* En la ribera del río Coco reportan varios pueblos inundados, cuyos pobladores están en situación preocupante.
Orlando Valenzuela
El paso del huracán ETA por las comunidades indígenas misquitas y mayangnas que habitan las riveras de los ríos que bordean y salen del corazón de la Reserva de Biósfera de Bosawas, dejó grandes pérdidas materiales en viviendas y cultivos, lo que los pone en peligro de sufrir una hambruna.
Helder Peralta, maestro de la comunidad mayangna La Españolina, dentro de la Reserva de Bosawas, dio gracias a Dios porque no hubo pérdida de vidas humanas durante el paso del huracán, pero lamentó los cuantiosos daños que ETA causó en viviendas, caminos y sobre todo en la flora y fauna de la reserva.
“En esta comunidad, el ciclón dañó el bosque, botó bastante árboles grandes, pero lo que afectó más dentro de la comunidad, son las casas. Dañó unas 70 viviendas, los vientos les arrancaron los techos, botaron paredes, pero además, los cultivos sufrieron una gran pérdida», lamentó el maestro indígena.
Explicó que las crecidas de los ríos inundaron los siembros de yuca y de arroz, porque estaban en época de esos cultivos que quedaron cubiertos de lodo.
«La mayoría estaban en proceso de cultivo y estos tiempos de cambio climático les afecto bastante”, expresó Peralta.
“Muchas familias no van a poder recoger nada porque a estas alturas no hemos visto la luz del sol, han sido cuatro días de lluvia sin cesar, ya no llueve tanto, pero es una brisa constante», añadió.
Dijo que por el momento las clases están suspendidas desde el lunes.
Comunidades inundadas
Mientras tanto, desde Waspam, ciudad ribereña del río Coco, en el Caribe Norte, el líder misquito Plawar Pap, reportó que desde la mañana del miércoles el mismo subió su nivel hasta casi llegar a la altura del muelle, obligando a los dueños de los botes a asegurarlos con mecates gruesos para evitar que se los lleve la corriente.
También señaló que en río abajo hay varias comunidades inundadas, como Kiwastara, Plakira y Auyapura, entre otras.
Pero por la tarde de este jueves, la lluvia bajó a brisa persistente y cesaron los fuertes vientos.
En Alal, la comunidad indígena mayangna que en enero de este año fue atacada por colonos armados con saldo de seis comunitarios asesinados, desde el pasado martes varias familias de esta etnia fueron evacuadas a las iglesias de cada comunidad y muchos comunitarios que andaban en la montaña quedaron varados en medio del camino por las fuertes lluvias y el viento, informó el líder indígena Byron Bucardo.
Manifestó que tanto en Alal Abajo, Musawas Abajo, Bilwas y Betlehem, se produjeron inundaciones en varias casas.
Por otro lado, la presa hidroeléctrica de El Salto, en Bonanza, entró en emergencia ante el exceso de agua que cayó.
Este jueves 5 de noviembre se reportó que las lluvias se han calmado y los ríos empezaron a abajar su nivel. Sin embargo, esto dejó al descubierto el grave daño que el fenómeno natural causó a los cultivos de arroz, musáceas y hortalizas, dieta básica de los pueblos autóctonos que se ven amenazados por el fantasma de la hambruna que afectaría a todos por igual.
“La gente está sin comida y el gobierno no ha dado ninguna ayuda, no dio ni una libra de arroz, tampoco hay energía eléctrica. Por ahora solo hay acceso en vehículo hasta Suniwas, de ahí para adelante todo es a pie”, señaló el líder mayangna.
Por su parte, el gobierno de Nicaragua envió víveres, frazadas y alimentos a las regiones afectadas, así como también tropas del Ejército para apoyar en labores de evacuación de personas, limpieza y despeje de vías en las zonas y comunidades afectadas, según el oficialista El 19 Digital.
Foto portada: Radio Uraccan.