* El quincuagenario trabaja como recolector de basura en el municipio de San Marcos y se bachilleró con excelencia académica
Redacción IP Nicaragua
El pasado 12 de diciembre, Francisco Rubén Marenco Tapia, de 50 años, recibió con honores su diploma de bachiller en la escuela Mario Rioux en el municipio de San Marcos, Carazo.
Marenco Tapia es un ejemplo de que cuando se quiere, se puede. Pese a las adversidades que tuvo en la vida concluyó sus estudios de secundaria, una meta que ahora disfruta al lado de sus hijos.
A la edad de 12 años interrumpió sus estudios, debido a que su progenitor falleció y su madre se ausentó por un tiempo. Siendo el segundo de cuatro hermanos, dos años después de ese lamentable suceso empezó a trabajar en diferentes actividades.
“Comencé a trabajar en las empresas, en las polleras, en los patios, en todo tipo de trabajo, por último, ingresé a la alcaldía donde tengo 12 años de estar trabajando”, mencionó Marenco Tapia.
Aunque el trabajo lo alejó de la escuela, los libros y sus cuadernos, nunca se olvidó de lo importante que son los estudios y en el 2015 retomó una meta que dejó pendiente 38 años atrás.
Muy animado, con el apoyo de sus hijos, se inscribió en el curso de jóvenes y adultos que se imparte los sábados en las escuelas públicas del país. En el centro Mario Rioux compartió con jóvenes y adultos de todas las edades, entre quienes logró sobresalir.
Bachiller comprometido
Desde hace 12 años, Marenco Tapia es el encargado de barrer y mantener limpias las principales calles en el municipio de San Marcos. Las noches y los ratos libres los dedicaba a sus estudios.
“Yo me dedicaba a estudiar, si tenía tiempo, en la mañana y después en la noche cuando ya venía (del trabajo) me relajaba y me ponía a repasar de vuelta. Todas las clases que recibí me gustaron”, dice satisfecho Marenco Tapia, quien nunca pensó en tirar la toalla como se dice popularmente.
Muy orgulloso, acompañado del brazo de su hija Gema del Socorro Marenco Espinoza, de 30 años, subió a recibir su diploma que lo acredita como bachiller.
Cuando Marenco Espinoza escuchó a su padre decirle que iba a retomar sus estudios de secundaria, nunca dudó que culminaría este ciclo en su vida con excelentes notas y que se convertiría en un ejemplo para las demás personas.
“Me siento muy orgullosa, yo dije siempre que él iba a terminar sus estudios, porque él es muy inteligente y me alegró cuando me dijo que este año era su promoción. Estoy segura que si mi abuelo no hubiera fallecido y en otras condiciones hubiera seguido estudiando, pero las condiciones no se lo permitieron”,
Para don Francisco Rubén este no es el fin del camino. Su visión es seguir estudiando y piensa en una carrera técnica, pero todavía no tiene definido qué estudiar.
“Tengo buenas notas, yo le agradezco a mi Dios que me ha dado este mérito de graduarme a esta edad que tengo y salir adelante. Mis hijos siempre me apoyaron y me dijeron que siguiera adelante, mi papá siempre fue estudioso, él era ingeniero agrónomo y uno mira el ejemplo de sus padres”, mencionó el bachiller.
A sus 50 años, don Francisco Rubén aconseja a los jóvenes que tienen la oportunidad de estudiar que cumplan sus metas y se conviertan en grandes profesionales.