Redacción / IP Nicaragua
Unas 59 organizaciones de la sociedad civil dirigieron una carta al Papa Francisco movidos por la desesperación e indignación que les generá la situación que vive monseñor Rolando Álvarez, obispo de la Diócesis de Matagalpa, junto a otros sacerdotes y laicos de la iglesia católica que permanecen encerrados en la Curia Arzobispal de esa ciudad ubicada al norte de Nicaragua.
En Matagalpa decenas de antimotines bajo las órdenes del subdirector de la Policía Nacional, Ramón Avellán, señalado de ser uno de los principales operadores contra los manifestantes en 2018, mantienen cerrado los accesos a la Curia Arzobispal, donde se mantiene encerrado al obispo.
«Tememos por la vida de Monseñor Álvarez (…) La persecución y el odio del régimen contra la iglesia católica no tienen ninguna justificación», dice la misiva firmada por representantes de esas 59 organizaciones y a la que se suman otras por encontrarse dentro de Nicaragua y estar «expuestas al terrorismo de Estado» suscriben de forma anónima.
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Las organizaciones que dirigieron la misiva al papa Francisco señalan que pastores como monseñor Álvarez solamente han cumplido con el «mandamiento del amor y el consuelo a los más débiles y oprimidos».
El pasado 5 de agosto, la Policía Nacional anunció una investigación en contra del obispo Álvarez de «organizar grupos violentos» y causar «zozobra».
«Sus obispos son acusados de ser cómplices de un intento de golpe de estado, cuando en realidad lo que han hecho es buscar una salida pacífica y democrática a la profunda crisis que consume al país», señalan las organizaciones en la carta dirigida a papa católico.
Al Papa Francisco: «No nos dejen solos»
La misiva enviada a Francisco, titulada «No nos dejen solos», resume la crisis sociopolítica en la que se encuentra sumergido el país desde hace más de cuatro años.
«La iglesia de Nicaragua está siendo perseguida y martirizada por un régimen que se dice 2cristiano y católico, que manipula las manifestaciones externas de la religiosidad y la devoción Mariana para fines políticos y con esto ofende la fe católica», señalan.
Las organizaciones que firman la carta está integrada por un grupo de «ciudadanas y ciudadanos nicaragüenses obligados a vivir en el exilio huyendo de la violencia, persecución y violación permanente de nuestros derechos humanos».
«Desde hace varios años vivimos esta crisis política en Nicaragua la cual se ha recrudecido en los últimos meses. Somos víctimas de la violencia oficial de un estado bajo el control y dominio de Daniel Ortega, su esposa Rosario Murillo y sus ciegos seguidores», denuncian.
Ataques contra la iglesia católica
Lo vivido por el sacerdote Uriel Vallejos, quien permaneció encerrado y bajo asedio policial en la casa cural de la parroquia de Jesús de la Divina Misericordia del municipio de Sébaco, es otro episodio de los ataques contra la iglesia católica en Nicaragua.
El 1 de agosto, la Policía llegó a apropiarse de los equipos de la estación de radio de la parroquia, que junto a otras radioemisoras operadas por la iglesia católica en diferentes municipios del departamento de Matagalpa habían sido cerradas por órdenes del gobierno.
«La presencia de fieles impidió que se apropiaran de los equipos de la radio, pero muchos fueron golpeados, heridos y apresados cuando la policía impuso la fuerza en los alrededores de la iglesia y del curato. Todavía resuena en nuestros oídos y nuestros corazones el clamor del Padre Vallejos desde su encierro: “No me dejen solo”. Él y los feligreses que lo acompañaron lograron salir después de tres días de encierro gracias a los esfuerzos de un grupo de religiosos», refieren.