Juan Ronco, el tradicionalista de 106 años que celebra las carreras de San Juan

juan ronco

Aunque su nombre es Juan Castrillo Romero sería más fácil encontrarlo en el pueblo si se pregunta por “Juan Ronco”. Es católico y dice que a lo largo de su vida centenaria, vio “correr” a su santo, San Juan, por las calles de Camoapa.

Este hombre de 106 años se lamenta de no haber podido celebrar este año las tradicionales procesiones de Semana Santa.

Este año, San Juan, como miles de santos de la iglesia Católica nicaragüense no pudieron salir del templo. Como no hubo la procesión que año con año se organiza en su honor, la actividad se realizó dentro del templo parroquial.

Juan Castrillo Romero es en Camoapa un tradicionalista devoto muy conocido, que hasta hace unos años corría con la imagen de San Juan en sus hombros por las calles de la ciudad.

El año pasado, Juan acompañó la carrera del Santo a lo largo de una cuadra. “Corrí una cuadra, ya me canso, no puedo correr mucho tiempo y la gente me lo pide, o viene el santo hasta aquí a la casa”, cuenta el personaje.

El peso de los años no ha disminuido el espíritu de corredor que caracteriza a este personaje desde su infancia. Este año, el santo no pudo visitarlo en su casa y él tampoco pudo “ir a correr”, según su tradición.

El entusiasmo de este camoapeño por vivir la fiesta de la resurrección le animó a asistir al templo parroquial, donde pudo ver al santo que sus hombros cargaron casi toda la vida.

Juan Ronco nunca faltó a la carrera de San Juan, esa misma que recuerda el aviso del apóstol a la Virgen María, sobre la resurrección de Jesús.

El “Juan Ronco” de Camoapa

No recuerda con exactitud su fecha de nacimiento, ni puede precisar el día que sus pies descalzos se enfrentaron por primera vez a las calles pedregosas de Camoapa, pero según sus cálculos solo tenía once años de edad cuando eso sucedió.

“Ese nombre de Juan Ronco me lo puso Juan Manuel Duarte, por mi voz y así me quedé toda la vida”, refiere Castrillo mientras sonríe.

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Juan dice que es originario de Chinandega, aunque algunos conocidos refieren que procede de Rivas, aunque ese detalle pierde relevancia para los camoapeños frente a su historia casi centenaria como corredor de San Juan cada Domingo de Resurrección.

“De ahí me vine para Granada, estuve en Granada donde el padre Romero, en aquel tiempo, famoso. Ahí estuve, ahí estuve, no me gustó, mucho me daban palo, entonces me vine con Pancho Urbina y la Ninfita Duarte”, relata Juan, recordando entre risas la historia de su arribo a Camoapa.

Juan se instaló en la casa de Don Fanor Duarte Baca y doña Emérita Marín Mena, un matrimonio joven de la época, que le acogió y ayudó a curar sus males de salud.

Tiempos difíciles

Eran tiempos difíciles donde la atención a la salud mostraba todas sus precariedades y Juan, sufría de niguas en los pies, un mal común en aquellos años por caminar con los pies descalzos. Fue doña Emérita Marín, una de las fundadoras de la orden Franciscana en Camoapa, quien le ayudó a resolver sus dolencias.

Al finalizar la Semana Santa, cada Domingo de Resurrección, San Juan solía salir al encuentro de Jesús y María, yendo y viniendo entre ambas procesiones, mientras recorrían la mayor cantidad de calles hasta el punto donde se encuentran simbólicamente la madre y el hijo. Este año no sucedió así, debido a las prohibiciones de las procesiones en el país.

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