SAN JOSÉ, COSTA RICA —Después que el gobierno del presidente Daniel Ortega cancelara recientemente la nacionalidad nicaragüense a más de 300 opositores, analistas y críticos de su gestión cuestionan una medida contraria, que ha permitido a extranjeros nacionalizarse en Nicaragua.
Los críticos dicen que han recibido el beneficio “prófugos de la justicia” catalogados como “delincuentes”, algunos de ellos por acusaciones de actos de corrupción, como es el caso los expresidentes salvadoreños Mauricio Funes y Salvador Sánchez Cerén.
La Constitución establece en el artículo 43 que “los nicaragüenses no podrán ser objeto de extradición del territorio nacional”, de modo que ambos exmandatarios, nacionalizados nicaragüenses, están protegidos de una posible extradición.
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El gobierno de Ortega asegura que estas personas han cumplido con las normativas y las leyes para recibir la ciudadanía. Pero buena parte de la oposición nicaraguense opina que Ortega está usando el derecho a la nacionalidad como un premio o castigo».
El opositor nicaragüense expatriado, Héctor Mairena, de la agrupación Unamos y acusado de “traición a la patria”, dijo sobre el tema que «Ortega actúa de manera totalmente contraria a los intereses nacionales».
«Mientras le da la nacionalidad a gente acusada de corrupción en sus respectivos países y protege a terroristas, [a los nicaragüenses opositores] nos despoja de nuestra nacionalidad”.
En cuanto a la decisión del gobierno de Ortega, de acusarlos de «traidores a la patria» y confiscar sus bienes, Mairena agrega: «Es clara y sencillamente un robo”.
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Entre los más de 300 opositores nicaragüenses a los que el gobierno de Ortega canceló la nacionalidad, hay periodistas, exdiplomáticos, exaspirantes a la presidencia, universitarios y líderes campesinos.
La acción ha tenido consecuencias directas en sus críticos, explican los expertos, en alusión a que los expatriados no tienen derecho a pensiones, ni a sus títulos profesionales, ni a permanecer en el registro civil del país.
“Las implicaciones de esto son enormes. Significa, por ejemplo, que muchos niños y niñas quedan sin padres registrados y sin madres registradas. Muchas propiedades quedan en el limbo y, además, estas personas que, afortunadamente la mayoría está fuera del país, quedan también en una situación sumamente complicada y no tienen forma de identificarse en el exterior”, dijo la activista expatriada Ana Quiroz.
Los extranjeros beneficiados en Nicaragua con la nacionalidad
Además de los dos expresidentes salvadoreños acogidos en Managua, también están en el país dos exfuncionarios que trabajaron para el expresidente hondureño Juan Orlando Hernández.
Se trata de Ebal Díaz, exsecretario privado de la presidencia de Honduras que está señalado de actos de corrupción de parte del actual gobierno de Xiomara Castro, y Ricardo Leonel Cardona, ex ministro de la Presidencia.
El actual exvicecanciller de Honduras, Antonio García, dijo a la Voz de América que si bien respetaban la acción de Managua hacia estas dos personas, “ellos merecen enfrentar la justicia nacional o internacional”.
“Ellos (los nacionalizados) merecen enfrentar la justicia nacional… pero al haber abrazado la nacionalidad nicaragüense, ellos se han vacunado contra una eventual solicitud de extradición”, añadió García.
Ortega también ha nacionalizado a científicos rusos que trabajan en la planta de fabricación de vacunas en Managua llamada Mechnikov. Los acogidos son Anatoly Eduardovich, subdirector del Desarrollo de Vacunas y Sueros, y Elena Kazakova, directora de Recursos Humanos.
De acuerdo con la Ley de Nacionalidad de Nicaragua, los extranjeros podrán nacionalizarse, previa renuncia de su nacionalidad, mediante solicitud ante autoridad competente, siempre y cuando cumplan con los requisitos siguientes:
a) Acreditar su residencia en el país por cuatro años continuos, a partir de la fecha de obtención de la cédula de residencia permanente;
b) Tener medios honestos de vida;
c) Acreditar buena conducta y carecer de antecedentes penales;
d) Poseer conocimientos suficientes del idioma español, geografía, historia y de la organización política y social del país, mediante constancia de autoridad de educación.
Conductas aparentemente paradójicas
De acuerdo con Napoleón Campos, especialista salvadoreño en Relaciones Internacionales, dijo a la VOA que Centroamérica vive lo que cataloga como “un momento de infamia”, donde proliferan «estas conductas aparentemente paradójicas, como en Nicaragua”.
Campos dice que existen “proyectos tiránicos” en la región centroamericana que están enlazándose con la crisis internacional provocada por la invasión de Rusia a Ucrania.
«Poca visión regional»
En este contexto, pocos países centroamericanos han reaccionado a la crisis política que atraviesa Nicaragua, indica el catedrático costarricense y analista Carlos Sandoval García, que lo atribuye a que «hay poca visión regional». Además, a su juicio, la política exterior de las naciones de Centroamérica posee una mirada muy provinciana”.
El experto afirma que se trata de un error, dado que “la estabilidad política de la región es un factor muy importante en temas de reactivación económica, inversión extranjera”.
“Con una Centroamérica en paz, ganamos todos. Me parece que quien podría tener más visión regional y de política exterior sería el gobierno de Costa Rica, pero estamos en una fase francamente obscurantista”, subraya el analista que lamenta la falta de un liderazgo positivo con alcance regional, como ocurrió a fines de la década de 1980 y 1990, que condujo a pactos de paz.
“Hubo una salida política a los conflictos militares, especialmente en El Salvador, en Guatemala y, en cierta medida, también en Honduras. Hoy no tenemos esa generación de personas que procuran ver más allá de las diferencias y decir, ‘aquí necesitamos una mirada de región’ y, más bien, lo que estamos encontrando es un deterioro creciente de las condiciones de vida y de la política de Centroamérica”, concluye.
- Con información de la Voz de América