A un año de la confiscación de la Universidad Centroamericana (UCA), la Provincia Centroamericana de la Compañía de Jesús, recordó que el cierre representa un «daño al patrimonio científico y cultural de Nicaragua».
El cierre de la UCA, el 15 de agosto de 2023 bajo el argumento de que era un centro de «terrorismo», fue una estocada contra la educación y la libertad de pensamiento en Nicaragua.
«Hoy se cumple el primer aniversario de la impune e injustificada confiscación, por parte del Gobierno de Nicaragua, de la Universidad Centroamericana, sus centros de investigación, bibliotecas, colecciones históricas de documentos, catálogos de recursos naturales, propiedades y recursos financieros», recordó la Compañía de Jesús.
La UCA, bastión de la lucha civica en 2018, fue un centro donde cientos de nicaragüenses se resguardaron de la represión policial ese año y un lugar donde los estudiantes continuaron las protestas contra el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
El Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica (IHNCA), ubicado en el campus de la UCA, constituía el más importante foro de documentación bibliográfica y hemerográfica del país.
El cierre y posterior confiscación de la UCA constituye una «grave violación al derecho a la educación de miles de jóvenes», así como la «libertad de cátedra de cientos de docentes que estaban contribuyendo al desarrollo cultural y científico del país; a los derechos laborales de todo el personal universitario, al derecho de propiedad de la Compañia de Jesús, además de ser una grave violación al inalienable derecho al debido proceso legal y a la legítima defensa».
Cierre de la UCA se recuerda con «indignación»
La Provincia Centroamericana de la Compañía de Jesús recordó el cierre de la universidad con «profundo dolor e indignación, pero con inquebrantable esperanza e irrenunciable exigencia de justicia».
Fundada en 1960 por la Compañía de Jesús, la UCA fue la primera universidad privada en Centroamérica.
El cierre de la UCA se enmarca en un contexto de represión sistemática en el país que « continúa hasta el día de hoy en contra de cualquier persona o institución que resulte sospechosa de no estar de acuerdo con el régimen, incluida las instituciones religiosas de diversas nominaciones», denunció la Compañía de Jesús.
La represión que viven los nicaragüenses ha sido calificada como «crimen de lesa hurnanidad» por el Grupo de Expertos en Derechos Humanos sobre Nicaragua conformado por el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.