18 de abril: Cinco años de crisis, impunidad y resistencia cívica

Se conmemora quinto aniversario de la Rebelión del 18 de Abril. IP Nicaragua conversó con excarcelados políticos, ahora en el exilio.

La chispa que se encendió aquel 18 de abril de 2018 y dio paso a masivas manifestaciones contra el Gobierno de Daniel Ortega y Rosario Murillo sigue encendida. Cinco años después los nicaragüenses continúan demandando justicia, libertad para Nicaragua y siguen en resistencia cívica.

Hace cinco años un reclamo contra las reformas al sistema de seguridad social provocó una serie de manifestaciones que fueron reprimidas por la Policía y grupos de choque, conocidos como paramilitares.

Ese 18 de abril los nicaragüenses salieron a las calles, pero las multitudinarias manifestaciones fueron reprimidas dejando un saldo de 355 personas asesinadas, más de dos mil heridos y más de un 36 siguen presos por razones políticas, entre ellos el obispo de Matagalpa, monseñor Rolando Álvarez.

La situación provocó que más de medio millón de nicaragüenses salieran del país centroamericano desde el inicio de la crisis en busca de oportunidades económicas o para salvaguardar su integridad física.

Los rostros del 18 de abril

Gabriel Putoy, Alex Hernández y Levy Rugama, todos expresos políticos de Daniel Ortega, son caras visibles de la rebelión cívica de abril de 2018. A cinco años de esa fecha, abril no se olvida y ellos tampoco olvidan esos eventos que marcaron sus vidas.

Con su voz ronca y sonora, el maestro Gabriel Putoy continúa demandando justicia en Costa Rica, país que lo acogió desde el 15 de diciembre de 2019.

Putoy tuvo que exiliarse en Costa Rica tras ser excarcelado en Nicaragua con la aprobación de la polémica Ley de Amnistía.

Días después de su excarcelamiento, Putoy seguía siendo vigilado y asediado al punto que fue agredido físicamente, por lo que tomó la decisión de salir de Nicaragua.

Actualmente es un refugiado político, pero desde el exilio continúa activo en la oposición y asegura que participa en plantones, marchas y en todas las actividades que la diáspora en el país del sur realiza, dijo en entrevista con IP Nicaragua.

Gabriel putoy, 18 de abril
El maestro de Monimbó, Gabriel Putoy. IP Nicaragua/Cortesía

«Como maestro siempre he aprendido a sobrevivir en el exilio, no importa que no estemos ejerciendo nuestra profesión, pero estamos tratando de sobrevivir a esta forma que nos ha impuesto la dictadura, porque es un desplazamiento forzado», afirma.

Lejos de la familia

José Alejandro Quintanilla Hernández, conocido como Alex Hernández, aún no ha podido abrazar a su familia. Recuperó su libertad el 9 de febrero de 2023, después de pasar 536 días en una cárcel de Nicaragua.

Despojado de su ciudadanía nicaragüense, igual que los otros 221 nicaragüenses excarcelados y desterrados, cuenta a IP Nicaragua que aún se siente bastante confundido, pues está en un país extraño y no logra la reunificación familiar.

“Es algo que va a ocurrir largo plazo. Estoy en búsqueda de estabilidad, de vivienda, de trabajo, de estudios, de sanación por salir de la cárcel”, afirma Hernández.

El excarcelado político dice que estar fuera de Nicaragua, desterrado, sin nacionalidad y con pocos márgenes para poder controlar su vida, lo califica como un hecho traumático. “Todos estamos en la dinámica de empezar a valernos por nosotros mismos, porque no todos tenemos la vida resuelta”, agregó.

18 de abril
Alex Hernández aún no ha podido abrazar a su familia. IP Nicaragua/Cortesía

Agrega que en este momento está haciendo las gestiones de tener un permiso de trabajo y encontrar un espacio donde vivir porque no tiene familia.

“Vivo en Maryland (Estados Unidos) con amistades, tengo el anhelo de encontrar un espacio para sentir estabilidad y no estar cada ciertos días cambiando de casa”, cuenta.

Las barreras del exilio

Levy Rugama, tampoco ha podido reunirse con su familia. Además extraña la comida nicaragüense, especialmente la fritanga, la calidez de la gente, la cultura del país donde nació y del cual salió para salvaguardar su vida.

Rugama está exiliado en Canadá desde febrero de 2020, país que lo acogió y logró gestionar su residencia. Trabaja como conductor y aprendió el idioma inglés, una de las barreras que ha enfrentado en este lugar.

“No tengo familia aquí, pero he hecho familia con otros exiliados”, dice Rugama quien está en terapia psicológica y toma medicinas por los traumas que le dejó la rebelión de abril.

El joven opositor afirma que estar exiliado es estar despojado. “Tengo una maleta nueva con cosas nuevas, si esto se arreglara mañana mismo, solo agarro mi maleta. Tengo fe y esperanza que va a cambiar Nicaragua y que otro sol nos va a brillar”, sostiene.

