* A un año del silencio forzado del que fuera uno de los dos periódicos más importantes del país, extrabajadores señalan que esta empresa fue una escuela del periodismo para muchos.
Léster Arcia y Orlando Valenzuela
A las 12:29 minutos de la madrugada del 27 de septiembre de 2019, un comunicado decisivo, publicado en redes sociales, acabó con los 39 años de historia periodística de uno de los medios de comunicación impresos más emblemáticos del país; El Nuevo Diario.
Detrás de las cortas líneas del escrito en el que especificaban descontinuar operaciones por “dificultades económicas, técnicas y logísticas”, una dura lucha por sobrevivir quedaba atrás. Esa noche la imprenta trabajaba para hacer llegar a los nicaragüenses el último ejemplar del reducido tabloide.
Más de 140 trabajadores recibían la noticia que haría de ese día, el último y más oscuro de los que se había laborado en el lugar.
Muchos otros nicaragüenses la recibían desde sus trincheras; lectores, ex trabajadores, vendedores del rotativo en las calles, nicas exiliados, empresarios, el último adiós a un grande que luchaba por sobrevivir, en medio del ahogamiento financiero y la retención de sus materias primas por parte del gobierno.
La escuela de muchos
Letzira Sevilla, pasó 18 años de su vida laborando en El Nuevo diario, llegando a ese lugar desde que era una estudiante. Sus primeras columnas fueron escritas sobre temas de salud
“Fueron 14 años de mi vida en este medio que tenía tanto prestigio a nivel nacional. Su cierre obviamente me impactó y me dolió, no solo por la parte profesional, sino como ser humano”, dijo.
El despertar de abril de 2018 hizo que el medio de comunicación hiciera un cambio en su línea editorial, abarcando una mayor lectoría y manteniéndose en primer lugar entre los medios de comunicación más consultados de Nicaragua en internet.
“Para abril de 2018, cuando se da el despertar de la juventud rebelde y luego un pueblo completo, para nosotros fue un poco triste, porque el primer día no informamos absolutamente nada. Luego tuvimos total libertad de decirle a nuestros lectores lo que estaba sucediendo en diferentes puntos del país”, explicó la comunicadora a IP Nicaragua.
Sevilla afirmó que no se arrepiente de haber dado 18 años a tan importante medio de comunicación impreso.
“Estaba complacida de poder explicar a nuestros lectores lo que sucedía en el país, estuve en algunas marchas pasando información desde Jinotepe. Me siento complacida de haberlo hecho para un medio tan prestigioso como lo fue El Nuevo Diario y si me tocara volverlo a hacer, lo haría”, añadió.
Nayira Alejandra Valenzuela fue la última jefa de fotografía de El Nuevo Diario. Trabajando para ese medio vio sangre y balas cerca de su humanidad, experiencias que hicieron de su vida el mejor episodio trabajando en END.
“El Nuevo Diario fue una escuela del reporteo en las calles, de cómo buscarle el lado humano a las historias. El trabajar en El Nuevo Diario a mí me enseñó a enamorarme del periodismo y en tiempos de dictadura me enseñó a asumir las consecuencias de estar del lado correcto de la historia”, relata mientras recuerda aquel momento en el que se enteró sobre el cierre del rotativo.
“Nunca pensé que iba a cerrar en su totalidad. Nosotros estábamos preparados psicológicamente a pasarnos a un diario totalmente digital, pero no; el cierre definitivo”, lamentó Valenzuela.
Antes del cierre definitivo de El Nuevo Diario hubo reducción de personal, cierre del periódico popular Q’hubo y otras limitaciones por la crisis económica que derivó de la convulsión sociopolítica y la presión del gobierno contra los medios independientes.
Eva Inestroza logró sobrevivir a la reducción del personal y a la desaparición del Q’hubo, pero no escapó del cierre total.
“Esa situación de una u otra manera era algo que se esperaba debido al bloqueo de materia primara que provocó primero que desapareciera el periódico Q’hubo y anteriormente, pues había disminuido el número de páginas. Entonces, eso se interpretaba como que estábamos en una situación de riesgo”, recordó.
Sin embargo, jamás pensó, al igual que Valenzuela, que desaparecería por completo el periódico, incluyendo el sitio web.
