Gustavo Petro toma posesión como presidente de Colombia

La investidura del exsenador y exguerrillero Gustavo Petro como presidente de Colombia marca una nueva era política con el primer gobierno de izquierda de la historia del país.

Gustavo Petro se convirtió este domingo en el 42 presidente de Colombia, en una toma de posesión catalogada como histórica, no solo por ser el primer presidente de izquierda del país suramericano, sino porque recibió la banda presidencial con el apoyo de organizaciones feministas, de izquierda, indígenas, afrodescendientes, sindicales y étnicos, y de una mayoría en el Congreso.

Durante la ceremonia, Gustavo Petro, de 62 años, caminó rumbo a la Plaza de Bolívar en compañía de su esposa y sus hijos. Con el canto al unísono «¡Sí se pudo, sí se pudo!» y «Petro, amigo, el pueblo está contigo», la ciudadanía saludó al presidente.

Tras el himno nacional, Roy Barreras, presidente del Congreso de Colombia, tomó juramento al nuevo mandatario. La senadora izquierdista María José Pizarro, en medio de lágrimas, le impuso la banda presidencial.

«Estamos acá contra todo pronóstico, contra una historia que decía que nunca íbamos a gobernar», dijo el nuevo presidente de Colombia.

En su discurso inaugural, Petro invitó a los grupos armados “a dejar las armas en las nebulosas del pasado” y a “aceptar beneficios jurídicos a cambio de la paz, a cambio de la no repetición definitiva de la violencia”.

Además, Petro señaló que es necesario cambiar la política contra las drogas. «Es hora de una nueva convención internacional que acepte que la guerra contra las drogas ha fracasado, que ha dejado un millón de latinoamericanos asesinados durante estos 40 años, y que deja 70.000 norteamericanos muertos por sobredosis cada año, que la guerra contra las drogas fortaleció las mafias y debilitó los Estados» y «ha llevado a los Estados a cometer crímenes”, agregó.

El nuevo presidente enumeró una serie de propuestas de su gobierno, entre ellas varias reformas a la salud, tributarias, a las pensiones y la educación, y dijo que ha «priorizado en el presupuesto la infraestructura de la educación, de la salud, del agua potable, de los distritos de riego y de los caminos vecinales».

“Los impuestos no serán confiscatorios, simplemente serán justos”, agregó, al señalar que la desigualdad que vive el país es “aberrante”.

El mandatario también recalcó la importancia de la igualdad de género, del cambio climático y el cuidado de la selva amazónica.

Sobre una tarima en frente del Congreso, cuyas columnas fueron adornadas con flores y plantas exóticas, el líder de la izquierda pidió que hiciera presencia la espada de Bolívar -robada el 17 de enero de 1974 por la guerrilla del M-19 y entregada tras pactar la paz, en 1990- como símbolo de la búsqueda de la paz, y posteriormente tomó juramento de la primera vicepresidenta afrodescendiente de Colombia, Francia Márquez.

El evento de toma de posesión contó con la participación de 60 delegaciones nacionales e internacionales. Unas 100.000 personas y 1.000 artistas participaron.

Desde horas de la mañana, diferentes grupos de danza y música actuaron en tarimas dispuestas en inmediaciones de la plaza, donde los ciudadanos disfrutaron de ritmos folclóricos.

Luis Carlos Montenegro, representante del movimiento «Vamos por los derechos» dijo que vivió el evento “con alegría, con festividad, con colores” y que velarán porque se respete los derechos de activistas y defensores de derechos humano en su país.

La colombiana Sara Cruz le dijo a la VOA que ahora van a lograr “lo que hemos soñado durante muchos años”.

La joven Catalina Frayle señaló que “hay mucha felicidad. Los jóvenes estamos muy conscientes de todos los años que hemos intentado que esto cambie, y es emoción, es felicidad de sentir que vamos a llegar a un mejor lugar”.

Antes de la asunción oficial, Petro asistió a varias ceremonias simbólicas. En la Sierra Nevada de Santa Marta, al norte del país, los indígenas aruhacos le dieron su “bendición”. Uno de los mamos -la máxima jerarquía de la comunidad- le pidió dar respuesta a las demandas de la sociedad y le entregó un bastón que representa la sabiduría.

Entre los invitados estuvieron el Rey Felipe VI de España; los presidentes de Chile, Ecuador, Paraguay, Bolivia, Argentina, República Dominicana, Honduras y Costa Rica; el canciller de Brasil, Carlos Alberto França; el vicepresidente de Panamá, José Gabriel Carrizo; el vicepresidente de El Salvador, Félix Ulloa Jr. y la primera dama de México, Beatriz Gutiérrez, entre otros. El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, no fue invitado dadas las profundas diferencias políticas con Duque.

