SAN JOSÉ, COSTA RICA —Recientemente se cumplió un año de que Nicaragua denunció la Carta de la OEA y anunció el retiro “definitivo” del organismo regional, tras acusarlo de “injerencista” por desconocer las elecciones presidenciales de 2021 que otorgaron un nuevo mandato al gobierno del presidente Daniel Ortega.
El procedimiento para que un país salga de la OEA dura dos años, y mientras no se complete, Nicaragua tendría que seguir acatando sus compromisos porque es firmante de la Carta del organismo. Entre esas obligaciones se encuentra el respeto a los derechos humanos, indica a la Voz de América el exdiplomático nicaragüense en la OEA, Arturo McFields.
Sin embargo, ese no ha sido el caso. El gobierno de Ortega sigue reprimiendo a los opositores, incluso con más libertad sin los compromisos de protección a los derechos humanos que implicaba pertenecer a la OEA, aseguran analistas.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) se deriva de la OEA, y se encarga de la promoción y protección de los derechos humanos en el continente, y los países adscritos al organismo son monitoreados en cuanto a sus prácticas.
Al salirse del organismo, Nicaragua quedó «en una orfandad muy grande» al no tener que rendir cuentas ante esos compromisos, precisó McFields.
«Yo creo que el mayor golpe que se da al retirarse de la OEA es el tema de los derechos humanos porque, cuando se cumplan los dos años, esta vinculación que, de hecho, la han roto, pero de derecho todavía mantienen con la Comisión Interamericana de Derechos Humanos; pues definitivamente se va a romper», dijo McFields.
Tras el anuncio de la salida de Nicaragua de la OEA, a finales de abril pasado Ortega retiró a sus representantes en el organismo. Al mismo tiempo anunció el cierre de las oficinas de la organización en Managua.
Analistas aseguran que Nicaragua no ha mostrado interés por retornar al foro regional. Si Nicaragua quisiera retornar a la OEA, bastaría enviar una nota verbal al organismo antes de que se cumplan los dos años, explica McFields.
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Eduardo Ulibarri, exembajador de Costa Rica ante las Naciones Unidas, comenta que «es difícil que se pueda esperar algún cambio en Nicaragua a un año de haber salido de la OEA».
«El régimen tiene una línea, un trayecto, una ruta represiva de eliminación de cualquier elemento de independencia o de oposición en el país. La salida de la OEA fue parte de esa línea», indicó.
Nicaragua se deshizo del compromiso que implicaba estar en una organización regional como la OEA, y con ello tiene más libertad de «desarrollar la política de control absoluto, de represión», agregó .
El exdiputado opositor Eliseo Núñez dijo que el gobierno de Ortega tiene una «estrategia» de controlar todo tipo de oposición, suprimiendo a los organismos incluso que lo cuestionan.
Recientemente fue detenido el analista Óscar René Vargas, exasesor del oficialismo tras el triunfo de la revolución sandinista, sumando más de 200 presos políticos, según conteos de organizaciones de derechos humanos.
Miles de opositores se han exiliado en la vecina Costa Rica, y el número de oenegés canceladas en Nicaragua ascendieron a más de 3.000 la semana pasada, según cifras de activistas.
OEA desconoció comicios de 2021
La OEA aprobó el 12 de noviembre de 2021 una resolución que tachó de ilegítimos los comicios de Nicaragua, con 25 votos de los países miembros. Siete días después, el 19 de noviembre, Managua tomó la decisión de salirse del organismo regional.
El académico cubano Guillermo Belt, exasesor de la OEA, dijo que no ha visto indicios de «flexibilización» por parte del gobierno de Ortega en cuanto a la postura en contra del organismo.
“El régimen de Ortega ha decidido desligarse completamente de la OEA siguiendo el ejemplo de la dictadura de Maduro hace ya unos dos, tres años, cuando siguió el mismo procedimiento», dijo.
El gobierno del presidente Daniel Ortega ha ratificado su decisión de no regresar al organismo regional, al que tildó de «colonia de Estados Unidos».
En abril de este año, el canciller nicaragüense Denis Moncada ratificó la «invariable decisión de abandonar la OEA”.
Moncada dijo que la organización es una «calamitosa, truculenta y mentirosa dependencia del Departamento de Estado del imperialismo yanqui”.
Nicaragua vive una crisis política desde hace cuatro años cuando surgieron protestas contra el presidente Daniel Ortega y que fueron reprimidas con violencia, dejando más de 300 muertos, según organizaciones de derechos humanos.
El mandatario ha detenido a más de 200 opositores, dentro de ellos seis aspirantes a la presidencia, sacerdotes, líderes campesinos y universitarios.
Con información de la Voz de América