Orlando Valenzuela
Desafiando toda lógica y razón, centenares de trabajadores de las alcaldías y del gobierno central, así como seguidores del gobierno de Daniel Ortega, cumplieron la orden dictada por la vicepresidenta Rosario Murillo de concentrarse para realizar una caravana vehicular que recorriera las calles de Managua, aun cuando la mortal pandemia del covid-19 está en su etapa de contagio comunitario en toda Nicaragua.
Desde hace varios días, los simpatizantes sandinistas vienen desafiando al coronavirus sin importarles las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para evitar el contagio.
El 18 de julio, miles de seguidores de Ortega y Murillo montados en carros, motos y camionetas propias o asignadas por las alcaldías o instituciones del Estado, se apiñaron para recorrer en caravana varios barrios capitalinos y por la noche hubo un derroche de juegos artificiales y quema de pólvora en saludo al 41 aniversario de la revolución, según anunciaban ellos mismos en altoparlantes.
La mañana de este 19 de julio, otra caravana vehicular, custodiada por patrullas y policías motorizados salió de Praderas del Doral y recorrió barrios aledaños arengando a la gente a celebrar la fiesta partidaria.
En la antigua plaza de la República, el Gobierno instaló en círculo centenares de sillas con una estrella en el centro que, según algunos internautas, representa una especie de pentagrama, símbolo que se utiliza para hacer ritos satánicos, desde donde se realizará el acto oficial de celebración, con invitados especiales “selectos”.
Desde antes que se detectara el primer caso positivo de covid-19 en el país, el 18 de marzo, la esposa de Ortega, Rosario Murillo, vicepresidenta del país y coordinadora del Consejo de Comunicación y Ciudadanía, había convocado a una marcha multitudinaria de sus simpatizantes para enfrentar la pandemia del coronavirus denominada “amor en tiempos del covid-19”, en la que nadie llevaba tapabocas ni se guardó la debida distancia para prevenir el contagio.
Además, el Gobierno, a través del Instituto de Nicaragüense de Turismo, promovió decenas de actividades recreativas en balnearios, centros recreativos, mercados y parques municipales, invitando a la población a congregarse para “disfrutar en familia” de las actividades programadas.
Cifras dudosas
El gobierno de Ortega, es el único de Centroamérica y de los pocos en el mundo que no han declarado cuarentena, cerrado las escuelas ni tomado medidas de contención de la pandemia, al contrario, ha ignorado las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y oculta los datos reales de contagios y muertes, según denuncias de médicos y especialistas del Observatorio Ciudadano COVID-19 Nicaragua.
Mientras el Ministerio de Salud (Minsa) reporta 3,147 personas contagiadas y 99 muertes por el letal virus, hasta el día 15 de julio, el Observatorio Ciudadano sostiene que van 8,508 personas contagiadas y 2,397 víctimas mortales hasta esa misma fecha.
El virus, que contagia a todos por igual, sin ningún sesgo político, social o religioso, ha cobrado la vida de 603,378 personas, de más de 14.3 millones que se han contagiado en el mundo.
En las últimas semanas, en Nicaragua se ha conocido que el covid-19 ha terminado con la vida de varias personas vinculadas al Gobierno, entre las que se encuentran alcaldes, diputados, empresarios, deportistas, secretarios políticos, médicos, sacerdotes y pastores de diferentes denominaciones.
Sanciones
El 17 de julio, día en que el dictador Anastasio Somoza huyó del país, razón por la que se declaró Día de la Alegría, los seguidores de Ortega celebraron con un sentimiento agridulce, porque ese mismo día el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos sancionó a Juan Carlos Ortega Murillo, hijo de la familia presidencial y también a su empresa de publicidad audiovisual Difuso Digital. Juan Carlos, es el cuarto miembro de la familia gobernante sancionado por Estados Unidos junto con sus hermanos Laureano, Rafael y su mamá Rosario Murillo.
Foto portada: Maynor Valenzuela.