SAN FRANCISCO, EEUU —La ciudad de Denver, Colorado, enfrenta una crisis con la llegada de miles de migrantes que fueron enviados en autobuses desde la frontera con México, en medio de la ola de frío extremo que impacta a Estados Unidos.
Según la portavoz Leesly León, la ciudad de Denver ha gastado más de 2 millones de dólares para atender a los migrantes -la mayoría venezolanos- abriendo refugios temporales.
“Estamos viendo dos crisis conjuntas y tratando de prepararnos lo mejor posible”, dijo León en comentarios a la prensa.
El clima extremo provocado por la extensa ola de frío en gran parte del país, tomó desprevenidos a cientos de migrantes transportados en autobuses desde la frontera, quienes además de la incertidumbre por lo que será de sus vidas, enfrentan condiciones climáticas a las que no están acostumbrados.
Alex, un venezolano de 21 años, dijo a la Voz de América que en la ciudad “está haciendo mucho frío, demasiado».
«Tengo como tres chaquetas, cuatro camisas», detalló.
Para Alex, llegar a Denver ha sido un shock en todos los sentidos, especialmente tras su tras un largo y difícil viaje desde Suramérica.
“Viajando pasé por la selva, días completos, sin comer, sin ropa, sin poder ducharme, sin poder dormir bien. Dormir en la calle es muy difícil. Pero la meta de hoy en día es poder trabajar, poder superarme, poder progresar”, aseguró.
Alex es uno de los más de 2.300 inmigrantes trasladados a Denver desde principios de diciembre. Este hecho llevó al alcalde de la ciudad a decretar el estado de emergencia tras la inesperada llegada de migrantes en medio de las condiciones climáticas extremas, en las que se han registrado temperaturas de -25 grados celsius.
Organizaciones sin fines de lucro y voluntarios también están ayudando en la recolección de donativos para cubrir las necesidades básicas de los migrantes recién llegados.
Una las organizadoras del esfuerzo comunitario es María Elena Suárez, una venezolana que llegó a Denver a los 16 años, quien asegura que el llamado de ayuda los conmovió y superó sus expectativas.
Pero como en otras grandes ciudades del país, las autoridades de Denver señalan que ni la ciudad ni las organizaciones dan abasto para atender el creciente flujo migrantes y están solicitando asistencia federal para enfrentar la situación.
Situaciones similares viven migrantes que llegaron a la Gran Manzana, quienes con la ilusión de cambiar sus vidas, se han topado con temperaturas bajo cero , lo que de acuerdo a los testimonios está limitando las oportunidades y algunos se han enfermado.
Denver no es un caso aislado. Durante la Nochebuena, tres autobuses en los que viajaban familias de migrantes desde Texas llegaron cerca de la casa de la vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris.
La acción fue similar a traslados anteriores organizados por los gobernadores de estados fronterizos a fin de llamar la atención sobre las políticas de inmigración del gobierno del presidente Joe Biden.
La Casa Blanca ha insistido en que las fronteras no están abiertas.
Con información de la Voz de América