«Los primeros días y meses, yo me puse a llorar porque me decía ¿Qué estoy haciendo aquí? O sea, mi hija algún día me va a preguntar ¿Por qué te fuiste?”. Es es el sentimiento de culpa que invade a la periodista Anahi, una nicaragüense exiliada actualmente en Costa Rica.
Anahi, el seudónimo que usa esta comunicadora por razones de seguridad, es una periodista que salió de Nicaragua para sobrevivir ante la persecución del régimen contra el periodismo.
«Yo no podía traer a mi hija sin saber en qué condiciones iba a estar. Y uno como adulto dice: Yo puedo soportar tanto, pero ver sufrir a mi hija por mi culpa, por haberla traído sin pensar las cosas, creo que sería algo que yo no me lo perdonaría”, dice Anahi.
Su relato es unas de las 23 historias que recoge «Exiliadas para sobrevivir», una investigación elaborada por el medio de comunicación La Lupa en la que se hace una radiografía a nivel económico, emocional y sociocultural de las experiencias de las mujeres periodistas de Nicaragua en el exilio.
Enfrentan alto costo de vida
“Al ejercer el oficio desde el exilio en medios no formalizados no cuentan con beneficios laborales para ellas y sus hijos e hijas, pero además los salarios que devengan están tasados al gasto de Nicaragua y en países como Costa Rica, España y Estados Unidos no ajustan para vivir dignamente, entonces hay una mayor precarización”, explicó Maryórit Guevara, directora de La Lupa.
Para sobrevivir tienen que recurrir a realizar dobles jornadas de trabajo o trabajos extras para compensar los gastos.
Algunas de las periodistas exponen que se les hace más difícil integrarse en el campo periodístico local en las ciudades en que viven, dado que las oportunidades son reducidas.
Las 23 periodistas que participaron en la investigación laboraban en medios de comunicación como: El Nuevo Diario, La Prensa, Canal 10, 100% Noticias, Ciudadana, Hilos de América, Radio
Vos, Artículo 66, Expediente Público, Galería News, Radio Corporación, República 18, Productora Zoom Comunicaciones, Canal 11, CB24 Noticias Centroamérica y Estrella TV.
Solamente 12 de ellas continúan trabajando en el medio que lo hacían antes del exilio; 10 en diversos oficios entre ellos; cuidados, teleoperadora, vendiendo comida y una no trabaja.
Mujeres periodistas buscan regularizar situación migratoria
Del grupo de 23 periodistas, más de la mitad (16) son solicitantes de asilo, 3 no están solicitando asilo, 3 ya tienen el asilo aprobado y 1 de ella es solicitante de residencia. Asimismo, aunque algunas, administrativamente no sean solicitantes de asilo o refugio, «corren peligro por ejercer el periodismo», revela la investigación.
La última ola de periodistas expulsados se registró en el 2022, luego de que la persecución policial se intensificó.
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«Acoso policial, amenaza de cárcel, criminalización y persecución», son las formas como las mujeres periodistas describen lo vivido.
«El estrés me estaba matando, porque apenas oía sonar un vehículo me parecía que era la patrulla de la Policía que llegaba a traerme», cuenta María Esther, otra periodista exiliada en Estados Unidos.
Por el solo hecho de ser mujer, muchas de las que salieron por puntos ciegos, al momento de exiliarse, «sintieron miedo de poder ser víctimas también de agresiones», revela la investigación.
Volver a Nicaragua común denominador
Debido a que salieron de «manera abrupta» de Nicaragua, el primer sentimiento que tienen es la negación, es decir el «duelo por el exilio».
«Cuando venimos, todos los días yo pensaba que volvía mañana. Me acuerdo que, al inicio, no quería ni comprar una escoba, porque yo decía: ¿Y eso cuando regrese, donde lo meto?”, cuenta Amalia, exiliada en España.