Investigar en un país sin datos

Por María José Martínez R

 

“Nicaragua es el país de las imposibilidades”, es una frase que suelo usar, sobre todo en las conversaciones  relacionadas con información económica. Y esto es porque en nuestro país los investigadores, empresarios, profesores, estudiantes y comunidad en general estamos construyendo una radiografía económica a pedazos.

En lugar de información oficial veraz y oportuna tenemos estadísticas oficiales desactualizadas. Ante la ausencia de esta información, otros actores, como los centros de pensamiento, sector privado y medios de comunicación, aportan partes a esta radiografía.

En los dos años de crisis política y socioeconómica hemos visto una serie de estudios sectoriales de parte del sector privado nacional que pretenden aportar conocimiento en un contexto en el que la necesidad de información se ha intensificado. Asimismo hemos observado las diversas proyecciones macroeconómicas elaboradas por organismos nacionales e internacionales que nos muestran un futuro aterrador, como el decrecimiento de 5.7% en 2019, expuesto por el Fondo Monetario Internacional (FMI) en febrero de este año.

Los datos son el principal insumo para realizar  evaluaciones del impacto sobre un sector económico y posteriores recomendaciones o planes de acción. En casos como este, resultan útiles los estudios sobre actividades  específicas, tal como los presentados por la Cámara Nacional de Turismo de Nicaragua y la Unión de Productores Agropecuarios de Nicaragua, cuya principal fuente de información son las encuestas a empresarios del sector.

Foto ilustrativa: Freepik

¿Qué sucede cuando la falta de  datos trasciende al área macroeconómica?

Los agentes privados pueden aportar información sobre las actividades económicas a través de encuestas, sondeos de precios en los centros de compra, entrevistas con líderes gremiales, pero tienen capacidad limitada de levantar información macroeconómica de primera mano, pues los organismos equipados de presupuesto y funcionarios para esta labor son las entidades públicas.

El Banco Central de Nicaragua es de la entidad encargada de la compilación de las estadísticas macroeconómicas del país con los que se puedan elaborar análisis y recomendaciones, de acuerdo con la Ley 732, Ley Orgánica del BCN.

A pesar de que en el 2019 las estadísticas macroeconómicas también presentaban rezagos en su publicación, contábamos con el calendario anticipado de divulgación. Con este instrumento podíamos esperar las estadísticas e informes para estudiarlos, o bien podíamos contar los días de retraso. Sin embargo, este año el calendario no ha sido actualizado y se desconocen las fechas en que el BCN tiene planificado divulgar sus informes.

Al consultar el Índice Mensual de Actividad Económica (IMAE) y el Índice de Precios al Consumidor, que mide la evolución de la actividad económica y la inflación, respectivamente, se aprecia que los datos más recientes corresponden a diciembre 2019. Hasta el 20 de abril de 2020 se desconoce la evolución de estos indicadores en los primeros tres meses del año.

De acuerdo con las revisiones al sitio web del Banco Central de Nicaragua (BCN), en la fecha anteriormente referida, los informes y estadísticas económicas están actualizados en diferentes momentos del tiempo.

Mientras que el informe trimestral de deuda externa se encuentra actualizado al cuarto trimestre de 2019, el informe de deuda pública más reciente tiene información hasta el primer trimestre del mismo año. Un caso aún más severo corresponde a las estadísticas de  finanzas públicas, que datan del segundo trimestre de 2018.

Suena como imposible la idea de que el último dato de empleo formal (cantidad de asegurados en el Instituto Nicaragüense de Seguridad social) sea de febrero 2019, es decir, existe un rezago de casi 14 meses de estadísticas de mercado laboral.

De las remesas, las exportaciones y la cooperación internacional que en su momento se consideraron  como pilares del crecimiento económico del país,  poco se sabe, pues la información disponible tiene un rezago considerable.

Banco Central de Nicaragua. Foto: BCN.

El informe de cooperación más reciente corresponde a 2018. Por su parte, las cifras de remesas internacionales publicadas corresponden al segundo trimestre de 2019. En cuanto a las exportaciones, aunque el BCN no tenga información actualizada (informe más reciente corresponde al periodo enero- abril 2019), el Centro de Trámites para las Exportaciones ofrece estadísticas comparativas al cierre de 2018 y 2019 y al primer trimestre de 2019 y 2020.

Sin embargo, desconocemos los datos de las importaciones posteriores a abril 2019. Ante la pandemia de Covid-19 resultaría interesante analizar el comportamiento de las importaciones de insumos médicos y medicamentos.

 

Informes anuales, los grandes ausentes

Este es el reporte más completo que brinda la entidad sobre el estado de los diferentes sectores de la economía (real, financiero, fiscal, externo) en un año determinado. Además es el único al que la Ley 732 hace referencia explícitamente, pues establece que este reporte debe ser presentado ante el presidente de la República en los primeros tres meses del año.

Estamos investigando, enseñando y aprendiendo sobre economía con información rezagada. ¿Cómo podemos evaluar el impacto del segundo año de crisis económica en la formalidad laboral, si no contamos con datos? ¿En qué estado se encuentra el INSS? ¿Cuál es la situación de la deuda pública? ¿Qué clase de historias abaladas por los datos podemos contar con esta información? Considero que estas y otras interrogantes tendrán respuesta cuando el BCN publique el Informe Anual.

Las ciencias económicas son famosas por los modelos, los supuestos y las proyecciones, estas últimas van perdiendo su calidad de acierto a medida que proyectamos a partir de datos con rezagos importantes. Es por ello que es normal que surjan actualizaciones o rectificaciones de proyecciones de crecimiento económico y otras variables a medida que se actualizan los datos que usan como insumo para proyectar.

Los economistas nunca han tenido la famosa bola de cristal para predecir el futuro, sin embargo apoyados en información económica actualizada y con herramientas econométricas y estadísticas son capaces de presentar una serie de escenarios. En la actualidad el trabajo sigue siendo el mismo, con la salvedad que ahora se deben indagar nuevas fuentes, crear nuevas bases de datos, para compensar, en la medida de lo posible la información disponible.

Como consumidores de información debemos prestar atención al contenido económico que leemos, escuchamos o vemos, sobretodo enfocarnos en los periodos que toma en cuenta el análisis. Es posible que nos podamos encontrar ante el estudio de un hecho previo.

Las bondades del análisis económico no se limitan únicamente al poder predictivo de los métodos, sino que trascienden a la interpretación de fenómenos que ocurrieron en el pasado, para determinar, causas, consecuencias y alternativas de solución.

Aunque el entorno no presente las condiciones óptimas para investigar como tradicionalmente lo hemos realizado, supone un reto para replantear nuestros enfoques y fuentes de investigación, así como las metodologías de recopilación y almacenamiento de datos.