Por Estados Unidos asistió Samantha Power, directora de la Agencia Internacional para el Desarrollo (USAID).

El dispositivo de seguridad para la posesión incluyó 15.000 miembros de la Fuerza Pública, 10.000 policías y 5.000 miembros del ejército.

Las propuestas de Petro

La banda presidencial que portará Petro lleva consigo los desafíos de sortear la creciente violencia que ha cobrado la vida de más de 560 defensores de derechos humanos desde 2016, la inflación más alta de las últimas dos décadas y la búsqueda de consensos en un país dividido.

Petro prometió una nación con menos desigualdad, que garantizará los derechos de todos sus ciudadanos -especialmente de los más vulnerables- y que dará prioridad al medio ambiente.

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Las iniciativas del nuevo gobierno se centran en la justicia racial, la defensa de los derechos de las mujeres, los derechos humanos y el cuidado de la vida y el territorio.

La economía, la inflación, la inseguridad, la desigualdad, la violación a los derechos humanos y las trabas de acceso a la salud y la educación serán los retos principales del presidente.

Una de sus banderas ha sido conseguir “la paz total”, en un país donde, según cifras de la Comisión de la Verdad, durante cinco décadas de conflicto han sido secuestradas 50.770 personas, 121.768 han desparecido y 450.664 han sido asesinadas.

A pesar de la firma del acuerdo de Paz entre el Estado y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), aún el país está sumergido en la violencia. Petro ha propuesto iniciar el proceso de paz con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), y someter a la justicia las bandas criminales que se nutren del narcotráfico.

Sus promesas también incluyen una reforma al sistema de pensiones y la suspensión del otorgamiento de licencias mineras en favor de las energías renovables, lo que ha generado polémicas e el gremio empresarial.

Por otro lado, algunos opositores han señalado temores de que con Petro en el poder Colombia se pueda convertir en una «segunda Venezuela”, ya que el exalcalde de Bogotá anunció que restablecerá relaciones con el país vecino.

Analistas dijeron a VOA que con el restablecimiento de relaciones con Venezuela esperan una reactivación económica en la zona de la frontera.

Tras ser elegido, Petro buscó el diálogo con sus críticos y opositores y consiguió una mayoría en el Congreso, necesaria para sacar adelante diferentes reformas, entre ellas la tributaria, que busca aumentar los impuestos a las clases más altas y darle recursos a programas sociales.

Un exguerrillero que busca lograr una “paz total” para Colombia

En su juventud Petro militó en la guerrilla nacionalista M-19, que abandonó las armas en 1991 luego de firmar un acuerdo paz con el Estado.

Su pasado como rebelde pesa para algunos militares que en adelante estarán bajo su mando. “No prevemos que haya perturbación, ruido de sables, ni ninguna de estas actividades armadas”, dijo a The Associated Press el coronel en retiro John Marulanda, presidente de la Asociación Colombiana de Oficiales en Retiro de las Fuerzas Armadas.

Marulanda recalcó que aunque para los militares que combatieron el M-19 es difícil aceptar la llegada de Petro al poder, en las nuevas generaciones hay más expectativa que resistencia.

Aunque entregó las armas, aún hay quienes se sienten representados políticamente por el M-19. Con una bandera del movimiento -azul, blanco y rojo- un grupo de militantes arengaba por las calles inusualmente silenciosas y fuertemente custodiadas por la policía en el centro de Bogotá hacia la Plaza de Bolívar.

“Estamos aquí por nuestros muertos, por todos los comandantes que cayeron”, dijo a la AP Froilán Ospina, para quien Petro aún representa los principios de la extinta guerrilla. “Mientras exista un hombre del M-19 que levante las banderas de la democracia existirá esperanza para el país, ese es Gustavo Petro”, agregó.

Aunque desde hace cinco años el país atraviesa una etapa de posconflicto tras la firma del Acuerdo de Paz entre el Estado y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) -la que fuera la guerrilla más antigua de Latinoamérica-, el pacto no puso fin a la violencia. El acuerdo permitió la reintegración de la vida civil de más de 13.000 exguerrilleros.

Petro ha propuesto iniciar el proceso de paz con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), la última guerrilla activa en el país, y lograr una “paz total” que implica el sometimiento a la justicia de las bandas criminales que se alimentan del narcotráfico -como el Clan del Golfo.

También buscará estrechar lazos con sus vecinos y especialmente con Venezuela, país con el que Colombia rompió relaciones en 2019.

Analistas dijeron a VOA que con el restablecimiento de relaciones con Venezuela esperan una reactivación económica en la zona de la frontera. Ambos gobiernos acordaron recientemente nombrar embajadores.

NOTA DE VOA.

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