Artesana de Catarina: “No pensé volver a revivir la misma historia de 2018”

* La comerciante Samadi Carballo cerró su negocio a raíz de las protestas antigubernamentales de hace dos años. Se venía recuperando a lo largo de 2019, pero este año tuvo que cerrar nuevamente como consecuencia de la pandemia del coronavirus.

Eva Inestroza / IP Nicaragua

Después del cierre prácticamente forzado de su negocio, en mayo de 2018, la comerciante Samadi Carballo Torres, de 56 años, no pensó que se repetiría la misma historia en este 2020.

Sin embargo, la nueva crisis generada por la pandemia del covid-19 la ha obligado nuevamente a cerrar.

“Nunca pensé que volvería a cerrar mi negocio como en el 2018, porque nos ha costado recuperarnos”, afirmó Carballo, originaria de Catarina y con más de 18 años de ofrecer productos de artesanía en la comunidad de Santa Rita, del departamento de Masaya.

La crisis sanitaria afectó aún mas a los artesanos. Foto: Eva Inestroza / IP Nicaragua.

“La situación ahorita no está como en los primeros días. Hoy por hoy, estamos medio picando, porque cuando declararon el primer caso del virus en el país fue como si hubiera pasado un huracán por aquí. Nadie pasaba, ni carros, y los buses iban vacíos”, contó.

Las ventas, según la mujer, se paralizaron por el cierre de fronteras en otros países y el distanciamiento social practicado como medida para evitar la propagación del virus, ya que sus principales clientes son turistas centroamericanos y nacionales.

“Nuestros clientes son los que pasan sobre la carretera que va hacía Catarina, Masaya o Rivas, más los ticos, pero como las fronteras están cerradas no han pasado y las personas de los otros departamentos que vienen a pasear a estas zonas tampoco han venido”, lamenta.

No obstante, en estas últimas semanas, dice, ha tenido visitas de compradores hondureños y algunos “gringos”, pero que le han comentado que son residentes del país.

“Por eso te digo que se ha estado picando, porque esta semana se ha vendido un poco al menos, (pero) ni comparado a marzo. Cuando el Minsa anunció los casos de coronavirus, se detuvieron las ventas. Me tocó cerrar como dos semanas, pero aquí estamos otra vez perseverando”, expresó.

Proceso de la reactivación

Estos dos últimos años han sido todo un reto para Carballo y sus dos hijos, quienes se ganan la vida como emprendedores. Durante el estallido de la crisis sociopolítica en 2018, que generó varias protestas ciudadanas en todo el país, se vio forzada a cerrar por seguridad, y tuvo que sobrevivir casi dos meses de sus ahorros.

“Tuve que sacar todo de aquí y buscar una casa segura para guardar mis cosas, porque sobre esta carretera pasaban las personas armadas. Eso duró como desde el 5 de mayo hasta mediado de julio, que se dio la famosa operación limpieza”, recuerda Carballo.

Samadi Carballo Torres. Foto: Eva Inestroza / IP Nicaragua.

“En todo ese tiempo las cosas se pusieron carísimas. La libra de queso llegó a costar en Catarina C$100. Nosotros nos estuvimos manteniendo de unos ahorritos y para medio sobrevivir íbamos a comprar hasta el mercado de Masaya”, añade.

A finales de 2018, las ventas tuvieron un leve incremento, al igual que en 2019 y al inicio de este año. “Medio nos íbamos recuperado, pero ahora con lo del virus volvió a caerse todo, con decirte que durante la semana santa no se vendió del todo nada”, lamenta.

La salud es primero, asegura la emprendedora. Foto: Eva Inestroza / IP Nicaragua.

A pesar de la falta de clientes en el lapso de la semana santa, Carballo dice que abrió todos los días, desde las 7:00 de la mañana su negocio. “A uno nunca se le quita el ánimo de abrir, aunque sea para cuidar”, al menos, “estos últimos días he realizado una o dos ventas al día”, detalla.

Carballo también cuenta que su hija mayor tiene a cargo un pequeño quiosco en un colegio público, ubicado en Catarina, pero ante la ausencia de estudiantes las ventas han disminuido. “Si antes llegaban 60 niños, ahora dice que solo están llegando 15, mi otro hijo es camionero por cuenta propia y también le está yendo mal”, resiente.

Huerto y artesanía

La variedad de artesanía que ofrece Carballo en su negocio proviene de San Juan de Oriente y La Paz Centro. Ofrece maceteras de barro y plástico, jarrones, floreros, juegos de madera, cuadros, llaveros, entre otros.

Las piezas las adquiere sin decorar, por lo que ella se encarga de lijarlas y pintarlas.  “Mi hija pasó un curso de pintura y ella fue la que me enseñó a decorar las piezas. Aunque tengo 25 años de tener diabetes y me he visto afectada de la vista, por lo que hago un gran esfuerzo con el pincel, pero no dejo de hacerlo”, expresa.

Además de la artesanía, Carvallo tiene un huerto, donde ofrece diversas plantas, como: orquídeas, palmeras, cipreses, isidoras y una variedad de cactus, que son los que tienen mayor demanda.

Foto: Eva Inestroza / IP Nicaragua.

“Muchas de estas plantas yo las reproduzco, otras las compro en Campos Azules, La Curva y en los Pueblos Blancos”, indica.

Carballo reconoce la rapidez con la que se ha extendido el virus en el país y a nivel mundial, y que las medidas que ha planteado la Organización Mundial de la Salud (OMS), como la implementación de cuarentena, así como el distanciamiento social para evitar el contagio, son necesarias para controlar o disminuir la pandemia, pese a que económicamente los trabajadores independientes se vean afectados.

“Sobre todas las cosas está la salud. Dios nunca desampara a uno. Solo esperamos y tenemos fe que esto va a pasar, y que pronto volvamos a la normalidad porque han sido dos años bien duros”, comenta la comerciante.

 

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