Indigencia aumenta en las calles de León

Las calles de la ciudad de León albergan a mujer, hombres y niños que vive en condición precaria en los mercados, paradas de buses, parques, iglesias y acera de hospitales.

A Mercedes Urroz, se le ve todos los días vagando por las largas y angostas calles del centro histórico de la ciudad de León.

Se distingue entre los demás por su desgarrada vestimenta, semblante envejecido, piel reseca, manos con costras de suciedad y uñas largas.

El abandono de la familia, los problemas económicos y la indiferencia son sin duda los peores males que llevaron a esta mujer de 56 años a perderse en el alcohol y terminar en el mundo de la indigencia.

Cada calle de esta ciudad alberga a una mujer, un hombre, o un niño que peregrina día y noche en condición precaria en los mercados, paradas de buses, parques, iglesias, hospitales, y barrios.

Juan José Arévalo, hizo una especie de peregrinación desde el estado de Hidalgo, México. Lleva más de 11 años viviendo en las calles de León.

El hombre, con acento azteca todavía, cuenta que sobrevivía de “la cantada” en México, pero tuvo que huir y se refugió en Nicaragua luego que un cartel mató a sus padres, esposa y dos hijas, el amanecer de un 24 de diciembre cuando lo vincularon a la pérdida de una “merca” (droga) que se habían desaparecido en el trayecto a los altos de Pueblas.

“La neta soy como el gavilán, vivo en las calles en condiciones precarias”. Si me acerco a este árbol aquí me quedo, pero si hago mis trabajitos lustrando zapatos, haciendo algún rumbo o algunas veces pidiendo”, dijo.

Obras caritativas en León

Se calcula que más de 300 indigentes vagan en esta ciudad afectados por su situación económica, los conflictos familiares, su vulnerabilidad social, las malas elecciones de vida o los problemas de adicciones.

El denominador común es que no cuentan con algún tipo de apoyo gubernamental que los auxilie ante estas situaciones.

Actualmente un grupo de feligreses pertenecientes a la hermandad Orden Franciscana Seglar, atienden a más de 150 personas en situación de indigencia, a quienes alimentan los días lunes, miércoles y sábado en el comedor del templo San Francisco de Asís. Sin incluir los 500 que llegan en cada navidad.

La obra es apoyada por familias altruistas de León, con quienes coordinan la entrega de alimentos, pago de limpieza del local, compra de gas, mejoras o preparación de la comida.

“Esta obra inició desde 1969 cuando la orden franciscana vieron la necesidad que tenía el pueblo con personas indigentes, huele pega, madres solteras con varios hijos, desempleadas, ancianos abandonados por la familia, y niños de las comunidades en condición de extrema pobreza”, contó Juan Miguel Téllez, encargado de uno de los comedores.

Téllez aclaró que no existe un presupuesto para cubrir estos gastos, sin embargo, dejó entrever que la mejora viene por donantes como la benefactora Inés, una empresaria de León quien tiene 20 años entregando desayuno (gallopinto con huevo, café, azúcar y pan dulce) y la Fundación Ortiz Gurdián, quien aporta con la mejora y granos para el almuerzo.

“Hay días que se cocina carne con verdura, spaghetti, pollo con papa, arroz aguado, indio viejo, torta de carne, dependiendo lo que se tenga. Estamos en crisis y nos preocupa no continuar con la obra de Dios”, mencionó Téllez.

La indigencia, tema complejo

El psicólogo Jorge Velásquez, manifiesta que Nicaragua necesita una verdadera identidad a nivel colectivo e individual, que genere entender el origen de la indigencia.

“Las mentes colectivas deben de ser productivas y deben arrancarse esa muletilla que repite la política asistencialista de un sistema de gobierno carente, deficiente que no tiene planes y que sólo promueve un progreso inexistente”, asegura.

Para Velásquez en la vida de un indigente se esconden heridas que en algunos casos nunca se cicatrizan y termina siendo protagonistas de historias que parece sin retorno, sin embargo, aseguró que, con la asistencia y el apoyo necesario, algunos encuentran el camino de regreso a la reinserción en la sociedad y consiguen encauzar su vida.

El experto sugiere que el sistema de educación y la política del Ministerio de la Familia debería ser transversal. Una política de formación o inversión de emprendedores. “No existe ninguna política de ese tipo”, señala.

 

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