Jefferson Cruz Díaz, de 25 años, logró llevarse a nueve miembros de su familia de Nicaragua hacia Estados Unidos con el parole humanitario.
Cruz se reunió con su mamá, sobrinos, hermanos el pasado 29 de marzo en California, lugar donde reside desde que migró a ese país en 2019.
El joven, quien es residente, explicó a IP Nicaragua que estuvo pendiente de todas las noticias migratorias y supo que había la oportunidad de que el parole humanitario se extendiera para los nicaragüenses, y así fue. «Yo pensé que ese era el momento para probar y comencé a juntar todos los documentos», dijo.
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Cruz aplicó al parole en la primera semana de febrero y tres semanas después recibió un sí a su solicitud. «Cuando yo vine a Estados Unidos vine con la mente abierta de aprender, y aprendí el idioma inglés que es determinante en este país», cuenta.
Él esperó reportar sus ingresos fiscales, cuentas bancarias y estatus migratorios para poder presentar esa documentación en la solicitud. «Yo mandé la solicitud sin esperar que me aprobaron los nueve, yo dije unos 5 o 4, pero me los aprobaron todos», cuenta todavía sorprendido.
El joven, quien es periodista de profesión, desde que migró a Estados Unidos ahorró parte de su salario y asegura es muy ordenado con sus finanzas.
«Vengo de una familia muy humilde de Managua, mis papás hicieron el esfuerzo para que yo tuviera una profesión, y ellos fueron mi inspiración para saber que ningún trabajo es menos que el otro», dice.
Parole humanitario, la oportunidad
En Estados Unidos ha trabajado en bodegas, creando equipos médicos, pero siempre quiso un trabajo que le permitiera buenos ingresos.
«Yo trabajé días feriados, fines de semana, días completos, pero yo ahorraba hasta el 60% de mi salario. Yo trato de administrar mi dinero de manera responsable, yo no me sacrifico, dejo un porcentaje de gustos, salidas, pero dejo un ingreso para ahorros», cuenta.
Actualmente trabaja en dos transnacionales lo que le permitió poder llevarse a su familia.
Asegura que sus familiares tenían trabajos en Nicaragua, pero no en situaciones fáciles y con grandes salarios. «Estaban comiendo y viviendo, pero yo pensé en mis sobrinos menores de edad que aquí pueden desarrollarse, igual mi familia. Las oportunidades están aquí», dice.
«Yo quise traerme a mi familia para que también conozcan el valor de vivir aquí, que conozcan la oportunidad de vivir aquí, y que tuvieran el chance. Ellos vienen con la idea de superarse como todos los migrantes», agrega.