Rugama, originario de San Dionisio, Matagalpa, aseguró a IP Nicaragua que no está participando directamente en activismo político por recomendación de la psicóloga, pero asiste a conferencias virtuales y recientemente participó en una protesta en Toronto para conmemorar estas fechas. «Quisimos hacer algo para recordar a las víctimas que todo sigue vigente», dice.

Las demandas siguen vigentes

Cinco años después y en medio de la crisis que sigue vigente en el país centroamericano las demandas siguen vigentes.

Putoy sigue demandando que, «como docentes no se siga politizando la educación, que se respeten los derechos laborales como docentes, que la canasta básica sea equiparada con el salario porque con lo que el docente devenga no compra la canasta».

Demanda además el cese a la persecución de la Iglesia católica y que el régimen no continúe quitando las nacionalidades.

«Tenemos derecho a creer, vivir y morir en nuestra tierra». Espera regresar a Nicaragua, pero cuando vea cambios reales.

18 de abril

Sobre la lucha de abril, Hernández dice que no se arrepiente de haberse involucrado en las protestas, lo único que se recrimina es que arriesgó su estabilidad familiar, descuidó su trabajo y expuso su vida.

«Me comprometí hasta llegar a las últimas instancias. Cada momento que he pasado desde ese abril han sido traumáticos. Me he sumado a la lucha de los tranques y las protestas, salí ileso del plan limpieza en Masaya, entrar a una etapa de clandestinidad, convertirme en exiliado, regresar y caer preso, todas estas facetas en las que he pasado en los últimos cinco años me han hecho daño físico, emocional», relata.

Recuperar la vida

La lucha de abril le pasó la factura a Hernández, una de ellas fue perder su carrera. «Todo ha sido como pequeñas ofrendas que se van dando en función de perseguir un sueño, un propósito, pero no son momentos que me han decir que me arrepiento», cuenta.

Asegura que no quiere dejar la lucha de abril, porque aún no ve un final que garantice a la mayoría de los nicaragüenses una mejor vida en el país.

«Eso parece ser un sueño lejano, por ello no estoy cien por ciento dispuesto a soltar la lucha, ya estuve de cara a alguien que se sumó a los tranques, siempre en la primera línea, pero después de esta segunda excarcelación no sé si estoy capaz de ponerme al frente, he recibido demasiado daño, y quiero darme tiempo para mí, ser un poco egoísta. No me arrepiento de todo lo que he pasado en esta lucha, pero básicamente en los últimos cinco años, he pasado preso dos años y ese tiempo nadie me las va a regresar, tengo que reconstruir todo aquello que perdí», explica.

Después de un par de meses de haber recobrado su libertad, no sabe si seguirá en la primera fila de batalla. «Yo entrego mi gafete de la lucha en lo que me amarro los zapatos para seguir caminando (…) La lucha ahorita es mía, de mí para mí; solo los que veníamos en ese vuelo sabemos por dónde nos duele», explica.

Recordando el 18 de abril y el anhelo de volver a Nicaragua

Los tres excarcelados políticos sueñan con regresar a Nicaragua.

18 de abril
Levy Rugama se encuentra exiliado en Canadá. IP Nicaragua/Cortesía

Hernández por su parte, sueña con regresar a su pueblo, a su casa, y seguir con sus sueños. Pasó su cumpleaños, Navidad y Año Nuevo detenido. «No sé cuándo voy a volver a ver a mi familia, y en esas fechas anhelaba pasar tiempo con ellos», afirma.

«Nuestro retorno a Nicaragua no puede depender de que el dictador muera, no podemos dejarle todo a la madre naturaleza, también como nicaragüenses y opositores tenemos qué ver qué tanto podemos hacer para regresar al país», dice Hernández sobre su retorno a Nicaragua.

El maestro de Monimbó, Gabriel Putoy, asegura que extraña de Nicaragua especialmente las actividades religiosas que se realizan en Semana Santa. «Extraño a mis hijos, mi familia, las actividades cristianas y marianas que los católicos hacemos en Semana Santa».

Además de demandar justicia por todos los atropellos de abril, Rugama asegura que “mientras más se cierra esa gente (el régimen) en autoritarismo, más crecen las demandas”, dice.

Una de las más recientes demandas es sobre exigir y demandar una reforma económica en Nicaragua. “La gente la está pasando mal, la gente cada vez ajusta menos para comprar sus cosas”, considera.

 

18 de abril nicaragua

Rugama continua demandando un cambio democrático en Nicaragua. «Sino pasa eso, todo va de mal en peor y todos seguimos sufriendo, sino hay un cambio seguiremos viendo la migración masiva a otros países, casos críticos de muertos en México, en los ríos. Mi demanda es democracia porque es sustancial», asegura.