Voz de América
El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, reapareció tal y como se esperaba el lunes 19 de julio para celebrar el 42 aniversario del triunfo de la Revolución Sandinista, en un acto en el centro de Managua al que solo tuvo acceso un grupo de simpatizantes seleccionados por el oficialismo.
Rodeado por funcionarios nicaragüenses y representantes de los Poderes del Estado, Ortega envió un mensaje que fue catalogado como “confrontativo” al asegurar que “el pueblo armado jamás será aplastado”.
“Aquí tenemos un Ejército que está para resguardar la soberanía nacional y también construir la seguridad y la lucha contra la delincuencia, contra el narcotráfico. Y tenemos una Policía que está dedicada de lleno también a la lucha por la seguridad ciudadana. Por eso les digo: el pueblo unido jamás será vencido y el pueblo armado jamás será aplastado”, advirtió Ortega en el acto oficial.
A diferencia de años anteriores, el mandatario apareció con pocos invitados de relevancia. Del extranjero estuvo presente el ministro de Relaciones Exteriores de Abjasia, Kove Daur. Los grandes ausentes fueron sus aliados de la región Cuba y Venezuela, a quienes Ortega no mencionó en el discurso.
También aprovechó para arengar contra Estados Unidos al igual que años atrás, criticando las medidas impuestas por Washington contra sus funcionarios y colaboradores, y acusó a los opositores de supuestamente haber “lavado millones de dólares para sembrar el terrorismo en el país”.
“Aquí está Nicaragua de pie, firme y adelante, a pesar de que han querido destruir la economía y han asesinado sembrando el terror, han puesto en práctica el terrorismo en Nicaragua”, dijo.
“Han lavado millones de millones de dólares en Nicaragua para sembrar el terrorismo y ahí están haciendo las cuentas, donde se están llevando a cabo las investigaciones con las famosas fundaciones y aparecen millones por aquí, millones por allá; estamos hablando de millones de dólares para ser utilizados para intentar destruir al pueblo nicaragüense y han fracasado”.
Entre los funcionarios presentes en el evento, estuvieron el presidente y vicepresidenta de la Asamblea Nacional, Gustavo Porras y Maritza Espinales; la presidenta de la Corte Suprema de Justicia (CSJ), Alba Luz Ramos; la procuradora general de República, Wendy Morales, y las magistradas del Consejo Supremo Electoral (CSE) Brenda Rocha y Alba Nubia Baltodano, entre otros.
Otra vez en dictadura
Algunos disidentes sandinistas que se encuentran fuera del país por temor a ser encarcelados aseguraron “que los ideales de la revolución fueron traicionados” y se instauró una nueva dictadura.
“Nosotros fuimos jóvenes, estuvimos dispuestos a dar la vida, y mucha gente dio su vida por la revolución nicaragüense. Esas personas, esos muertos deben estar ahora revolviéndose en sus tumbas, viendo como se ha falseado toda la idea, la ética, los principios de la Revolución Sandinista”, dijo la poeta nicaragüense Gioconda Belli en Twitter.
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“Eso no es lo que queremos para nuestros hijos, para nuestros nietos y por eso no podemos aceptar este sistema que ellos están queriendo imponernos, y que es una dictadura. A 42 años del triunfo de la Revolución Popular Sandinista el 19 de julio de 1979, estamos otra vez en dictadura y tenemos que luchar otra vez contra una dictadura”, añadió Belli.
Desde el exilio, el exguerrillero Luis Carrión, uno de los nueve comandantes de la revolución sandinista en Nicaragua, catalogó “como una traición a sus compañeros de lucha” el rumbo que toma el país actualmente.
“Ortega hablará hoy desde el abismo de su traición a sus compañeros de lucha, a los que creyeron en sus palabras de arrepentimiento, a los que se aliaron con él, a todos los nicaragüenses. Traición en nuestra patria se escribe con O”, indicó Carrión.
Los festejos del 42 aniversario del triunfo de la Revolución Sandinista se dan en medio de un aumento de las tensiones frente a la crisis sociopolítica del país y el encarcelamiento a una veintena de opositores, a quienes mantiene bajo arresto por supuestamente atentar “contra la soberanía nacional”.
Entre ellos se encuentran tres exguerrilleros nicaragüenses que lucharon con Ortega para derrocar a la dictadura somocista.
