- «Nos solidarizamos una vez más con los privados de libertad por causas políticas, con sus familias, con los medios de comunicación, con los periodistas», dice el comunicado emitido este lunes.
Redacción / IP Nicaragua
La Comisión de Justicia y Paz de la Arquidiócesis de Managua se declaró en contra de los “mecanismos políticos” que en Nicaragua, siguen lesionando los derechos fundamentales sobre la libertad de pensamiento y de expresión.
“Nos preocupa que a varios hermanos de otros países que prestan valiosos servicios en el nuestro se les afecte, limitándolos en su permanencia en Nicaragua”, denunció la Arquidiócesis de Managua en un comunicado emitido este lunes.
En su mensaje, los obispos de la Comisión Justicia y Paz de la Arquidiócesis de Managua, también se solidarizaron con los privados de libertad por “causas políticas”.
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El más reciente informe del Mecanismo para el Reconocimiento de Personas Presas Políticas contabiliza 125 presos de conciencia en las cárceles de Nicaragua, 115 de ellos relacionados al contexto de las protestas iniciadas en abril de 2018 y otros 10 ciudadanos desde fechas anteriores.
En Nicaragua, toda persona crítica al Gobierno de Daniel Ortega y Rosario Murillo es perseguida, asediada y hostigada por las fuerzas policiales o turbas de fanáticos del partido Frente Sandinista de Liberación Nacional.
“Nos solidarizamos una vez más con los privados de libertad por causas políticas, con sus familias, con los medios de comunicación, con los periodistas y con todas las personas que se ven afectadas y en algunos casos impedidas de emitir sus opiniones y brindar información objetiva y veraz”, señala el comunicado número 18 de esta comisión.
Presos son “recapturados”
Según el informe del Mecanismo para el Reconocimiento de Personas Presas Políticas, de los 115 presos políticos detenidos en el contexto de la crisis sociopolítica, 110 se encuentran en los distintos centros del Sistema Penitenciario Nacional de Nicaragua, mientras que cinco permanecen en delegaciones de la Policía Nacional.
De acuerdo con el informe de esta organización, un total de 36 reos de conciencia, son personas excarceladas políticas que fueron liberadas y beneficiadas por la Ley de Amnistía aprobada en junio de 2019.
No obstante, luego fueron recapturadas y “algunos se enfrentan por segunda, y en algunas casos hasta por tercera vez, a procesos judiciales”.
Del total de encarcelados, hay 111 hombres, cuatro mujeres y una mujer trans que permanece encerrada en un penal de varones, de acuerdo al informe, caso que ha sido denunciado por organizaciones de derechos humanos.
Los presos de conciencia del Gobierno Ortega y Murillo con frecuencia son acusados por delitos comunes como posesión o tenencia, o tráfico de estupefacientes, psicotrópicos y otras sustancias controladas, robo con violencia o intimidación, tentativa de homicidio y tráfico, tenencia y uso de armas restringidas, resume el informe.
La semana pasada, la Organización de Estados Americanos (OEA) demandó la liberación de los más de 100 presos de conciencia que hay en el país, como una condición para que puedan desarrollarse elecciones libres y transparente el próximo 7 de noviembre.
Oportunidad para “meditar”
Los obispos exhortaron, principalmente, a los “actores sociales con responsabilidades” a que aprovechen el tiempo de Cuaresma para que procuren meditar sobre las circunstancias que se viven en Nicaragua.
Desde abril de 2018, un total de 328 personas fueron asesinadas y más de 2 mil resultaron heridas. La crisis sociopolítica en la está sumergido el país dejó a varios estudiantes expulsados de las universidades, más de 70 periodistas exiliados y más de 100 mil nicaragüenses que se vieron obligados a salir del país, debido a la persecución política.
“En la Cuaresma el amor misericordioso de Dios nos da a todos, y en las actuales circunstancias especialmente a los actores sociales con responsabilidades, la oportunidad de meditar, reflexionar y cambiar para el bien de la sociedad nicaragüense, para erradicar los principales males como la violencia generalizada y la inseguridad en la que vive cada ciudadano”, señalan los obispos.