* Lacayo fue asesinada el pasado 15 de abril y lanzada a un pozo de más de 100 metros de profundidad. Dejó a una niña (de dos años) y un bebé en la orfandad.
Eva Inestroza / IP Nicaragua
Dentro de tres meses, el hijo menor de Tatiana Lisseth Lacayo Reyes, cumplirá su primer año de vida. Pero su madre ya no estará con él para celebrarlo, porque fue asesinada el pasado 15 de abril y su cuerpo fue encontrado el 29 del mismo mes en un pozo de más de 100 metros de profundidad.
La joven, de 19 años, era madre soltera de una niña de dos años y un bebé de ocho meses. Estudiaba un curso de belleza general y soñaba con ser Policía.
Sandra Reyes Lanza, de 42 años, se pregunta desconsolada qué motivos había para que alguien le quitara la vida a Tatiana, su hija, y menos con la saña que lo hicieron.
“Lo que le hicieron no fue justo. No entiendo por qué le hicieron tanto daño, con tanta saña, si ella era incapaz de hacerle daño a alguien. No entiendo cuál era el odio”, expresa Reyes, con palpable desconsuelo.
Aunque las autoridades policiales informaron el miércoles 29 de abril que Carlos Alberto Selva Torres, alias La Sucia, confesó ser el autor del crimen, la madre de la víctima sospecha que alguien la mandó a matar.
Reyes pide a la Policía Nacional que investigue con profundidad el caso.
“Yo digo que esa persona sí tuvo que ver con su asesinato, pero hay alguien más y eso es lo que yo quiero saber. Varios la asesinaron, no solo esa persona. Hay un actor intelectual”, sostiene.
MISTERIO
Minutos antes de que Tatiana Lacayo desapareciera de su casa, su madre Sandra Reyes la mandó a comprar la lotería. Eran aproximadamente las 7:40 de la noche del miércoles 15 de abril.
“Ella no tenía planes de salir porque ni siquiera se había bañado. Pasó lavando la ropa de ella y de los niños todo el día”, recordó Reyes.
Salió de su casa en compañía de una prima, de 15 años y sus dos hijos, compraron la lotería y cuando venían de regreso recibió una llamada… “para nunca más regresar a la casa”, continuó el relato su sufrida mamá.
“Mi sobrina dice que cuando fueron a comprar, Tatiana fue a un lugar, ella se quedó esperándola con los niños, pero regresó rápido y le dijo: vámonos”.
Pero, “cuando ya vienen caminando para la casa, ella (Tatiana) recibe una llamada y dice: ya fui y no te hallé, sigue en el teléfono y luego dice: ¡Dale pues!, pero apurate, que ando con los chavalos. Se fue y hasta hoy”.
“Mi sobrina se quedó en la esquina esperándola, pero al ver que no regresaba se vino a la casa. Dice que ella le preguntó que dónde iba y mi hija le dijo, ‘cuando venga te cuento, voy detrás de la terminal de la 113’”.
LA ÚLTIMA LLAMADA
De acuerdo con Reyes, el historial de llamadas al celular de Tatiana, que una de las empresas de telefonía nacional entregó a la Policìa Nacional cuando realizaban las investigaciones, indica que la última llamada recibida fue a las 8:13 p.m.
Por medio de una conferencia de prensa, la PN informó el 29 abril sobre la captura de Carlos Alberto Selva Reyes, quien según las autoridades confesó haber asesinado a Tatiana Lacayo, el mismo 15 de abril, aproximadamente a las 8:20 de la noche.
Las autoridades detallaron que el crimen ocurrió en un lugar desolado, resumiendo en su informe que Selva llegó a la finca Los Tamarindos, urbanización San Miguel, en el barrio Nueva Vida, de Ciudad Sandino, donde se encontró con Tatiana, a quien le dio muerte lanzándola al fondo de un pozo artesanal al resistirse a una agresión sexual.
No obstante, Reyes desconoce si este sujeto está diciendo la verdad, pues nunca había escuchado a su hija mencionarlo. Otra duda que aqueja a la madre de la víctima es que la Policía nunca le dijo que ese hombre había confesado el crimen, si no que se enteró a través de los medios de comunicación.
“Hasta donde yo mantengo, solo le conocí a dos parejas que eran los padres de sus hijos, para que ahora vengan inventando que tenía una relación con ese tipo (La Sucia)”, comentó.
La mujer denunció que no estuvieron en la reconstrucción de los hechos.
“No estuvimos nosotros (la familia). La Policía me dijo en una ocasión que tenían un sospechoso, que era el de la última llamada que había recibido mi hija, hasta que vi en las noticias que dicen que confesó. Pero mi hija no tenía una relación con él”, añadió Reyes.
BÚSQUEDA INTENSA
La Policía dio a conocer que el domingo 19 de abril, a las 3:20 de la tarde, Sandra Reyes Lanza, interpuso una denuncia por la desaparición de su hija Tatiana Lacayo.
“El lunes 20 yo la fui a buscar a ese lugar (detrás de la terminal de la ruta 113). El investigador que estaba viendo el caso me enseñó una foto de un hombre y me dijo que le habían informado que mi hija se había ido con él”, comentó Reyes.
Pero la madre de la víctima no cree en esa versión: “Si hubiera sido así ella misma me lo hubiera dicho. La Tatiana que yo conozco jamás iba a dejar a sus hijos. Ella misma me hubiera llamado y me hubiera dicho: No me ande buscado, ni publicando como desaparecida, porque yo estoy bien”.
