cuando estalló lo de abril, todavía peor, sentí que debía estar allí todos los días. Yo era el único fotógrafo de Confidencial y me tocaba estar en todos lados.

Aquí se creó para las protestas, una red de colaboración interesante entre todos los colegas. Teníamos puntos de reunión, monitoreábamos todo el tiempo las noticias y nos movíamos en grupo para trabajar, era más rápido así.

¿CÓMO ES HACER PERIODISMO EN TIEMPO DE CRISIS POLÍTICA Y COVID-19?

-Es súper estresante, porque nosotros no somos individuos que existen porque sí; tenemos familia, padres, esposa, hijos, hermanos, así que llega un momento en el que sentís que te estás exponiendo demasiado y comienzas a considerar qué tanto peligro están corriendo tus seres queridos y eso te crea una tensión, un nivel de estrés que hay que saberlo manejar.

Con  el tema del Covid-19 en Nicaragua es todavía peor, no hay peor cosa que cree mayor incertidumbre que no tener información y en Nicaragua no tenemos información, no sabemos qué tan propagado está el virus, sentimos que nos están mintiendo, que nos ocultan información. He ido comprando equipo de seguridad, tengo máscaras, un traje para cuando el virus se propague más, cada quien tiene que ir midiendo el nivel de peligro al que se va a exponer; estamos claros de que una fotografía no vale tu vida.

 

Foto portada: Nayira Valenzuela.

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