*Conferencia Episcopal de Nicaragua refiere que docentes han sufrido las “secuelas de la enfermedad” del SARS-COV-2
Redacción IP Nicaragua
Los obispos de la Conferencia Episcopal de Nicaragua reconocieron la labor extraordinaria que desarrollaron los educadores del país quienes en el contexto de la pandemia de la covid-19 han sufrido las “secuelas de la enfermedad”.
“Al iniciar este año escolar 2020, no imaginábamos las realidades en las que se desarrollarían los procesos educativos. El covid-19 nos confrontó con necesidades sentidas en cuanto a las nuevas maneras de entender y atender a la comunidad educativa”, menciona en su mensaje la Conferencia Episcopal de Nicaragua.
Los obispos reconocen que la docencia es una actividad de “extraordinario peso moral, una de las más altas y creativas del hombre”.
Después de casi nueve meses de pandemia en el país en Nicaragua, según cifras oficiales del Ministerio de Salud han muerto 161 personas y 5,838 contagios de covid-19.
Ante esta situación, según los obispos, los docentes se vieron en la necesidad de “replantear y renovar la acción pedagógica a la luz de nuevos paradigmas”.
“Las nuevas realidades motivaron a fortalecer los lazos de unidad. La pandemia del covid-19 fortaleció el vínculo escuela-familia en el que padres y docentes se involucraron activamente, contribuyendo a los procesos de formación y aprendizajes de los niños, adolescentes y jóvenes”, reconocen los obispos.
Ejercer labor con vocación
En Nicaragua, el Gobierno no cerró las escuelas ni decretó cuarentena por la pandemia, lo que fue criticado por organizaciones civiles y de derechos humanos.
Los colegios privados desarrollaron clases en línea a través de diferentes plataformas. Después de las vacaciones intersemestrales los centros públicos reabrieron sus puertas, pero con una baja asistencia escolar.
El mensaje firmado por Monseñor Rolando José Álvarez, obispo de la Diócesis de Matagalpa y presidente de la Comisión de Educación Católica invita a los educadores a continuar ejerciendo su labor con “vocación”.
“La invitación fue a abrirnos a los nuevos paradigmas de la educación (…) Los animamos y exhortamos a seguir ejerciendo su labor educativa, conscientes de su vocación cristiana y de su participación en la misión de la iglesia”, menciona el mensaje.
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En Nicaragua al menos 46 maestros murieron en los últimos meses con síntomas de covid-19, según informes de las organizaciones sindicales.
“Oramos por los docentes enfermos y los que están sufriendo las secuelas de la enfermedad. También elevamos una plegaria especial por el alma de todos los maestros que han fallecido, para que el Señor, rico en misericordia, les acoja y reciba en su santa morada”, señala el documento dado a conocer por los obispos.
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Finalmente comparan la labor de los docentes con la parábola del Sembrador de las santas escrituras, pues también ellos “optaron por decisiones fundamentales, fueron diligentes en dar respuestas a una realidad en la que el desánimo y desconcierto acechaban”.
“Tomaron posiciones responsables y dignas ante la convicción de que en la educación se encuentra la semilla de la esperanza, una esperanza de paz y justicia, de belleza, de bondad; una esperanza de armonía social”, puntualizan.