Mientras Reyes y el resto de sus familiares buscaban desesperados alguna pista que les hiciera dar con el paradero de Tatiana, sintieron un olor pestífero en uno de tres pozos que están en el lugar, por lo que solicitó a las autoridades buscar dentro de ellos.
Así que se presentó un equipo de la Unidad de Búsqueda y Rescate de la Dirección General de Bomberos para inspeccionar dentro de los pozos artesanales. Sin embargo, pasado cuatro días de búsqueda, Reyes recibió un reporte de las autoridades que descartaba que dentro de los pozos hubiera algún cadáver.
“Junto con los vecinos y familiares paternos buscamos en los demás pozos, pero uno hedía. A mí me llamaba la atención eso, yo sentía que ahí estaba mi hija”, contó Reyes.
No se dio por vencida e insistió a las autoridades para que continuaran buscando. El 27 de abril, Reyes se presentó a la estación diez de la Policía a solicitar el permiso para que tres personas que se dedican hacer pozos se introdujeran a continuar la búsqueda.
“Desde el principio tres personas se me habían ofrecido a buscar a mi hija. Solo me pidieron que les consiguiera oxígeno, mecates y se metían, pero el primer investigador no me dejó. Solo me mostró un video que hicieron los bomberos donde descartaba que mi hija estuviera ahí”. Pero el mal olor, a Reyes le generaba intriga.
Según Reyes, el mismo 27 de abril cambiaron al investigador de Ciudad Sandino, que llevaba el caso, por un oficial de Managua.
“Este investigador comienza a recoger nuevamente la información, cita a los testigos y me pide que narre los hechos otra vez. El 28 a las 6:00 de la tarde me llama y me dice que aprobaron mi petición, que se presenten los ‘poceros’ al lugar a las 6:00 de la mañana”, recordó.
Sin embargo, en la mañana del 29 los miembros de UBR dijeron a Reyes que ellos iban a continuar con la búsqueda, pero que los ‘poceros’ se quedaran en el lugar, por si necesitaban ser relevados.
“Por la presión, ellos la buscaron, para no quedar mal. Estuvimos ahí desde las 6:00 a.m. hasta las 10:00 p.m. El cuerpo de mi hija fue sacado en partes, pero si me hubieran hecho caso tal vez la hubiéramos sacado completa”, lamentó Reyes.
Lo primero que encontraron los miembros de la UBR fue el cráneo y las chinelas de Tatiana. Posteriormente, rescataron parte del cuerpo.
“Pero sus brazos y pies quedaron ahí”, confirmó la madre de Tatiana.
INTENTARON OCULTAR LA EVIDENCIA
Según Reyes, el 29 por la mañana el olor pestífero que se sentía en los días anteriores había disminuido. También recordó que en el video que le presentó la Policía cuando descartaron que su hija estaba ahí, solo se veía tierra, no observó piedras.
“Yo estoy segura que los asesinos quisieron ocultar evidencia, porque vieron que yo estaba insistiendo en que ahí estaba mi hija. Se dieron cuenta del alboroto que yo hice”, ya que, “dejaron caer una gran piedra, que no estaba aterrada, sino como que la acababan de tirar y sobre la piedra había tierra; igual como que la acababan de tirar”, dijo Reyes.
Los restos de Tatiana fueron trasladados al Instituto de Medicina Legal, en Managua, y serían entregados a su mamá el pasado domingo. Reyes dijo que pensaba sepultarlos en el Cementerio General de Managua, junto a los restos del padre de la joven, quien falleció hace 15 años.
IP Nicaragua no ha podido comunicarse este lunes con Reyes para confirmar si los restos de Tatiana ya descansan en paz.
LAS CIRCUNSTANCIAS DE LA VIDA LA HICIERON MADURAR
Aunque Tatiana se convirtió en madre siendo apenas una adolescente de 17 años, para su madre las circunstancias de la vida la hicieron madurar y se volvió una mujer responsable y cuidadosa con sus hijos.
“Era una chavala sana, responsable con sus hijos, a pesar de que dependía de mí porque no trabajaba. Nunca se desobligó de sus hijos. Donde ella iba, andaba con sus dos hijos. Hasta para ir a la venta se los llevaba”, contó Reyes.
Su hermano de 10 años la acompañaba a todas partes, dice la mamá, pues ella cargaba a la niña de dos años y él le ayudaba con el bebé de ocho meses.
Los vecinos la describen como una joven pasiva, que no era conflictiva y tenía pocas amistades.
Como en toda familia, señala Reyes, tuvo diferencia con su hija, pero ninguna la hizo irse de la casa, menos que dejara de apoyarla con sus hijos, quienes hasta el día de hoy han sido económicamente sustentados por ella.
“El único problema que yo tenía con ella es que no estuve de acuerdo con la relación que tenía con los padres de sus hijos. Ninguno le pasaba, ni les pasan a los niños. Los tres eran responsabilidad mía”, señaló.
«A mí no me afecta en nada seguir respondiendo por mis nietos, porque lo he hecho desde que nacieron, pero lo que me duele es que mi hija ya no está”, lamentó.
En lo que va del año, en Nicaragua, veintiún mujeres han sido asesinadas por hombres, según organizaciones defensoras de los derechos de las mujeres. Quienes han cometido estos crímenes han sido parejas, exparejas, conocidos y desconocidos.
De acuerdo con los registros de esa organización, las jóvenes entre 18 y 25 años siguen siendo las principales víctimas en el país.