Larry Rivera Bolt, productor cafetalero de generaciones

* Este exitoso empresario cafetalero tiene su propia marca de café y sueña con abrir una tienda en Estados Unidos

Redacción IP Nicaragua

Todas las noches, Larry Rivera Bolt se acuesta soñando con el café de la mañana siguiente, con su aroma, textura y sabor. Por algo, no en vano, es un dedicado caficultor de la zona de Matagalpa.

Por años, su familia se ha dedicado a la caficultura en esta zona del país. Desde hace veinte años, Rivera Bolt tomó las riendas del negocio que un día empezaron sus padres y es el encargado de cuidar las propiedades donde se cultiva el rojito.

Es administrador agroindustrial de profesión, pero se define como un productor apasionado por el rubro.

“Nosotros tenemos una finca en El Tuma, ahí comenzamos, ahí era ganado y un poquito de café, después compramos otra finca en La Dalia hace como 30 años (…) Mi familia, toda, mi papá y mi mamá desde hace más de 50 o 60 años cultivan café”, dijo a IP Nicaragua.

Durante la guerra que asoló Nicaragua en los años ochenta sus padres perdieron dos fincas en la zona de Matiguás, una era cafetalera y la otra ganadera.

El café es uno de los principales productos de Nicaragua. Foto: Cortesía.

Sin perder de vista sus intereses, en poco tiempo compraron una finca en el sector de La Dalia, que todavía conservan junto con otra que está ubicada en la Reserva El Arenal en la zona de Aranjuez, también en Matagalpa, y que adquirieron hace 11 años.

De horticultor a caficultor

Después que se graduó en la universidad, Rivera Bolt ejerció su carrera en Costa Rica y aquí en Nicaragua. Posteriormente, se dedicó a sembrar tomates, frijoles, chile, chiltoma y repollo. “Era algo propio”, confiesa.

Como horticultor empezó a sembrar chile tabasco en conjunto con un socio, un producto que exportaba, dado que logró un contrato con una empresa norteamericana que produce salsa a base de este chile

Aunque el negocio iba por buen camino, ambos socios se dieron cuenta los costos se estaban incrementando, mientras escaseaba la mano de obra.

“En chile, en 20 manzanas, llegaba a tener hasta 600 cortadores y miré que la mano de obra se me estaba escaseando, necesito mucha mano de obra en chile para la cortada (porque) son requisitos que solo cortas el maduro y lo mando para Louisiana, Estados Unidos. Era rentable, pero necesitábamos bastante gente”, recuerda.

En el año 2000 decidió cambiar de rubro y dedicarse a los negocios familiares.

Larry Rivera Bolt. Foto: Lester Arcia.

“Comencé a sembrar café, mi mamá compró la finca, ella miraba la finca, pero yo comencé hasta en el 2000 a trabajar”, señaló.

Surge “Bolt Café”

En Nicaragua, el café es uno de los principales productos que mantienen la economía de las familias y contribuye a los ingresos del país, además es uno de los rubros de mayor exportación.

En el país, muy pocos productores han dado el paso siguiente que consiste en dar valor agregado al grano. La visión de Rivera Bolt va más allá de lo que actualmente posee.

Hace un par de años, introdujo en el comercio nicaragüense su propia marca de café empacado: “Bolt Café”.

“Hace como cuatro años comencé un negocio de café molido, se llama Bolt Café, que ya está en los superes y me está yendo bien. En el 2018 fue algo complicado, pero va superbién y este año que viene calculo vender unas 20 mil libras, esa es la meta de 2021”, mencionó el productor matagalpino.

En el corto plazo, su próxima meta es abrir una cafetería en Estados Unidos con su propia marca.

“Quiero hacer, abrir, una cafetería en Estados Unidos, con la marca y ese es el otro proyecto que voy a hacer”, dice satisfecho.

Pierde propiedad

Hace dos años sufrió un impacto emocional y económico al perder una de las fincas que tuvo que entregar a un banco local para saldar la deuda y salvar las otras propiedades.

Ese año, Rivera Bolt solamente consiguió que le pagaran 76 dólares por cada quintal de café.

“Yo vendí 2,700 quintales a 76 dólares, el antepasado, entonces perdí una finca de 80 manzanas que no la pude pagar, era de 80 manzanas, se la entregué al banco, en pago y para liberar las otras fincas que estaban en garantía y ahí quedé limpio”, recuerda.

Los inconstantes precios internacionales del café no ayudan a que el sector se levante.

“Si no sube el café por lo menos a 160 es muy difícil, hay mucho gasto, mucha mano de obra y como el Gobierno no nos ayuda, más bien nos viven cobrando más impuestos, así que lo miro complicado, yo no desisto, pero está complicado”, puntualiza.

A veces, tienen que enfrentarse a otros elementos externos que afectan su producción, como el reciente fenómeno de huracanes que afectaron con lluvias todo el territorio.

“Me cayeron 28 palos en el café, perdí como dos manzanas de café, 14 (árboles) en cada finca, árboles grandes de 50 metros de alto, en La Dalia y en Aranjuez”, menciona.

Mientras tanto ninguno de estos factores hace que Rivera Bolt abandone la actividad. Sigue cultivando café con la esperanza que sus cuatro hijas sean su relevo generacional.

“Tengo dos pequeñas, y una de 14 y otra de 18 años que me ayudan a empacar el café”, dice muy orgulloso.

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