* Al ritmo que va la destrucción ambiental, en 15 o 20 años será difícil que tengamos agua suficiente y de calidad, dijo el ambientalista.
Orlando Valenzuela
La indetenible deforestación de los bosques en Nicaragua, que incluyen las selvas de las reservas de biósfera y áreas protegidas, en conjunción con el cambio climático, tendrán un efecto dañino para el medio ambiente y por consiguiente, para la población en general, afirmó el científico y académico Jaime Incer Barquero.
“El cambio climático es una realidad y Nicaragua es evidentemente el país más vulnerable. Eso va a tener repercusiones ecológicas que a su vez va a tener consecuencias sociales», afirmó Incer.
Explicó que a causa de ello no va a haber agua para todos o por lo menos en la cantidad y calidad que se necesita y obviamente muchos cultivos que requieren riego extensivo, también van a sufrir.
«Las aguas subterráneas que el bosque infiltra, van a ir disminuyendo y van a ser insuficientes para los cultivos extensivos, comenzando por los tabacales, arrozales, cañaverales, manizales y otros que requieren agua. Es decir, si no hacemos nada, no importa qué hagan o no hagan los otros países, ya nosotros tenemos un nivel de vulnerabilidad muy sensible para estos cambios”, aseguró el doctor Incer.
Para el experto en temas ambientales, la tragedia ecológica que padece Nicaragua, que está ubicada en el corazón del trópico, en parte se debe a la falta de educación ambiental de la población.
“Dada la situación en que nos encontramos, no hay cultura pora la protección del bosque, no hay cultura por el aprovechamiento racional del agua. Existe la creencia de que Nicaragua es un país providencialmente rico y que se le puede sacar toda la madera, toda el agua, se le puede erosionar toda la tierra y el país felizmente nos seguirá dando todos sus beneficios», dijo Incer.
Agregó que mientras la población crece de 6 o 7 millones que somos actualmente, en 15 años vamos ser 10 millones y en 20 años más y para entonces no va a haber agua ni para beber en el verano, como de hecho sucedió en los departamentos de Madriz y Nueva Segovia, donde el río Coco, el afluente más largo de Nicaragua y Centroamérica, se secó y se convirtió en un playón de arena.
Incer Barquero señaló que los efectos del cambio climático son más dramáticos cuando menos manejo se haga de los recursos naturales, sobre todo cuanto más daño se haga al bosque, que es el gran regulador de la condensación del agua, el controlador de la erosión, el infiltrador de agua, el refugio de las ultimas especies de fauna que quedan allí y que requieren de las relaciones existentes entra animales y plantas.
Insistió en la importancia de preservar el recurso agua, pero lamentó que a pesar de contar con grandes reservorios, en Nicaragua “las aguas superficiales estan sucias, lodosas, contaminadas, hasta el lago de Nicaragua tiene ya su nivel de contaminación y decir que el lago es una esperanza como creíamos para el futuro, pues no es tan cierto, en tanto que está llenándose de sedimentos, de agroquímicos y de basura».
Señaló que en Nicaragua se tiene la malísima costumbre de echar la basura al río o al zanjón para que se lo lleve el agua o en el caso de Managua, a los cauces para que vaya al lago Xolotlán y que el país pierde por todos lados.
El tambien ganador del premio de la Nacional Geographic por su liderazgo en la conservación en Latinoamérica, expresó que los cambios que existen a nivel mundial no los vamos a revertir; más bien van a empeorar en aquellos sitios donde, aunque no existan las industrias ni las chimeneas ni los carros ni el gasto de combustible, la naturaleza está tan lacerada que su capacidad de absorber, mantener y conservar agua en calidad y cantidad va a caer más allá de los niveles de sobrevivencia y eso va a irse incrementado cada año, mientas la población de Nicaragua va creciendo y demandando esos recursos.
El ambientalista considera que Nicaragua seguirá en el subdesarrollo mientras las cosas sigan tal como van, “porque no hay ni leyes ni nada que detenga la deforestación».
Dijo que la ignorancia, la codicia y la pobreza son los tres elementos que van a terminar haciendo de Nicaragua un país menos vivible en términos humanos y de prosperidad, social y económica.
Reservas se destruyen
«Nicaragua es el único país del mundo donde las reservas de biosfera son explotadas forestalmente. En ese caso, sin que haya ningún reparo, ningún cuidado y ninguna vergüenza de detener eso”, cuestionó el ambientalista nicaragüense.
Incer es muy crítico con el desastre ecológico que ocurrió con el incendio Indio Maíz, el que según él, todo indica que fue provocado por los colonos que invadieron esa reserva de biosfera y que destruyó miles de hectáreas en una zona sensible del sureste de Nicaragua.
“Parece mentira que ahora en la zona núcleo afectada, el Ministerio de Educación está poniendo una escuela y el Ministerio de Salud está instalando un centro de salud, o sea, que en vez de sacar a esa gente o buscar como limitar que sigan avanzando, están apoyando que se siga poblando la reserva. No me explico cómo ocurrió ese incendio allí (el de 2018), porque esa es la zona más lluviosa de Nicaragua, allí nunca ha habido incendio forestal porque la lluvia no lo permite”, acotó.
Añadió que es es preocupante el daño que causan las concesiones mineras al país.
“Nicaragua va a quedar sembrada de hoyos y los ríos contaminados con cianuro y todos los químicos que utilizan en la industrialización del oro. Es una actividad que no beneficia al pueblo porque el que se lleva el dinero es la compañía. Yo diría: si se reflejara en las localidades el beneficio del oro, pueblos como Siuna, Bonanza, Santo Domingo de Chontales, ya debían ser grandes ciudades y son unos pueblos miserables, o sea, el beneficio local ni se ve, el beneficio local debe ser poco y se pierde en la oscuridad del espacio. Es la actividad menos rentable para un país y la más dañina en términos de destrucción del paisaje», apuntó.
El científico afirmó que donde hay minería, hay deforestación, socavamiento, erosión, acumulación de agroquímicos venenosos.
El estudioso de la Geografía nicaragüense dijo que aún se puede hacer algo, no para revertir el daño ya causado, sino para evitar causar más perjuicio.
“La única forma de detener el deterioro de los bosques es recuperar el bosque y este es un proceso natural, porque eso que están diciendo que están sustituyendo los pinos afectados por pinos nuevos, es una gran falacia, porque con una motosierra en media hora te vuelas un árbol de pino que necesitó 30 o 40 años para ser árbol, es una desproporción estar pensando así, porque vas a plantarlo a sabiendas que esa plantita va a tardar 30 o 40 años en llegar», precisó.
El científico dijo que no cree en la reforestación artificial, sino en la protección del bosque que aún queda y que por su propio proceso se puede autorregenerar y autopropagar.
Foto portada: Orlando Valenzuela.