Orlando Valenzuela
La que hasta hace pocos años era considerada la reserva natural mejor conservada de Nicaragua, la Reserva Biológica Indio Maíz, está en grave peligro su existencia por el desarrollo de la minería artesanal que se está realizando en el propio corazón de este extenso bosque tropical.
Así lo denunció ayer 11 de noviembre la organización ambientalista Fundación del Río, quien mostró su preocupación por el avance de la actividad minera artesanal de oro en la Reserva de Biosfera del sureste de Nicaragua, indicando que los impactos que genera esta actividad extractiva son los más destructivos y desbastadores para el ambiente, más aún cuando se realizan en áreas protegidas de importancia nacional y mundial.
Esta denuncia está sustentada en evidencias encontradas en el último recorrido realizado a finales de octubre en la Reserva Indio Maíz por la Unión de Organizaciones Ambientalistas (UOA). En esa ocasión se encontró un campamento de minería artesanal de oro en la cabecera del río indio, el noreste de la reserva, en el municipio de El Castillo, donde se estima que existen más de dos mil personas trabajando en la extracción artesanal de material y el posterior procesamiento del metal.
En la denuncia pública se explica que en el proceso de separación del oro de la roca, los mineros estan utilizando en algunos casos, cianuro y en otros mercurio, metales pesados altamente tóxicos, tanto para los seres humanos como para todos los seres vivos donde vierten esos residuos.
La organización ambientalista advierte que el tráfico ilegal estos metales ha sido constante en el sureste de Nicaragua y en el norte de Costa Rica para lograr abastecer a estos campamentos mineros y molinos artesanales.
De igual forma, señala que desde finales del año 2016, cuando estalló la fiebre del oro en Crucitas, Costa Rica, se ha observado el crecimiento exponencial de esta dinámica extractiva en el sureste de Nicaragua, llegando a contabilizarse en 2019 más de 100 molinos artesanales activos en el municipio de San Carlos, El Castillo y Nueva Guinea. Lo peor de todo esto, indica la Fundación del Rio, es que esto sucede sin que las autoridades municipales e instituciones públicas tomen acciones para frenar esta situación.
Por último, la organización ambientalista hace un llamado a las autoridades municipales a realizar acciones legales para detener el proceso de avance de la minería en estos territorios y a las instituciones públicas aplicar el marco legal ambiental vigente en el país, para proteger los bienes naturales y las áreas protegidas del sureste de Nicaragua.
En un artículo escrito por Julio López y publicado por Onda Local el 1 de octubre del 2019, se hace referencia a un análisis realizado por Fundación del Rio, que concluyó, que “la expansión minera en la Reserva de Biosfera del Sureste de Nicaragua, no es casual, sino que es promovida como parte de una estrategia dirigida a crear condiciones que permitan concesiones industriales en el territorio en el futuro”.
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En el contexto político actual de represión, pérdida total de institucionalidad y violación a los derechos humanos, las posibilidades de ejercer contrapeso ante la arremetida minera se vuelven limitadas, sostiene la FDR.
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“Esto es aprovechado por quienes pretenden convertir a la Reserva de Biósfera en un polo minero, incluidas las instituciones públicas que conocen y avalan esta situación, sin importarles la contaminación y pérdida de alternativas sostenibles para el territorio”. Advierte la organización, que responsabilizó directamente al gobierno de Nicaragua por los daños ambientales y sociales que desde ya se empiezan a percibir. Finalmente, la FDR llamó a las familias de los diferentes municipios del Sureste de Nicaragua a “rechazar esta práctica que contamina y destruye los suelos, bosques y aguas, eliminando también las posibilidades de un buen vivir para las próximas generaciones”-concluye el texto de Onda Local.
Foto portada: cortesía de Fundación del Río y Radio Voz Juvenil.