Crecen labores de madres en el contexto de la pandemia y el teletrabajo

*Una joven de 25 años comparte su experiencia de trabajar desde su casa, atender a su hija y cumplir con los oficios.

Redacción / IP Nicaragua

A inicios de este año, Connie Romero, de 25 años, llevaba una vida normal como muchas otras personas. Se levantaba temprano y alistaba a su hija para ir al colegio, servía el desayuno y salía con su esposo, porque ambos tenían que ir al trabajo, pero todo cambió con la pandemia de covid-19.

Antes del 18 de marzo, cuando se detectó el primer caso de covid-19 en Nicaragua, las cosas se le facilitaban un poco. Romero trabajaba en el mismo centro escolar donde estudiaba su hija, que para ese momento tenía apenas cinco años.

“Estaba todo el tiempo con la niña, pero su papá, que es veterinario y tiene su veterinaria, se la llevaba a su trabajo un rato en la tarde y la niña pasaba entretenida. Ya en la tardecita me ponía a hacer con ella la tarea y era un poco más sencillo”, confiesa Romero.

Connie Romero es comunicadora social. Foto: Cortesía / IP Nicaragua.

A medida que se propagaba el coronavirus en el país, la situación económica de algunos centros de trabajo se volvió insostenible. Romero quedó sin empleo, fue despedida porque el colegio no tenía la capacidad de seguir pagando a los maestros, pero siguió ofreciendo sus servicios de tutoría en línea.

Su familia fue ejemplo de una estricta autocuarentena y por temor al contagio, tomaron la decisión de retirar a la niña de la escuela.

El reto del teletrabajo

La joven de 25 años, graduada de Comunicación Social en la Universidad Centroamericana (UCA), logró establecerse en otro trabajo a finales de junio, en el momento en que la pandemia tuvo uno de sus momentos más álgidos en el país, lo que significó empezar a hacer teletrabajo.

El inicio de la nueva normalidad la sorprendió. Atender a su hija y su esposo, los quehaceres del hogar y el teletrabajo, no lo define como “catastrófico”, pero sí son varias actividades que requieren de mucha “organización”.

En el actual contexto cada día es un reto. Sus días empiezan desde muy temprana hora para avanzar con su trabajo, sin descuidar a su hija.

Lo único que no hace es la limpieza de la casa, pues de eso se encarga su esposo, pero debe combinar su actividad de teletrabajo con el resto de tareas del hogar, como lavar trastes, ropa y cocinar.

“Me levanto a las seis de la mañana a grabar algunos vídeos que hago para los niños que les doy tutoría. La niña se levanta a las siete y le doy desayuno, estoy pendiente si necesita algo, estoy trabajando desde el teléfono y ya como a las 11:00 me pongo a hacer comida, pero estoy con el teléfono, trabajando y cocinando”, menciona Romero.

En todo este periodo tuvo que acondicionar en dos ocasiones diferentes espacios de su casa para convertirlos en su oficina.

Connie junto a su hija. Foto: Cortesía / IP Nicaragua.

“Una de las cosas más difíciles para mí ha sido buscar el equilibrio entre el tiempo que antes me dedicaba, como ir al gimnasio, salir con mis hermanas y disfrutar una buena plática con mi mamá. Ahora mi tiempo se hace corto y la distribución y organización de las tareas del hogar y las actividades laborales, al final del día termino exhausta. Solo me acuesto en la cama y varias veces me quedo dormida antes que mi hija”, confiesa la joven madre.

Más trabajo en el hogar

En Nicaragua, durante el inicio de la pandemia, el gobierno no decretó cuarentena, como lo hicieron en otros países, pero diferentes asociaciones y grupos médicos recomendaron a la población quedarse en casa para evitar el contagio.

Esa autocuarentena que siguieron muchas familias mostró una vez más que el impacto de la pandemia afecta de manera más grave a las mujeres, que quedaron expuestas a seguir realizando sus habituales labores no remuneradas de madre combinadas con las del trabajo.

Belky Reyes, miembro de la Red de Mujeres del Norte Ana Lucila, en Estelí, explicó que siempre las mujeres “siguen siendo afectadas”.

“En todas las pandemias, en todas las crisis políticas, las mujeres siguen siendo más afectadas. El hecho de que la mujer vive pensando si mi hijo va a la escuela o se pone la mascarilla, toda esa presión es la mujer que la soporta y vemos mujeres bastante enfermas y afectadas emocionalmente”, señaló Reyes.

Toda esa situación que rodea a la mujer es parte de la misma cultura machista que prevalece en todos los lugares del mundo, afirmó.

“En todos los lugares hay machismo y aquí en Nicaragua está bastante acentuado (…) No vive lo mismo una mujer que tiene más posibilidades económicas que otra que no tiene”, explicó.

La ONU Mujeres, la organización de las Naciones Unidas dedicada a promover la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres, le da la razón a Reyes.

Para 2021, por cada 100 hombres jóvenes que vivan en pobreza extrema, habrá 118 mujeres en esa situación, según datos estimados de ONU Mujeres.

“Las mujeres asumen la mayor parte de la responsabilidad del cuidado de la familia, ganan menos, ahorran menos y tienen trabajos mucho menos seguros, una situación que se ha intensificado con la crisis del coronavirus”, señaló este organismo en un reciente artículo.

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