Los líderes autoritarios de Nicaragua y Venezuela están furiosos. Daniel Ortega, el más longevo de los dos, grita de rabia y furia en televisión nacional porque el mundo no reconoce a Nicolás Maduro, el menos viejo pero igual de desalmado y represivo.
Los dos despotrican, amenazan, insultan, atacan y descalifican a sus críticos por lo que ocurrió en Venezuela este 28 de julio.
Un análisis por políticos y expertos nicaragüenses concluye que lo que ocurre en Venezuela es una fiel copia de lo que ocurrió en 2021 en Nicaragua.
Así lo desnudó debate en X, la noche del 30 de julio en la cuenta Somos la Resistencia (@SomosSLR), en la cual los politólogos Manuel Orozco, José Antonio Pereza y el escritor y analista Israel Lewites, debatieron el tema de Venezuela y Nicaragua ante una audiencia virtual de 687 cuentas conectadas durante tres horas con 17 minutos.
Los dos regímenes, según los analistas, se mantienen en el poder bajo la sombre del fraude y los métodos de represión. En ambos casos, los resultados han sido los mismos: se quejan de las sanciones internacionales, provocan el exilio de miles de ciudadanos y violaciones sistemáticamente los derechos humanos.
Ambos regímenes se sostienen con las armas y solo tienen como aliados a países como Rusia, China, Irán o Cuba, afirman.
Nicolás Maduro no abona a democracia
El Centro Carter, que observó las elecciones presidenciales de Venezuela el 28 de julio de 2024, denunció que el proceso «no se adecuó» a los estándares internacionales de integridad electoral.
La organización afirmó no poder verificar la autenticidad de los resultados declarados por el Consejo Nacional Electoral (CNE) de Venezuela, que proclamó ganador a Nicolás Maduro.
Lo que dijo el Centro Carter de Maduro este 30 de julio, lo dijo de Ortega el 29 de octubre de 2021, una semana antes del simulacro electoral
Jennie K. Lincoln, asesora principal del Centro Carter sobre iniciativas de paz en América Latina y el Caribe, dijo entonces que en Nicaragua «no había condiciones para elecciones creíbles».
Lo que hoy vive Maduro, lo vivió Ortega en 1990. En 1990 las razones de Ortega para aceptar las elecciones fue el cese de la ayuda del bloque socialista, la ruina económica por una guerra de más de 10 años y la presión internacional.
La situación en Venezuela refleja métodos similares de fraude, represión y abuso de poder observados en Nicaragua desde el retorno de Ortega en 2007.
Ambos países, bajo el liderazgo de Nicolás Maduro y Daniel Ortega, han enfrentado críticas por la falta de condiciones para elecciones libres y justas.
Para los especialistas la forma en que repiten en el poder y el control estatal basado en la represión, los convierte en «ilegítimos de nacimiento».
«Como resultado, se convierten en parias internacionales e integrantes de un pequeño club de políticos capaces de todo por permanecer en el poder», señalaron.
Control gubernamental de Daniel Ortega
En Nicaragua, el Consejo Supremo Electoral (CSE) es visto como un organismo al servicio del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), con acusaciones de falta de imparcialidad y transparencia desde 2008.
“En Venezuela,el Consejo Nacional Electoral (CNE) está controlado por el oficialismo chavista, generando dudas sobre la legitimidad del proceso”, aseguran.
“No hay transparencia”, insistieron. En Nicaragua no existen mecanismos para auditar el proceso electoral, llevando al convencimiento de los observadores internacionales de que las elecciones están diseñadas para favorecer al FSLN.
Lo mismo ha pasado en Venezuela. El CNE no proporcionó resultados desglosados por mesa electoral, constituyendo una grave violación de los principios electorales.