Byron López, además de tener su propio taller de pintura de automóviles en la ciudad de Niquinohomo, estudia el segundo año de la carrera de Contabilidad Pública.
Cuando Byron López nació, su mamá Ángela Pavón estalló en alegría. Tenía en sus brazos a su primer hijo, pero a los pocos días se llenó de angustia al percatarse que le hablaba y el bebé no reaccionaba.
Un especialista le dijo que había un problema y tenía una discapacidad auditiva que dificultaba el habla. Sin embargo, su condición no fue impedimento para prepararse profesionalmente y aprender un oficio.
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“Hace más de seis meses mi hijo decidió ser un emprendedor y fundar en la casa su propio taller de pintura. Doy gracias a Dios que las personas confían en la calidad de su trabajo, recuerdo que el primer día que abrió las puertas de su negocio se presentó un señor con un camión que requería pintarlo. Al final salió como nuevo y desde ahí, mi hijo se viene ganando la confianza de sus clientes”, relata Pavón.
Los principales clientes son los propietarios de mototaxis, quienes llegan a pintar sus unidades con frecuencia y a realizarles las debidas modificaciones en la búsqueda de ofrecer a sus pasajeros un servicio más confortable.
“Vengo donde Byron, porque los trabajos de pintura que realizan tienen calidad y sobre todo se ajustan a la economía del país, dando un precio accesible a su clientela”, dijo Juan Potosme, uno de sus clientes.
Discapacidad no es ningún obstáculo para Byron López
Su discapacidad no representa ningún obstáculo. Él puede comunicarse con sus clientes sin problemas. Acuerda con un perfecto manejo del lenguaje de señas, el servicio que se requiere, precio y fecha de entrega.
“Si no logra ser comprendido por algún cliente nuevo, él escribe a sus clientes y listo. No hay problema”, asegura Emmanuel Latino, uno de sus colaboradores en el taller.
Sonia Espinoza es la abuela de Byron López. A ella, él le debe mucho de su crianza. Ella recuerda que a los 21 años, logró su independencia económica a pesar de su discapacidad.
“Me siento orgullosa de ser su abuela, porque a pesar que no puede ni oír, ni hablar, ha logrado valerse por sí mismo. De niño me preocupaba su futuro, pero ahora que veo la cantidad de clientes que tiene en su taller, doy infinitas gracias a Dios por permitirle alcanzar su sueño de tener su propio negocio y hasta brinda empleo a dos jóvenes por la cantidad de demanda en su servicio”, dijo Espinoza.
De ayudante a dueño de un taller
Por más de cinco años, Byron, trabajó como ayudante en un taller de enderezado y pintura, donde aprendió todas las técnicas necesarias para este oficio.
A inicios del año 2022 dejó el taller en el que trabajaba y acondicionó el patio de su casa con madera y zinc para abrir su propio centro de servicios en el municipio de Niquinohomo, en las cercanías del barrio Villa Victoria.
Tiene como meta comprar su propio terreno y ampliar su taller, para lo cual ahorra. Cuenta que ya ha comprado equipos y herramientas que le servirán para ese fin.
“Es una buena experiencia, porque a pesar de la discapacidad de nuestro jefe he aprendido mucho, me ha enseñado mucho del oficio”, manifestó Latino.
Y sigue luchando
En su niñez Byron estudió en la Escuela Especial Melania Lacayo, de Masaya, donde aprendió el lenguaje de señas. Luego cursó su primaria en el Colegio Benito Juárez y su secundaria en el Instituto Público del municipio de Niquinohomo, donde se bachilleró.
Desde niño, siempre decía que iba a ayudar a su familia a salir adelante, porque veía las necesidades en el hogar, su madre se dedicaba a las labores de la casa y su abuela era parte del servicio público de limpieza de la alcaldía de Niquinohomo.
Hoy con orgullo nos muestra el carnet que lo acredita como estudiante del segundo año de la carrera Contabilidad Pública, carrera que paga gracias al esfuerzo de su trabajo logra pagar los costos de sus estudios superiores.
“Su meta es tener un gran taller de pintura y no dudo que lo logrará, porque él es un hombre muy ordenado con su dinero y cuando sea un contador será un mejor administrador del gran negocio que él sueña, porque no es hombre de vicio y asiste a la iglesia”, relata con orgullo su madre.