“Nunca imaginé que se cerrará, mucho menos con una trayectoria de casi 40 años de historia en nuestro país. Es algo que impacta, es la fecha y a uno le cuesta creerlo”, lamentó.
Experiencias Inolvidables
Para el periodista Uriel Velásquez, quien laboró en El Nuevo Diario y se enteró del cierre desde otra trinchera, en España, afirmó que con la desaparición del medio de comunicación perdió la democracia y la libertad de prensa.
“Fue una noticia bastante triste, cualquier espacio que se cierre es triste, porque es una oportunidad menos para que los periodistas hagan su trabajo, para contar la historia. También pierde la democracia, pierde la libertad de prensa, pero te toca un poco más cuando vos estuviste allí, cuando vos viviste allí y conociste allí un montón de gente, creciste, aprendiste, fue un día bastante triste”, recuerda Velásquez.
Ese 27 de septiembre, los recuerdos llegaron a la mente del joven periodista; “me puse a recordar las coberturas que hice, las portadas, cuando salía tu nombre en la portada, cuando en los turnos llegabas allí a las 9 de la mañana, pero no sabía cuándo ibas a salir, porque muchas horas, muchos días fueron así y todavía fue más triste cuando vimos que votaron el edificio hace poco”.
Uriel Velásquez es uno de esos jóvenes periodistas que no quiso ver por la televisión lo que ocurría en las calles y se jugó el pellejo como muchos de sus compañeros, reporteando durante las protestas ciudadanas de abril de 2018, las que el gobierno de Nicaragua reprimió brutalmente.
Con solo 23 años y sin experiencia en cobertura de sucesos de violencia política, Velásquez escuchó pasar de cerca el silbido de la muerte que producen las balas disparadas por policías y paramilitares, el mismo día que un policía le apunto con su fusil AKA 47 cerca de la Universidad Centroamericana (UCA).
Mauricio González Cuaresma, un joven periodista de El Nuevo Diario, solo había visto por televisión las nubes de gas lacrimógeno que la policía de otros países lanzaba a manifestantes, pero nunca se imaginó que un día sentiría en carne propia los efectos de ese artefacto químico en Nicaragua.
Eso sucedió el 19 de abril de 2018, cuando iniciaron las protestas en Nicaragua por las reformas al sistema de seguridad social.
Cuaresma, que ya para entonces trabajaba como periodista de El Nuevo Diario, fue enviado a cubrir la protesta de los estudiantes universitarios en la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI), quienes se preparaban para marchar hacia la Asamblea Nacional.
Son de las experiencias que más le marcaron trabajando para El Nuevo Diario y las cataloga como irrepetibles.
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“Creo que no va a ser igual aunque vuelvan las protestas, es una cosa irrepetible y de bastante aprendizaje, porque ya uno va sabiendo qué es lo que debe hacer en esos momentos y qué no se debe hacer. Es una experiencia que no te la enseñan en las aulas de clase, que solo se aprende cuando suceden esas cosas, entonces, lo más valioso aquí es la experiencia que uno tiene con este tipo de cobertura.”, subrayó.
Sigue lucha por informar
Para Nayira Valenzuela lo mejor fue haber resistido hasta el último momento y sobre todo el reconocimiento que la misma gente le daba a El Nuevo Diario y a sus propios periodistas.
“La insurrección de abril formó una unión más fuerte en la redacción de El Nuevo Diario. Se creó un periodismo colaborativo y más humano. A pesar que las condiciones de trabajo eran difíciles, quienes pasaron por la redacción en el 2018 y 2019 simplemente dejaron gran parte de sus vidas para que la verdadera realidad fuera publicada”, expresó.
Actualmente Valenzuela es periodista y fotorreportera de la plataforma Confidencial y asegura que su deber después del cierre fue seguir informando en los espacios que se le permitiera.
Por su parte, Eva Inestroza dice que a pesar de los obstáculos de los últimos años, aún queda el ánimo de hacer periodismo de calidad.
“El periodismo independiente en estos últimos años ha estado atravesando diversos obstáculos, sin embargo, se puede observar que hay un mayor compromiso por informar, desde donde sea y con las condiciones que han ocurrido en 2018, me sirvió para aumentar mi compromiso a seguir informando”, reflexionó la periodista.